El apoyo familiar es determinante en los tratamientos de enuresis

El control de esfínteres es un proceso madurativo, y no es un proceso que nos debiera preocupar, porque llega solo, a cada niño/a en su momento, cuando están preparados/as. Sin embargo, cuan

14 MAY 2013 · Lectura: min.
Cuando un niño no consigue controlar sus esfínteres a una edad madura, es importante acudir a un experto para tratar el problema.

El control de esfínteres es un proceso madurativo, y no es un proceso que nos debiera preocupar, porque llega solo, a cada niño/a en su momento, cuando están preparados/as. 

Sin embargo, cuando no termina de llegar ese momento, pasan los años, y el menor sigue teniendo “escapes”, sobre todo nocturnos, empieza a preocuparnos el control de esfínteres. Le llamamos enuresis.

Sin duda, la mayor gravedad de la enuresis son los problemas psicológicos que pueden derivar en el niño/a y en su familia. Y probablemente, los que la generan.

Es recomendable revisar la actitud de los padres/madres en este proceso y cómo afronta el/la pequeño/a estos escapes.

Puede ocurrir que el menor se preocupe, se distancie socialmente, evite situaciones fuera de casa, tenga el sueño intranquilo, presente miedo, baja autoestima, etc.

Cuando observemos que el menor presenta algunas de estas situaciones, sin ninguna duda conviene tratar psicológicamente al menor y preparar a su familia.

Esto servirá para ayudarles a afrontar un proceso que puede ser más largo de lo deseable, y para fortalecer la personalidad del niño/a.

Además, es importante acompañar de forma positiva el proceso madurativo, apoyando éste hasta conseguir el control de esfínteres.

Y también, que un profesional detecte cuál puede ser el problema que lo genera, si lo hubiera, y por consiguiente tratar el mismo, adaptándonos a la edad del menor y su problema.

Podemos estimular, para que el menor aprender a controlar los esfínteres, siempre que ya exista la maduración para ello. La forma más adecuada, y teniendo en cuenta su edad es mediante el juego simbólico, la motivación y el refuerzo positivo a cualquier acercamiento, expresión o intento, aunque éste sea fallido.

Si el menor es capaz de verbalizar que esto le limita y lo sufre como un problema, será conveniente, que sepa que tiene solución, y que le motivemos al cambio, desde la auto-confianza, y las consecuencias positivas de conseguirlo.

Para ello, es muy importante el papel de la familia, y su apoyo positivo en el proceso de terapia.

Foto: Instituto de neurorehabilitación infantil Inpaula

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Escrito por

Dolores Rizo Vidal

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