Cómo superar la vergüenza
Según Brené Brown, famosa socióloga, la vergüenza es una epidemia de nuestro siglo. ¡Pero tiene cura! Descubre cómo.
En artículos anteriores he hablado de emociones que, aunque podemos llamar negativas o molestas, son humanas, y por tanto inevitables y necesarias. No podemos, ni debemos reprimirlas, pero sí que podemos gestionarlas. Y he mencionado emociones como la tristeza, el miedo, la ira o los sentimientos de culpa.
Pero no he hablado aún de la vergüenza. Quizá es que me daba miedo, o vergüenza, hablar de la vergüenza. No por nada, Brené Brown, investigadora precisamente de esta emoción, dice sobre ella: "la vergüenza es una epidemia en nuestra cultura".
Y yo digo sobre ella: "la vergüenza es la gran epidemia en nuestra cultura".
Porque aunque la vergüenza presenta un proceso similar al de la culpa, no es lo mismo. La culpa es decir: "Hice algo malo; me equivoqué", está centrada en el comportamiento; vergüenza es decir: "Soy malo, soy un error", está centrada en uno mismo. Por eso puede llegar a ser bastante más perjudicial para nuestra autoestima.
Pero no sólo eso, porque la vergüenza no sólo son tus pensamientos negativos diciéndote que no puedes, que no eres lo suficientemente bueno y que los demás lo saben. Es también, cuando nos atrevemos, cuando podemos, cuando somos buenos: "¿Quién te crees que eres?".
Por tanto, ya sea en tus logros o en tus fracasos, cuando nos muestres tus debilidades o nos enseñes tus fortalezas, vergüenza es miedo a ser quien tú eres. Y eso es terrible.
Sin embargo, sentir un poco de vergüenza no es nada malo. Y esto deberían aplicárselo muchos de nuestros políticos o banqueros. Las únicas personas que no sienten vergüenza son las que no tienen empatía, los sociópatas (que son, me temo, muchos de nuestros políticos y banqueros).
Para Brené Brown, precisamente el antídoto de la vergüenza (la que nos impide ser nosotros mismos y estar a gusto con nuestra realidad) pasa por el desarrollo de dos habilidades:
La empatía. Capacidad para ponernos en el lugar del otro y saber cómo se siente. Si somos capaces de entender y aceptar cómo se sienten los demás, dejaremos de tener miedo de exponer nuestros auténticos sentimientos.
La vulnerabilidad. No es debilidad. Más bien al contrario: valentía. Dejarnos ver tal como somos, con nuestros defectos, con nuestros fracasos.
Las personas que exponen su vulnerabilidad tienen más iniciativa y tolerancia a la incertidumbre y al cambio, porque saben que a pesar de sus fracasos ellos seguirán siendo personas dignas y válidas.
Y es verdad. No queremos ver tu "yo perfecto". Queremos verte a ti. Y seas como seas, estamos seguros de que verte merecerá la pena.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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