¿Están pensados los mitos (sobre la violencia de género) para reducir el apoyo social a las víctimas?

Los mitos sobre la violencia de género se definen como creencias estereotípicas sobre la misma, son generalmente falsas y sirven para minimizar, negar o justificar la agresión a la pareja.

4 DIC 2016 · Lectura: min.
¿Están pensados los mitos (sobre la violencia de género) para reducir el apoyo social a las víctimas?

Los mitos sobre la violencia de género se definen como creencias estereotípicas sobre la misma, son generalmente falsas y sirven para minimizar, negar o justificar la agresión a la pareja.

Os voy a empezar hablando sobre los mitos sobre la marginalidad, esto es, cuando se sitúa la violencia de género como algo excepcional, manteniéndola así como algo alejado del propio grupo y fruto de circunstancias excepcionales, y no como el problema social universal que es.

Los mitos sobre los maltratadores ponen el acento en factores personales de ese hombre (concreto) que le habrían llevado hasta la violencia y que, de un modo más o menos explícito, lo exoneran de culpa.

Los mitos sobre las mujeres maltratadas, desplazan la carga de la culpa de ellos a ellas y responsabilizan a las mujeres de lo que les sucede, bien sea porque algunas de sus características (de personalidad, de estatus, emocional...) supuestamente constituyen un "polo que atrae la violencia", bien porque se argumenta que consienten o solicitan esa violencia.

Durante la década de 1980 se difundieron de manera masiva estereotipos negativos sobre las mujeres independientes y trabajadoras, y de manera general también se atacó fuertemente al movimiento de mujeres y al feminismo, básicamente debido a los avances vividos en la década anterior en materia de igualdad y presencia de las mujeres en la vida pública. Autoras como Rosa Cobo (2011) señalan que hoy día, y debido a los avances hacia la igualdad efectiva entre mujeres y hombres y contra la violencia, estaría ocurriendo algo similar, que ella denomina "re-acción patriarcal".

Desde hace ya algunos años, y con mucha más visibilidad en estos momentos estarían surgiendo nuevos modelos de machismo, que desarrollarían un discurso a menudo paternalista o incluso victimista frente a las mujeres y pondrían en práctica microviolencias o micromachismos. Autores como Lorente (2009) se refieren a estos modelos como posmachismo, caracterizándolo como aquella estrategia o actitud de ciertos hombres que adoptan una imagen de supuesta sintonía con la igualdad, marcando incluso distancias respecto al modelo de convivencia patriarcal, pero denuncian hechos puntuales que les permiten lanzar una crítica que asegure su posición social de dominancia.

Más actualmente podemos hablar de los denominados neomitos, es decir, nuevos mitos evolucionados desde los tradicionales con objeto de lanzar un nuevo mensaje. Entre los ejemplos de estos nuevos mitos sobre la violencia de género estarían el llamado síndrome de alienación parental (SAP); la consideración de que las leyes criminalizan (considerando violencia de género) lo que son conflictos normales en las relaciones entre hombres y mujeres; la supuesta proliferación de denuncias falsas; o la consideración de los hombres como verdaderas víctimas del sistema.

Estos mitos o creencias de los que os hablo al principio (sobre la marginalidad, sobre las mujeres maltratadas, sobre los varones maltratadores y sobre la importancia del problema, a los que podríamos llamar "clásicos") generarían el sustrato que alimenta y refuerza los neomitos, a los que se ha denominado "negacionistas". Se trata de mitos que no solo niegan la existencia de la violencia de género, sino que dan un paso más hasta considerar que ésta es una exageración creada y utilizada por determinadas mujeres para perjudicar a los hombres, especialmente en los litigios de separación y divorcio y por la custodia de los/as hijos/as. Éstos serían, de acuerdo con nuestra propuesta, los mitos sobre la violencia de género con una mayor carga letal, aquellos sin los cuales el resto perdería su fuerza y su sentido.

En definitiva, cabe pensar que los diferentes mitos sobre la violencia de género se potenciarían los unos a los otros, con el objetivo de volver al punto de partida, a los tiempos en los que se negaba la existencia misma de este tipo de violencia considerándola como un hecho aislado, un tema privado de las parejas, pero incorporando como novedad justificaciones actualizadas que situarían a los hombres en el papel de víctimas (del sistema, de la legislación vigente...). Se produciría así una auténtica vuelta de tuerca al tema donde las víctimas (ciertas) pasarían a ser vistas como (supuestas) culpables.

Esperanza Bosch-Fiol, Victoria A. Ferrer-Pérez. Universidad de las Islas Baleares

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Escrito por

María José Megias

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