Horror vacui: Miedo al vacío
Cada vez son más las personas que tienen miedo a estar solas, solas consigo mismas...
El término se asocia especialmente al crítico e investigador italiano Mario Praz, quien lo usó para describir la atmósfera agobiante y desordenada de la época victoriana.
¿Qué es el horror vacui o el miedo al vacío?
Un concienzudo estudio de la Universidad de Virginia, muestra que los humanos no queremos quedarnos solos con nuestros pensamientos aunque sean sólo diez minutos. Cuando nos quedamos sin el móvil, libro, música o nada que hacer, es decir quedarnos con nuestros pensamientos ( con nosotros mismos diría yo). Esta experiencia puede suponer para el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres algo tan desagradable, que prefieren recibir una pequeña descarga eléctrica.
Cuando nos quedamos solos con nuestros pensamientos, nuestra mente comienza a vagar de un contenido a otro, sin rumbo ni finalidad hasta que encuentra algo que resulta atractivo y ahí se entretiene un rato; y vuelta a empezar. Esos contenidos pueden ser pensamientos que nos traen emociones, emociones sin pensamientos previos, también podemos sentir sensaciones. Y van y vienen en el orden temporal, cuestiones referentes al pasado que nos pueden traer juicios " si hubiera hecho esto..." si le hubiera contestado lo otro", "que tonto fui". Sin embargo también pueden ser pensamientos referentes al futuro " haré esto ..." "y si me dice lo otro".
En este estudio realizado en Virginia por Timothy Wilson dicen que "muestra que la mayor parte de la gente prefiere estar haciendo algo –incluso dañarse a sí mismos— que no hacer nada o sentarse en soledad con sus pensamientos". Los 11 experimentos muestran de distintas formas que los participantes, antes de quedarse solos consigo mismos, prefieren escuchar música, navegar por la red o mandar mensajes con su smartphone. Incluso recibir una desagradable descarga eléctrica y largarse a su casa antes de que pasen los 10 minutos.
Wilson y sus colegas intentan averiguar ahora a qué se debe esa pasión de las personas por hacer cualquier cosa en lugar de no hacer nada. En mi opinión esos pequeños ratos de estar conmigo misma los puedo transformar en un regalo, en un tiempo que me dedico y en el cual me siento, no en una silla, siento mis sensaciones corporales, me escucho en silencio, observo mi fluir mental y me conozco mejor.
Sin embargo, sí que me parece este estudio, aún siendo estadounidense, un reflejo de lo que vivimos aquí en nuestra sociedad. Parece que si nos paramos morimos, que necesitamos y además está muy bien vista la multiactividad y que a veces eso nos sirve para no enfrentarnos a nosotros mismos, a ese fluir errático y constante de pensamientos, de creencias, de juicios...
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