5 ideas para gestionar el dolor emocional

La vida está llena de momentos. Momentos buenos, momentos medianamente buenos, otros normalitos, algunos malos y otros, tremendamente malos.

No nos gustan los malos momentos. Huimos como guepardos enloquecidos de ellos. Pero si miramos hacía atrás y los analizamos, probablemente nos demos cuenta lo mucho que hemos aprendido de esas situaciones "arañazo". Aquellas que nos arañan las entrañas y nos superan.

Estudios recientes han demostrado que el dolor emocional activa áreas del cerebro similares a las que se activan cuando sufrimos un dolor físico (por ejemplo cuando nos damos un golpe en el pie). Es razonable entender por qué evitamos los momentos complicados o aplazamos decisiones que pueden acarrear consecuencias dolorosas.

Aún así, nadie se escapa. En la vida hay momentos de dolor.

Aquí van 5 ideas que pueden ser de utilidad para gestionar el dolor emocional

1. No evites el dolor. Aunque te digan que te distraigas , aunque te digan "anímate" por activa y por pasiva. No lo evites. Cuanto más te esfuerces en sentirte bien, más dolor emocional sentirás.

2. Conéctate físicamente con ese dolor. Para de pensar. Sólo siente profundamente el dolor en tu cuerpo. ¿En qué áreas lo notas? ¿Cómo es ese dolor?

3. Cuando tu cabeza te diga: "no puedo soportar más dolor" piensa en todas las situaciones en las que has sentido dolor y has superado. Tienes muchos recursos dentro tuyo y eres mucho más fuerte de lo que crees.

4. Escribe sobre tu dolor. En momentos ultra dolorosos saca papel y bolígrafo y derrama todo lo que lleves dentro en el papel. A poder ser, realiza esto con la mano no dominante (es decir, si eres diestro, prueba de realizarlo con la izquierda y viceversa).

5. Grita si es necesario. Nos han educado de forma políticamente correcta. Lo positivo es estar bien, alegres, productivos… ¡Al carajo! Todo el mundo tenemos derecho a estar mal y un grito profundo de vez en cuando libera mucha tensión.

Y si sientes que tu dolor no se desvanece con el paso del tiempo, pide ayuda. Todos nos la merecemos y no somos superhéroes, tú tampoco.

Y recuerda, no hay mal que cien años dure.

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