El detective, la maestra y la depresión

¿Qué te pasa? ¿qué quieres? ¿por qué lloras? ¿por qué no te levantas? ¿quieres hacer algo? ¿quieres que vayamos algún sitio?

13 FEB 2015 · Lectura: min.
El detective, la maestra y la depresión

1.- ¿Qué te pasa? ¿qué quieres? ¿por qué lloras? ¿por qué no te levantas? ¿quieres hacer algo? ¿quieres que vayamos algún sitio?

2.- Deberías hacer un poco de ejercicio…, deberías quedar con algún amigo…, deberías levantarte a la hora de…, deberías asearte y arreglarte…, deberías ir al médico…

3.- No sé qué pensar…, ya no sé qué decirle…, ya no se qué hacerle…, ya no se qué proponerle…

Desde las primeras preguntas del "detective", atravesando por las lecciones de la "maestra", hasta acabar con las expresiones de desesperación, pueden transcurrir semanas, meses e incluso años. Es parte del léxico y la gramática utilizada por la persona que convive con un/a depresivo/a. Yo lo llamo el síndrome de la incomunicación.

La vía de comunicación del depresivo y el mundo se ha roto. Todo se inicia cuando el depresivo se siente incapaz de entender el por qué se siente tal mal. Le es imposible descifrar su mundo emocional. Confunde los tiempos, los espacios y las situaciones. Sus esfuerzos se dirigen más que al mundo exterior hacia su interior, con el único objetivo de comprender lo que le ocurre. El monólogo está iniciado. El diálogo está quebrado. Las palabras se reducen. Las expresiones se ausentan. Sus apariciones se minimizan y, cómo no, su rostro se apaga. Sí, la gran fuente de comunicación que es la cara queda encerada y totalmente inexpresiva. Sus ratos de soledad se incrementan. La lluvia de sus ojos aparece o en su caso ya está instalada. Sus ojos dejan de ver. Sus oídos dejan de escuchar y su tacto deja de notar.

Debemos reconocer nuestra propia secuencia que abría este pequeño artículo cuanto antes, con el objetivo de minimizar el sufrimiento, evitar el carácter crónico de la enfermedad y la adaptación del problema a la vida familiar. Debemos de dejar de jugar al detective y a la maestra y ser capaces de considerar el síndrome de incomunicación como la forma de "comunicarse" del depresivo. Y sí, deben ser consideradas señales de auxilio.

Las terapias psicológicas son uno de los mejores tratamientos, científicamente contrastados, para dejar atrás el síndrome de la incomunicación: la depresión.

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Escrito por

Vicente Cuenca Giménez

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