6 Motivos detrás de los pensamientos catastróficos: ¿Cómo afrontarlos?

Los pensamientos catastróficos implican que las personas asuman el peor de los casos y hasta se piense que las cosas son mucho peores de lo que realmente son. Tanto niños/as como personas adultas pueden tener este tipo de pensamientos recurrentes. Pero, ¿por qué surgen y cómo podemos afrontarlos?

¿Qué son los pensamientos catastróficos?

Catastrofizar o tener pensamientos catastróficos es cuando tendemos a imaginar un escenario con todo lo que nos puede salir mal. Por lo tanto, si estas ideas pasan de manera recurrente, podríamos decir que se trata de un tipo de distorsión cognitiva. En muchas ocasiones, tender a esta clase de pensamientos puede llegar a ser muy abrumador y hasta puede dificultar que una persona se dé cuenta de estas ideas le están afectando. Esta clase de pensamientos suelen acabar estando en todos los discursos interiores, causando problemas psicológicos en aquellos que tienden a tenerlos.

¿Por qué mi mente piensa cosas que no quiero pensar?

El pensamiento catastrófico puede ocurrir en respuesta a eventos traumáticos en el pasado que han acabado perpetuando nuestra manera de ver el mundo. Además, estas experiencias negativas también pueden conducir a reforzar creencias como que no se debe confiar en las personas. Este tipo de pensamientos recurrentes pueden tener relación con diferentes condiciones de salud mental:

1. Ansiedad: Las investigaciones apuntan a que las personas que suelen tener pensamientos catastróficos tienen más probabilidades de padecer de un trastorno de ansiedad. De hecho, los pensamientos negativos y la ansiedad suelen estar muy relacionados.
2. Depresión: De la misma forma que pasa con la ansiedad, los estudios también muestran que este tipo de pensamientos pueden acabar provocando sentimientos de desesperanza, que pueden llegar a contribuir a desarrollar de un trastorno depresivo.
3. Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Ante experiencias traumáticas, el pensamiento catastrófico también puede acabar siendo un precursor de los síntomas del trastorno de estrés postraumático.
4. Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Es muy común que las personas con TOC acaben obsesionándose con la posibilidad de que existan eventos dañinos importantes, como puede ser tener una enfermedad o contaminarse con agentes patógenos, sufrir robos o incursiones en la vivienda o catástrofes con el gas, por ejemplo. Esto puede conducir a experimentar de pensamientos negativos o catastróficos.
5. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): Los pensamientos catastrofistas en personas con TDAH pueden llevarles a comportamientos impulsivos.
6. Baja autoestima: Los pensamientos recurrentes negativos y catastróficos también pueden ser un signo de que la persona tiene una mala percepción sobre sí misma, sobre todo si estas ideas están relacionadas con su falta de habilidades o cualidades.
7. Control: La necesidad de control de algunas personas les lleva a intentar anticipar cualquier eventualidad y a prepararse para ello, esto les lleva al catastrofismo y a la hipervigilancia.

Estas son algunas de las principales causas que están detrás de los pensamientos catastróficos. Si sientes que este tipo de ideas te están afectando en tu día a día, te recomendamos que acudas a un psicólogo/a profesional para tratarlos y afrontarlos.

¿Cómo afrontar los pensamientos catastróficos?

Además de acudir a terapia, existen algunas técnicas que pueden ayudarte a afrontar los pensamientos catastróficos. Algunos de los consejos que puedes aplicar para ayudar a controlar estas ideas negativas son los siguientes:

• No se debe confundir lo posible con lo probable: Es posible que ocurra una desgracia, pero es muy poco probable. Ponerse en el peor escenario no es adaptativo ni ayuda a la hora de afrontar los problemas porque los magnifica y puede llevarnos a la sobreactuación.
• Aceptar que pueden suceder cosas desagradables: La vida no siempre será de color de rosa. De hecho, siempre está llena de desafíos, de la misma manera de que existen días buenos y malos. Es decir, tener malas experiencias o malos días no significa que todo será así.
• Reconocer los pensamientos irracionales: El catastrofismo suele tener ideas que no son racionales, es decir, que no tienen lógica si se analiza detenidamente. En la mayoría de casos, estos pensamientos negativos solo se centran en aumentar el malestar sin aportarnos nada útil en nuestras vidas. Al reconocer que no están basados en nada lógico, las personas tienen más herramientas para manejarlos.
• Razonar con los pensamientos negativos: En lugar de intentar eliminar este tipo de pensamientos, lo mejor que puedes hacer es precisamente dialogar con ellos. Al ver que muchas de estas ideas no tienen un fundamento real, sino que se basan en imaginaciones, es muy posible que puedas afrontarlos.
• Pensar en otro resultado: En lugar de creer que ante una acción acabes experimentando resultados negativos, intenta concentrarte en obtener una opción más positiva.
• Usa las afirmaciones positivas: Cuando estamos ante pensamientos muy catastróficos, una persona debe creer que puede superar sus obstáculos, sean cuales sean. Ante ello, pensar afirmaciones positivas, es decir, palabras que nos ayuden a centrarnos en aquello más positivo de nosotros/as puede ayudarte a superarlo.
• Céntrate en tu autocuidado: Es más probable que experimentes de pensamientos catastróficos si estás muy estresado/a o sientes mucha ansiedad. Por lo tanto, enfocarte en descansar lo suficiente y participar en técnicas para aliviar el estrés, como puede ser el ejercicio, la meditación o escribir un diario, te ayudará a sentirte mucho mejor.
• En ocasiones se ligan pensamientos mágicos al catastrofismo: Si vigilo lo que pasa puedo controlar que no ocurra algo horrible, por ejemplo, cuando en realidad no existe ninguna relación entre un hecho y el otro. Debemos detectar estos pensamientos mágicos y eliminarlos para no caer en la preocupación constante sobre catástrofes.   

En muchas ocasiones, las personas que sufren de pensamientos catastrofistas tienden a percibir todo mucho peor de lo que realmente es, lo que acaba limitándoles ante muchos aspectos. Por este motivo, es importante afrontarlos y tomar las riendas de nuestra mente.

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