Estereotipos de género en bebés y niños

Los estereotipos nos encasillan, pero cuando se tratan de estereotipos de género provocan una brecha difícil de gestionar. Hoy os hablo sobre los estereotipos de género y cómo nos afectan.

5 DIC 2017 · Lectura: min.
Estereotipos de género en bebés y niños

Hoy voy a hablaros sobre los estereotipos de género, esas ideas preconcebidas que generan diferencias entre niños y niñas y más adelante entre hombres y mujeres, acabando por provocar una brecha entre ambos sexos y una diferenciación que en un origen no era tal.

Cuando nacemos somos prácticamente iguales, sólo nos diferencian los genitales pero los adultos nos encargamos de administrar esas diferencias que a simple golpe de vista no se ven: a las niñas se les hacen agujeros en las orejas para ponerles pendientes y se les viste de rosa, mientras que a los niños se les viste de azul. Ya desde el primer día de vida se nos ha marcado con un estereotipo de género: el color de la ropa.

De hecho, a pocas familias les verás que compren ropa azul para niñas y rosa para niños, a menos que en las ecografías haya habido algún error. Y si hay dudas, se optan por los colores neutrales como el beige o el gris. Eso sí, a todos los bebés se les viste en tonos pastel, ya que se consideran colores más delicados.

No obstante, no siempre fue igual. En un inicio a los bebés se les vestía de blanco, color asociado a la pureza, y no fue hasta la Primera Guerra Mundial que se cambió este concepto. Pero lejos de lo que tenemos hoy en día, se asoció el color rosa a los niños (color similar al rojo, que se vincula con la fuerza y la sangre) mientras que a las niñas se les vestía de azul (color asociado a la calma y la delicadeza). Fue a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando se cambiaron los colores, ya que los marines vestían de azul y por ello se asoció el color azul a los niños (que cuando crecían se les vestía de marineros, relacionándolo con la fuerza).

Sea como sea, la cuestión es que actualmente a los bebés se les diferencia con el color de la ropa, la pared de la habitación y hasta el carro en el que van.

Más adelante, cuando los niños van creciendo, esos estereotipos se incrementan y aparecen las diferenciaciones con los juguetes e incluso con las aficiones. No sólo el envase de los juguetes de niña es rosa y el de niños son azules, sino que además, los niños suelen jugar con muñecos de guerra o coches mientras que las niñas tienen cocinas o muñecas bebé a las que hay que alimentar y cambiar el pañal. Si a un niño se le ocurre jugar con una muñeca, probablemente los padres se dedicarán a hacer una "limpieza de cerebro" para convencer a su hijo de que los muñecos de niño son mejores y vivirán la elección de su hijo como un problema. Así, las niñas van creciendo con el concepto de que tienen que cuidar y estar guapas mientras que los niños crecen con la idea de que tienen que ser fuertes y nunca mostrar emociones. Además, en las niñas está bien visto que bailen, canten y jueguen a papás y mamás mientras que los niños tienen que jugar a deportes de equipo como el fútbol.

Por tanto, esas diferencias de aficiones, juguetes y de colores no es algo que vaya con los genes o los cromosomas X o Y, sino que se va imponiendo en la sociedad hasta que se instaura en nuestra manera de ser como un tatuaje, para toda la vida y generación tras generación. Poco a poco los niños van rechazando las muñecas y las niñas los muñecos, no por naturaleza, sino porque "es lo que tiene que ser" y se establecen las cosas de niños y las cosas de niñas como algo diferenciado y que no puede ser de otra manera. Si por ejemplo a un chico adolescente se le ocurre ir a clase con las uñas pintadas, se le tachará de gay y se le ridiculizará por ello hasta que se le quite de la cabeza la idea de volver a ir a clase con las uñas pintadas. Por lo contrario, si una chica adolescente se atreve a vestir de forma masculina y jugar a fútbol, se le tachará de "marimacho" y también se le ridiculizará hasta que se sienta un bicho raro.

A continuación os presento dos enlaces; el primero es sobre la diferencia entre los juguetes y cómo una niña, Riley, se indigna y es capaz de plantearse lo absurdo que es que las niñas no puedan optar a jugar con superhéroes o los niños con princesas, mientras que el segundo anuncio se trata de una campaña de concienciación del estereotipo de correr como una niña, pegar como una niña o batear como una niña.

Ambos vídeos hacen reflexionar del daño que provoca la sociedad y la diferenciación absurda que estamos generando entre todos con respecto al género.

¿Cuáles son las consecuencias en la vida adulta?

  1. Hacer más grande la diferencia entre hombres y mujeres. Repito, no somos tan diferentes unos y otros, nos encargamos de hacernos diferentes. Si crecemos con las ideas estereotipadas, una mujer siempre será el "sexo débil" mientras que el hombre tendrá que ser el "machote" que no puede llorar ni mostrar debilidad.
  2. Se favorece el machismo. La sociedad está llena de micromachismos de los que casi no somos conscientes muchas veces. Con las diferencias de género propiciamos que esos comportamientos e ideas machistas perduren.
  3. Dificulta la libertad de expresión de hombres y mujeres. Los hombres deben pensar y actuar de cierta manera y las mujeres como es propio en ellas. Así, salirse de la norma es algo que genera vergüenza y sentido del ridículo además de una pobre aceptación social.
  4. Limita a las personas y las encasilla en determinadas funciones sociales. Por ejemplo: la mujer tiene una baja de maternidad de 4 meses mientras que el hombre tiene una baja de un mes (antes era unos pocos días). Esa diferencia obliga a que sea la mujer la que se dedique más a los hijos, mientras que se mantiene el estereotipo de que el hombre es quien debe aportar el dinero a casa y por tanto, a una mujer le costará más optar a cargos de responsabilidad ya que los jefes consideran que llegará un momento de la vida en el que la mujer fallará porque será madre mientras que el hombre no.
  5. Contribuye a fomentar los casos de violencia de género. Si los hombres siguen considerándose por encima de las mujeres, es fácil que ejerzan control y si las mujeres siguen pensando que deben ser protegidas y cuidadas por el hombre, es más fácil que los hombres ejerzan ese poder y que haya una diferencia de jerarquía, cuando las relaciones de pareja deberían ser de igualdad.

Como veis, las consecuencias para la vida adulta son negativas tanto para un sexo como para el otro. Intentemos romper esa brecha y eduquemos desde la igualdad para que en la vida adulta no haya esas diferencias de género.

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, colegiada nº16918

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Escrito por

Encarni Muñoz

Encarni Muñoz es psicóloga sanitaria, especializada en adultos y con más de 10 años de experiencia. Realiza terapias individuales y de pareja a partir de una corriente integradora. Su objetivo es dotar a la persona de recursos y ayudar a descubrir los que posee para mejorar su calidad de vida en el mínimo número de sesiones posible.

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Comentarios 1
  • Lisseth Bruno

    Gracias me ayudo mucho con mi tarea

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