¿Cuál es mi herida?

A veces, en el proceso de nuestra vida sentimos dolores que no identificamos, ni sabemos porqué de nuestro malestar. Identificar la herida es un paso hacia la curación.

8 FEB 2016 · Lectura: min.
¿Cuál es mi herida?

Después de bastantes años de terapia personal y de asistencia en la relación de ayuda, hoy he entendido algo.He experimentado un fenómeno conocido en psicoterapia como "insight", tras una "perlaboración".

Que no es otra cosa que aprehender de manera profunda y clarividente algo que ya llevo trabajando tiempo, tanto en mi propio proceso como en el proceso de terapia con mis pacientes/clientes.

En numerosas ocasiones mis pacientes me han transmitido que no sabían lo que les pasaba, que tenían este o aquel síntoma que les generaba sufrimiento, dolor, tristeza, incomodidad, rabia…y un largo etc.

" En una noche oscura...entendí algo:

- Lo que me pasa es que no sé cuál es mi herida -le hablaba a la nada en voz alta y le pedía que no me contestara, que me daba mucho miedo-.

- No me contestes, sólo escúchame.

Y le preguntaba:

- ¿Cuál es mi herida? Por favor, dímelo, ¿Cuál es mi herida?, ¿Cuál es mi herida para poder curarla?, ¿Cuál es mi herida para poder curarla?.... - repetía.

Cuando nos sentimos heridos desplegamos tantos mecanismos de defensa como creamos necesarios para curarnos. A veces, la herida es tan intangible que nos hacemos otras heridas para tener la sensación de que, al menos, con éstas, sí podemos hacer algo.

"Dime cuál es mi herida para poder curarla"

Cuando la herida está tan enterrada que solo se manifiesta mediante síntomas peregrinos nos es muy difícil discernir lo que nos pasa. En estos casos de confusión y desconcierto, al sentir tanto dolor y no encontrar ni saber cuál es la herida, al no entender que ocurre ni porqué actuamos así, es importante dar un paso: pedir ayuda.

A través de la relación de ayuda, se puede comenzar a indagar en la historia de la persona y, tirando de un fino hilo, encontrar cuál es la herida. En mi experiencia, a través de la relación de ayuda y de la propia resiliencia podemos encontrar respuestas y tratamiento para nuestras heridas. Me he encontrado que con estas heridas especialmente difíciles, que son enigmas a los ojos propios y ajenos, lo son porque no son nuestras. Quizá la herida es de nuestros padres, que nos la trasmitieron de manera subliminal con su comportamiento, condicionado a su vez por sus propios padres y así sucesivamente de manera generacional.

Creo, que en muchos de los casos que he tratado y en mí misma, las heridas que no encontramos, que no sabemos cómo curar, NO son nuestras. Hay heridas propias, por supuesto, pero esos síntomas extraños a nosotros, que no son propios ni cuadran con nuestra historia, se derivan de la historia de otros: callejones sin salida, desconcierto, desesperación, desaliento, darle vueltas una y otra vez a lo mismo, no encontrar razones, no saber qué nos pasa, no entender. Estos síntomas nos están diciendo algo más…

Y en una noche negra, hablando en voz alta, casi deseando empezar a ver espectros que emerjan de las sombras que contesten a mis preguntas, empiezo a entender algo. Solo cuando lo saco de mi cabeza y pregunto:

- ¿Qué me pasa?, ¿Cuál es mi herida?... Por favor! Imploro, ¡Dime cuál es mi herida para poder curarla!

Es en ese momento cuando llega la calma, cuando me doy cuenta de que "eso" que me atrapa, NO es mío. Esto que siento es la herida de mis padres, de otros, y yo la he heredado."

¿Cómo curar una herida heredada?

Mis maestros, terapeutas y colegas de profesión dirían que dentro del marco de la Psicoterapia y el Counselling Humanita Integrativo, un buen camino es el duelo terapéutico y trabajar a nivel emocional profundo. Y a mí me gustaría añadir, que esa es una buena manera, pero hemos de estar preparados para desprendernos de las heridas de los otros, sin olvidar que su herencia nos aporta identidad y un rol en el guión de vida.

La mayoría de las heridas tienen que ver con algo universal: la falta de amor. La primera falta de amor que cometemos los humanos de forma encadenada, es trasladar las heridas propias y la herencia de nuestros padres a nuestros hijos y como hijos, no desprendernos jamás de las heridas de nuestros padres. Como veis, a mi me parece un tema trans-generacional que merece una investigación en la historia familiar, aunque a veces solo podamos tirar de la intuición y confiar para identificar la herida y curarla. Haciendo este trabajo de desarrollo y sanación, estaremos introduciendo una brecha determinante en el patrón y, de esta forma, limpiando la línea familiar, lo que permitirá interrumpir su traslación a generaciones futuras. Hay esperanza para sanar hasta los más profundos traumas inconscientes y heredados. Empezar por "darse cuenta" puede ser la clave.

Eva Fontcuberta

Terapeuta Humanista y Counsellor

Equipo de Terapia Viva

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psicólogos
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Comentarios 1
  • Laura

    Hola, ¿cómo puedo trabajar para no heredar esa herida a mis hijos?

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