Amor parental, amor filial... ¿y qué hay del afecto del cuidador, aunque no esté vinculado por sangre?

Actualmente existe cada vez la figura de cuidador infantil, la cual desarrolla afecto hacia el niño y sufre ante la separación.

1 OCT 2014 · Lectura: min.
Amor parental, amor filial... ¿y qué hay del afecto del cuidador, aunque no esté vinculado por sangre?

En la sociedad en la que vivimos, cada vez es más común que por las exigencias diarias ( trabajo, labores diarias, compromisos...) los hijos tengan, a lo largo de su crianza, una o varias figuras que les cuidan durante la ausencia de los padres. 

Estas figuras, denominadas cuidadores infantiles, se encargan de gran parte de las necesidades del niño: levantarlo, vestirlo y asearlo, darle de desayunar,llevarlo al colegio, recogerlo, juegar con él, cuidarlo cuando esta enfermo.... Todas estas y otras funciones son las que el cuidador realizar, y mediante las cuales, poco a poco se va gestando un afecto, una confianza y un mutuo conocimiento importante.

Cuando el niño es un bebe y comienza a crecer, esta relacion se torna tan importante, que incluso llega un punto en el que el niño denomine  "mamá" o "papá" al cuidador. Es normal que haya esta confusión, y es natural que el niño vea ese rol en el cuidador. Pero es verdad que hay que saber definir la diferencia para que el niño comprenda que este papel que juega la persona que le cuida es a título temporal e intermitente.

Los padres a su vez, son los que sienten la inseguridad y el miedo de dejar a sus hijos con  una persona en principio desconocida o no tan íntima. Es importante que se genere una confianza y una comunicación entre ambas partes, donde haya un mutuo entendimiento de las necesidades del niño. De esta manera los padres continuan en contacto con la crianza de sus hijos, con sus procesos y sus dificultades.  

Es por ello, que no hay que menospreciar el afecto que se establece entre el cuidador y el niño, teniendolo en cuenta en la toma de decisiones relacionadas con el mantenimiento de su contacto y su duración. Cuando se da una separación prolongada o estable, el cuidador sufre la separación, y aunque el niño tenga la capacidad de readaptarse facilmente al cambio, también será una experiencia que marcará su manera de relacionarse y su carácter. 

Hay muchos tipos de amor: el de los padres hacia su hijo, el de un hijo hacia sus padres, el de los enamorados... Y por ello, nos gustaría hacer un pequeño tributo a todos esos cuidadores que hacen de su trabajo un placer y una experiencia preciosa al lado de esas "personitas" que tienen tanto que aportar y que darnos: los cuidadores infantiles. 

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Escrito por

María Polite

Graduada en Psicología por la Universidad del País Vasco. Especializada en psicoterapia integrativa Gestalt, terapia corporal bioenergética, técnica EDMR, psicología de los enatipos, la risoterapia y la formación sistémica de la pareja. Sus terapias tienen el objetivo de lograr que las personas puedan vivir en armonía consigo mismas.

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