Cómo reducir el nivel de ansiedad

Debido a las excesivas demandas propias de la sociedad occidental en la que vivimos, resulta sencillo que a lo largo de nuestra vida experimentemos ansiedad en determinadas ocasiones.

Es por ello que resulta útil poner en práctica los siguientes procedimientos con el fin de aliviar dicha ansiedad.

Mantén hábitos de sueño y de alimentación saludables y regulares

Uno de los factores que influyen para que nos encontremos bajo un estado de ansiedad es tener una vida caótica o desorganizada. Por el contrario, tener una vida organizada, favorece la relajación.

Por tanto, acostarse y levantarse normalmente a las mismas horas y contar con una alimentación variada y equilibrada que se lleve a cabo, al igual que el sueño, en los mismos horarios, son factores que nos ayudan a sentirnos menos estresados.

Sin embargo, uno de los problemas a los que muchas personas se enfrentan cada noche es el hecho de conseguir conciliar el sueño y dejar de dar vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez. Para esto es fundamental elegir otro momento del día que no sea la noche para reflexionar acerca de preocupaciones y/o para planificar lo que se va a hacer al día siguiente. Además, si una vez en la cama, no logramos conciliar el sueño, debemos levantarnos de la misma e ir a otra habitación a realizar alguna actividad como por ejemplo leer una revista y sólo cuando comencemos a notar sueño, volver a la cama.

Realiza diferentes actividades a lo largo del día

Cada día debemos cubrir diversas necesidades dedicando tiempo no sólo a nuestro trabajo y obligaciones sino dedicando tiempo a nuestra pareja, familia y amigos, y es que la satisfacción obtenida del contacto social es otra forma de obtener relax. Además, debemos dedicarnos tiempo a nosotros mismos llevando a cabo alguna actividad que nos agrade.

Para personas cuya profesión requiera alto desgaste intelectual o para aquellas personas que suelen estar preocupadas, es recomendable realizar actividades de tipo manual, menos complejas o actividades que se lleven a cabo en contacto con la naturaleza. Al contrario, para las personas cuyo estrés proviene por la realización de actividades físicas como por ejemplo labores del hogar, es beneficioso llevar a cabo ocupaciones que estimulen el intelecto como son el aprendizaje de idiomas, por ejemplo. De este modo y sabiendo intercalar tareas con diferente grado de exigencia y descansos, el día resulta menos estresante.

Practica ejercicio físico

La práctica regular de ejercicio favorece el alivio de tensión física y ayuda a que sintamos un cansancio saludable. Esto hace más probable que tengamos un sueño realmente eficiente. Además, practicar ejercicio físico produce la liberación de sustancias como la serotonina que ayudan a disminuir la ansiedad obteniendo mayor sensación de bienestar. Algunos psicofármacos tienen por objetivo aumentar la síntesis de esta sustancia, sin embargo, practicar ejercicio es uno de los métodos naturales, saludables y económicos que existen para conseguirlo.

Discrimina qué es importante, aprende a delegar y actúa despacio

En multitud de ocasiones tenemos la sensación de que se producen más demandas provenientes de nuestro entorno de las que podemos tolerar. Presas del pánico, intentamos hacer todo en un período de tiempo en el que es prácticamente imposible. En estas ocasiones, lo más conveniente es diferenciar bien qué es lo más importante que no podemos dejar de hacer y qué no es imprescindible y saber delegar en otras personas.

Además, cuando estamos nerviosos, estresados, frecuentemente actuamos de manera muy rápida, con prisa, lo que puede hacer que nos sintamos más estresados. Para evitar este efecto, debemos intentar actuar despacio, esforzándonos por realizar correctamente lo que tengamos entre manos. El hecho de llevar a cabo las actividades con mayor lentitud, también hace que llenemos esos espacios de tiempo vacíos tan temidos por algunas personas.

Aprende y utiliza técnicas de relajación

Como su propio nombre indica, estas técnicas ayudan a relajarnos, es decir, hacen que nos sumerjamos en un estado que resulta imcompatible con un estado de ansiedad. La relajación, a la que algunos llamamos la "aspirina de la psicología", no sólo nos puede servir en un momento puntual de mayor estrés sino que sirve para que, en general, vivamos de un modo más tranquilo. Uno de los métodos más utilizados es la Relajación Progresiva de Jacobson no solamente por su eficacia sino porque además sigue un método de fácil aprendizaje. También, con el fin de relajarnos es muy útil aprender y practicar ejercicios con los que obtener una adecuada respiración.

Beatriz González Barbero. Psicóloga. Especialista en Análisis y Modificación de Conducta.

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