Frustración, ¿te quiero?

Si preguntamos a cualquier persona sobre ¿qué es la frustración? O ¿qué le sugiere o le genera esta palabra? ¿Cómo pensáis que respondería? Estoy segura de que muchos la verían con connotaciones negativas, algo que no gusta, que no queremos sentir.

Desde que nacemos nos encontramos piedras en el camino, piedras que las circunstancias nos traen, o piedras que nos ponemos nosotros mismos en ocasiones. En cosas importantes para nosotros, como que cueste mucho conseguir nuestras metas y necesiten a veces demasiado esfuerzo, o en cosas triviales como perder el último autobús que nos hace llegar tarde. Pero son situaciones que forman parte de la vida ¿no?

Yo creo que la frustración es necesaria, igual que lo son muchas de las cosas "negativas", y es que estamos en una sociedad hedonista, que está en busca permanente del placer, que condena y se aleja de las emociones negativas. La emociones negativas,¡ siguen siendo emociones!, debemos permitirnos sentir todas las emociones, permitirnos sentir ira, sentir tristeza… forman parte de nuestro ser y nos enseñan a aprender, a no volver a tropezar con las mismas piedras. Eso sí, sin quedarnos a vivir en una de ellas.

Por esto, la frustración es muy importante. Desde que somos pequeños aprendemos a frustrarnos cuando no nos dan todo lo que queremos o cuando nos caemos y luego nos volvemos a levantar. Por eso, a los padres más protectores, que de un tiempo a esta parte sois muchos, ¡no pasa nada! Hay que dejar que los niños refuercen su autonomía dejándolos experimentar, tanto las emociones positivas como las negativas. Esto hará que de adultos, sean personas preparadas para lo que la vida les quiera dar, para afrontar mejor la ruptura de una relación, para saber continuar ante la pérdida de un trabajo o para no caer en situaciones no adaptativas por evitar el dolor.

Así que, lo dicho, La frustración también es necesaria. Acogerla y guardarla en el cajón de las herramientas psicológicas, porque os será muy útil.

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