Ciberbullying y bullying: Diferencias principales entre estas dos problemáticas

El acoso escolar o también llamado bullying, es un problema que preocupa cada vez más a la sociedad, sobre todo en el ámbito escolar.

22 MAY 2023 · Lectura: min.
Ciberbullying y bullying: Diferencias principales entre estas dos problemáticas

El bullying (también llamado acoso escolar), es un problema que cada vez preocupa más a la sociedad, sobre todo en el ámbito escolar. En la actualidad, es considerado como una problemática grave que conlleva consecuencias negativas tanto para la víctima como para el propio agresor (Salmivalli, 2010). Aunque las nuevas tecnologías han supuesto una gran revolución, también han producido un cambio en la forma de comunicarse y, por ende, ha generado cambios en problemáticas sociales como, por ejemplo, en el acoso escolar. El maltrato entre iguales no es una problemática actual, pero sí que es cierto que las vías por las que se produce el bullying han cambiado a lo largo del tiempo y han surgido nuevas formas de ejercer el acoso. Una de estas formas es conocida como ciberbullying (o ciberacoso) y es aquel tipo de acoso que se da a través de internet. 

Tanto el bullying como el ciberbullying generan consecuencias psicológicas para la víctima, el acosador y los observadores. Si quieres saber de qué se trata el bullying y en qué se diferencia del ciberbullying, sigue leyendo este artículo. 

¿Qué es el bullying? 

La palabra bullying es un término que proviene de la palabra en inglés "bull" que significa "toro", un animal fuerte que puede arremeter contra los más pequeños y débiles. Según algunos autores (Avilés, 2006; Olweus, 1978,1998,2003; Ortega, 1992; Solberg, 2003), el acoso escolar hace referencia a un tipo de maltrato entre iguales que se da en espacios escolares compartidos durante largos períodos de tiempo, en los que se generan situaciones de sumisión y dominación. En este maltrato el agresor ejerce una conducta de poder abusivo hacia las víctimas, llegando a generar problemas graves de salud tanto a nivel emocional como físicamente por estar experimentando situaciones violentas de forma continuada, dejado de esta manera a la víctima sin opción de defenderse. 

Según Del Rey y Ortega (2007), el bullying era considerado un tipo de violencia interpersonal dentro del ámbito escolar. "Las dos leyes que mantenían el bullying eran: la ley del silencio (víctima y espectador callan por temor a las represalias o porque lo sienten como un problema ajeno) y la ley del dominio y sumisión" (Ortega, 1998).

En el bullying tradicional las diferentes formas de ejercer el acoso pueden ser directas e indirectas (Ericson, 2001; Limber & Nation, 1998; Olweus, 1978; Tattum, 1989). En relación con el acoso directo, se distinguen, por un lado, el que ejerce violencia física, con la intención de hacer daño y lesiones físicas (golpear, empujar y escupir) y por otro lado la violencia verbal con el fin de generar daño emocional en la víctima (insultos, rumores, burlas). La agresión indirecta, se diferencia claramente de la anterior por ser más sutil, ejerciéndola por medio de actos de manipulación (extorsionar, amenazar y excluir socialmente a la víctima con el objetivo de conseguir su aislamiento) (Ortega-Ruiz, 1997; Olweus, 1989; Mendoza, 2014).

Otra forma de ejercer acoso escolar hace referencia a las diferencias de género; algunos estudios vieron que existían ciertas relaciones entre el género y las distintas formas de ejercer acoso. Los varones adolescentes, hacían mayor uso de la violencia física y se encontraban más envueltos en asuntos relacionados con el acoso, mientras que las mujeres eran más proclives a utilizar agresiones verbales indirectas mediante, cotilleos, exclusión social, o hacer correr rumores (Guerra et al., 2011).

Estudios han demostrado que los chicos tendían a ser más agresivos que las chicas, lo que se entiende gracias al refuerzo social que los anima a expresar una actitud hostil y agresiva hacia sus iguales (Taquette et al., 2003).

¿Qué es el ciberbullying? 

A parte de las formas tradicionales de ejercer acoso, con la aparición de las nuevas tecnologías, aparece una nueva forma de intimidación, el cyberbullying (Kowalski, Schoroeder, Giumetti y Lattaner, 2014). Según Mendoza (2014) el cyberbullying tiene la finalidad de generar un daño constante y permanente en el cual el agresor utiliza una identidad falsa para no ser identificado por la víctima, manteniendo a ésta en un nivel de total indefensión.

El ciberacoso no es más que una extensión del bullying tradicional, que se ejerce a través de medios electrónicos tales como, mensajes instantáneos, llamadas telefónicas, correos electrónicos, fotos, redes sociales, imágenes embarazosas y rumores en páginas web personales, con la intención de hacer daño a otra persona por medio de repetidas conductas hostiles, incluyendo diferentes formas de agresión, tales como la exclusión intencionada de la víctima de todos los grupos y redes sociales, hacer uso de mensajes ofensivos y malintencionados, denigración mediante difusión de falsos rumores con la finalidad de dañar a la víctima, suplantación de personalidad haciéndose pasar por ella para ponerla en el punto de mira, desvelar y difundir secretos o imágenes en las redes de la ciber víctima (Castañeda Vázquez et al., 2020; Elipe Muñoz, 2017; Ordóñez y Prado Cabrera, 2019).

¿Cuál es la diferencia entre el bullying y el ciberbullying? 

Según Barlett (2019) hay cuatro características propias que lo diferencian del bullying tradicional:

  1. Anonimato: La primera característica, es el anonimato, utilizado para que la víctima en cuestión nunca llegue a detectar quien fue el responsable de esos ataques dañinos, ya que muchos de los acosadores utilizan nombres, direcciones y cuentas de redes sociales falsas ocultando así su propia identidad.
  2. Asimetría de poder: La segunda, hace referencia a la asimetría de poder al no existir un contacto directo entre el ciber agresor y la ciber víctima.
  3. Permanencia y repetición de los ataques: La tercera característica, hace referencia a la permanencia y repetición en el tiempo de estos ataques, por lo que una publicación que mande el agresor podría llegar a ser vista y comentada por la mayoría de sus iguales.
  4. Contacto entre víctima y acosador: Finalmente, la cuarta característica muestra cómo, a diferencia del bullying tradicional, el cyberbullying no presenta ningún tipo de contacto físico. Por ello, el acosador al no tener presente a la víctima, no se siente culpable del daño que está ejerciendo sobre ella por lo que no cree estar acosando a nadie (Starbuck, 2018).

En resumen, en el ciberacoso la posibilidad de escapar del ataque es nula, ya que el agresor cibernético puede realizar el ataque en cualquier momento, lo que se presenta con el característico "24/7" (posibilidad de atacar a la víctima en cualquier momento, 24 horas, 7 días de la semana), manteniéndose siempre oculto gracias al anonimato y teniendo la posibilidad de tener una mayor audiencia (Gradinger, Strohmeier y Spiel, 2010; Ortega-Ruiz, Del Rey y Casas, 2016; Starbuck, 2018).

Se ha comprobado que el hecho de estar involucrado en algún asunto relacionado con el cyberbullying, se encontraba muy ligado al hecho de estar viviendo una situación de bullying tradicional, no ocurriendo lo mismo al contrario; por lo que, si un adolescente estaba siendo víctima del bullying tradicional, presentaba una alta probabilidad de convertirse en ciber agresor o ciber víctima, por lo que según señalan Ybarra y Mitchell (2004), las tecnologías de información comunicación cumplen un rol compensatorio para aquello que no se puede hacer cara a cara (Ordóñez y Prado Cabrera, 2019).

Aunque ambas problemáticas tengan características distintas, la realidad es que tanto el ciberacoso como el bullying tradicional generan graves consecuencias, no sólo en la víctima sino que también en el agresor y en aquellas personas que presencian los maltratos. Algunas de estas consecuencias pueden ser ansiedad, baja autoestima e incluso, depresión o estrés postraumático. Si te encuentras en alguna de estas situaciones es recomendable que pidas ayuda a un profesional para que pueda ofrecerte la ayuda que necesitas. 

PUBLICIDAD

Escrito por

Marcos Nuño Gay

Ver perfil

Bibliografía

  • Alavi, N., Roberts, N., Sutton, C., Axas, N., & Repetti, L. (2015). Bullying victimization (being bullied) among adolescents referred for urgent psychiatric consultation: prevalence and association with suicidality. The Canadian Journal of Psychiatry, 60(10), 427-431.
  • Arango, A., Opperman, K. J., Gipson, P. Y., & King, C. A. (2016). Suicidal ideation and suicide attempts among youth who report bully victimization, bully perpetration and/or low social connectedness. Journal of adolescence, 51, 19-29.
  • Avilés, J. M., Irurtia, M. J., García-Lopez, L. J., & Caballo, V. E. (2011). El maltrato entre iguales:" bullying". Psicología Conductual, 19(1), 57.
  • Baiden, P., & Tadeo, S. K. (2020). Investigación de la asociación entre la victimización del acoso y la ideación suicida entre adolescentes: evidencia de la Encuesta de Comportamiento de Riesgo Juvenil 2017. Abuso y negligencia infantil, 102, 104417.
  • Baiden, P., Stewart, S. L., & Fallon, B. (2017). The mediating effect of depressive symptoms on the relationship between bullying victimization and non-suicidal self-injury among adolescents: Findings from community and inpatient mental health settings in Ontario, Canada. Psychiatry research, 255, 238-247.
  • Bravo-Andrade, H. R., Ruvalcaba-Romero, N. A., Orozco-Solís, M. G., & Macías-Espinoza, F. (2020). Factores individuales que protegen o favorecen el riesgo de suicidio adolescente: estudio cualitativo con grupos focales. Duazary, 17(1), 36–48.
  • Brunstein Klomek, A., Barzilay, S., Apter, A., Carli, V., Hoven, C. W., Sarchiapone, M., ... & Kaess, M. (2019). Asociaciones longitudinales bidireccionales entre diferentes tipos de victimización del acoso escolar, la ideación/intentos de suicidio y la depresión entre una gran muestra de adolescentes europeos. Revista de Psicología infantil y psiquiatría, 60(2), 209-215.
  • Carozo, J. C. (2015). Los espectadores y el código del silencio. Revista Espiga, 14(29), 1-8.
  • Castañeda-Vázquez, C., Moreno-Arrebola, R., González-Valero, G., Viciana-Garófano, V., & Zurita-Ortega, F. (2020). POSIBLES RELACIONES ENTRE EL BULLYING Y LA ACTIVIDAD FÍSICA: UNA REVISIÓN SISTEMÁTICA. Journal of Sport & Health Research, 12(1).
  • Nam, M. Y., & Kweon, O. H. (2017). La convergencia sobre el efecto del perfeccionismo maladaptivo de los adolescentes y la víctima de bullying en la ideación suicida: Centrándose en el efecto mediador de la comunicación padres e hijos. Diario de convergencia en Tecnologías de la Información, 7(4), 129-138.
  • Olweus, D. (1993). Acoso escolar, "bullying", en las escuelas: hechos e intervenciones. Centro de investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen, Noruega, 2.
  • Ordóñez, M., & Prado-Cabrera, K. (2019). Bullying y cyberbullying escolar en niños y jóvenes adolescentes: un estudio de caso. Maskana, 10(2), 32-41.

Deja tu comentario

PUBLICIDAD

últimos artículos sobre bullying

PUBLICIDAD