La ansiedad: concepto y claves para superarla

Breve artículo sobre qué es la Ansiedad, cuál es su mecanismo de actuación, y cómo afrontar la sintomatología ansiosa. Espero que sea de vuestro interés.

15 SEP 2014 · Lectura: min.
La ansiedad: concepto y claves para superarla

La Ansiedad es una emoción que experimentamos todos los seres humanos de forma natural. Por tanto, la ansiedad no es mala sí misma. A niveles adecuados, nos activa y mejora nuestro rendimiento para poder afrontar de una forma más eficaz las situaciones amenazantes con las que nos encontramos en nuestra vida cotidiana. También nos ayuda a huir de aquellas cirscunstancias que suponen un grado de peligro que supera nuestras capacidades de afrontamiento.

Una mujer que está tumbada en la arena de la playa, podrá, a través del mecanismo de la ansiedad, socorrer a su hijo pequeño que está llorando porque no hace pie y hay mucho oleaje. Algo sucede en su interior en ese momento: Su respiración se acelera, su cuerpo se agita, su corazón comienza a latir más fuerte. En su mente aparece una inminente señal de peligro que la hace actuar rápidamente, y correr hacia su hijo, para ponerlo a salvo.

En este caso, la ansiedad ha actuado como un mecanismo natural de supervivencia y de adaptación, a través del cual la mujer del ejemplo ha sentido cierta activación en su cuerpo que le ha permitido dirigirse rápidamente hacia su hijo, para socorrerlo.

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Pero entonces… ¿Cuándo nos supone un problema la ansiedad?

Hay situaciones en las que creemos que va a ocurrir algo que no deseamos o en las que tenemos miedo a que suceda lo peor. En dichas situaciones, en las que no existe un peligro real, somos nosotros mismos a través de nuestros pensamientos (o miedos internos) los que activamos una falsa alarma en el cerebro para que éste haga que nuestro cuerpo reaccione. El resultado es una Ansiedad Disfuncional, porque no actúa como mecanismo de supervivencia, y es resultado de nuestros pensamientos, de lo que creemos que va a ocurrir, y no de lo que realmente ocurre.

Además, en otras ocasiones lo que sucede también es que el nivel ansiedad que necesitamos para afrontar la situación, no requiere sea tan elevado. De esta forma, si nos activamos excesivamente, entonces nos bloquearemos y no actuaremos de la forma más adecuada.

Un ejemplo de esto último, se daría en aquel estudiante que prepara una asignatura, la cual requiere cierta activación para aprenderla, y cuando llega el día del examen, tiene tanto miedo a suspender, que los niveles de ansiedad son más elevados de lo necesario, y entonces se bloquea, no recordando apenas nada de lo que ha estudiado.

Dicho esto, podemos decir que la Ansiedad tiene tres componentes:

  • PENSAMIENTOS. Pensamientos como “¡Madre mía! ¡Mi hijo se está ahogando!” ó “¡Qué difícil que es esta asignatura, seguro que luego no me acuerdo de nada en el examen!” generan el nuestro cerebro una alarma, que activa a nuestro cuerpo para afrontar cada una de las situaciones.
  • RESPUESTA FISIOLÓGICA. Se refiere a emociones (Frustración, desánimo, miedo) y reacciones físicas (tales como Nerviosismo, mareos, sudores, palpitaciones, temblores, etc).
  • COMPORTAMIENTOS. Afrontamiento, escape o evitación en una situación amenazante para nosotros.

Ante una Situación Amenazante para nosotros, se generan una serie de Pensamientos, los cuales harán que nuestro cerebro active al organismo a través de Emociones y Sensaciones Físicas, que pondrán en marcha una serie de Comportamientos, encaminados a afrontar, huir o evitar dicha situación.

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Pero… ¿cómo eliminar esa ansiedad disfuncional que nos hace sentir tan mal y no nos ayuda a solucionar el problema?

Está claro que la medicación, aunque ayuda a reducir los niveles de ansiedad, no es el recurso más idóneo para solucionar el problema, ya que no genera las habilidades necesarias para afrontar el problema, además de crear una dependencia al fármaco que tan solo aporta alivio momentáneo, pero que en ningún momento soluciona el problema en sí. La solución más efectiva se basa en el afrontamiento de nuestros miedos, con el fin de desarrollar las estrategias más adecuadas para reducir la ansiedad asociada a ellos.

La medicación está bien indicada cuando los niveles de ansiedad son demasiado altos. Pero de forma conjunta, además de tomar la medicación, sería recomendable llevar a cabo una terapia psicológica, que reduzca el consumo de tal medicación, y desarrolle en la persona las capacidades necesarias para resolver su problema o sus miedos.

Por lo tanto, para solucionar los problemas de ansiedad o los miedos, os sugiero las siguientes claves:

  1. INFORMARSE SOBRE LA ANSIEDAD. Tener claro el concepto de ansiedad, cómo funciona y por qué se mantiene, es muy importante para poder trabajarla.
  2. ANÁLISIS Y RELACIÓN CON NUESTRO CASO. Relacionar la información que conocemos sobre la ansiedad, con el problema o miedo que tenemos, para intentar darle explicación y saber cómo funciona y por qué se está manteniendo.
  3. RECURSOS DISPONIBLES. Ante este problema (o cualquier otro) habría que valorar los recursos que disponemos, tanto personales, sociales y materiales, como económicos.
  4. LLEVAR A CABO UNA ESTRATEGIA. De entre los recursos disponibles, seleccionar una o varias estrategias a seguir para solucionar el problema, y observar hacía que dirección evoluciona el problema, si mejora o no.
  5. VALORACIÓN Y SEGUIMIENTO DE LA ESTRATEGIA QUE SE ESTÁ SIGUIENDO. Si observamos que nuestro problema no mejora, volver a valorar los recursos que disponemos y cambiar la estrategia. Repetir el proceso hasta que se observe mejora continua, y se solucione el problema.

Para concluir este artículo, un dato relevante:

Las investigaciones realizadas con personas que sufren de ansiedad, demuestran que éstas mejoran con la aproximación gradual a las situaciones temidas (externas o internas), aplicando a la vez una serie de estrategias de control mental para afrontar y reducir la ansiedad generada en dichas aproximaciones.

Estrategias como “escapar” o “evitar” situaciones que generen ansiedad, así como “tomar medicación”, solo nos aportan un alivio momentáneo a corto plazo, pero a la larga no solucionan el problema, ya que dichas estrategias solo sirven para mantener el problema en el tiempo y no nos ayudan al desarrollo de habilidades mentales y comportamentales que permitan afrontar y superar nuestro problema de ansiedad.

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Escrito por

José Manuel Sánchez López

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