La Bella y la Bestia, una apología de la Violencia de Género

Detrás de este bonito cuento de hadas, se esconde un mensaje engañoso que es importante poder identificar y no llegar a creerse.

14 FEB 2017 · Última modificación: 15 FEB 2017 · Lectura: min.
La Bella y la Bestia, una apología de la Violencia de Género

Es una noche fría y lamentablemente leo que otra mujer ha muerto, víctima de la violencia de género. En ese momento, me da por pensar que últimamente parece que no pasa un día sin que lleguen noticias de una nueva víctima. A continuación, leo que un grupo de mujeres ha comenzado una acampada en la Puerta del Sol para exigir a las instituciones que pongan fin a una lacra que se ha cobrado ya casi 800 víctimas desde 2004. Dejo de leer las noticias, apago el móvil y me preparo para ver "Figuras Ocultas", un alegato por la igualdad entre mujeres y hombres, entre negras y blancas. Eso sí, antes vienen los trailers, que me encantan porque muchas veces una encuentra sugerencias interesantes para ir al cine la próxima semana (si tiene suerte de poder pagárselo, eso sí).

Me encuentro ya reclinada cómodamente sobre mi asiento, cuando, ¡Oh! ¡Sorpresa! ¿Cuáles son los dos estrenos estrella para estas fechas de cenitas con velas, corazones y amor romántico? Cincuenta sombras más oscuras y La Bella y la Bestia, dos historias que, bajo la deslumbrante luz de sus más que evidentes encantos, esconden entre sus sombras el paradigma de la violencia de género.

Para explicar esto me voy a centrar, concretamente, en La Bella y la Bestia porque, salvo algunos análisis más o menos profundos y muy interesantes, no he tenido la ocasión de leer ni ver la saga de Cincuenta Sombras de Grey; aparte de que esta, a priori, no parece ser mucho más que una versión contemporánea y adaptada a nuestro tiempo, de aquella.

Sin entrar en detalles –casi todas conocemos el cuento-, La Bella y La Bestia narra la historia de Bella (nombre que, por otro lado, es el mismo que tiene la protagonista de Crepúsculo, una saga que también merecería ser comentada), una joven guapa, inteligente, un tanto inadaptada que no parece necesitar un hombre para ser feliz, a pesar de lo cual es acosada por un macho alfa narcisista y exasperante. Un buen día se ve inmersa en una pesadilla al quedar atrapada en la morada de una malvada y horrenda bestia que, anteriormente había secuestrado al padre de la chica. Cuando esta va a rescatarlo, Bestia la encierra en su castillo y la condena a permanecer allí, retenida contra su voluntad, de forma indefinida. Cuenta la leyenda que un bello príncipe con un carácter egoísta y cruel, es víctima de un encantamiento como castigo a sus desplantes, y es convertido en una bestia horrible. El hechizo sólo podrá romperse si el príncipe aprende a amar y llega a ser amado de verdad por una mujer. Durante años, Bestia vive aislado y atormentado por su soledad, su aspecto y las pocas esperanzas que le quedan de encontrar el verdadero amor. Cuando nuestra heroína entra en su vida, el príncipe puede por fin liberarse, no sólo de su hechizo, sino de los malos actos que ahora han quedado redimidos gracias al amor verdadero, el sentimiento más poderoso que existe. ¿O quizás no?

Si nos acercamos un poco y miramos detenidamente, ¿Cuál es la enseñanza de este cuento? Bella consigue romper el hechizo que mantenía al verdadero príncipe en ese cuerpo de Bestia y, además, pasa de ser una chica inadaptada a ser una princesa, nada menos. Y todo ello gracias al amor. Porque el amor todo lo puede. Gracias a la paciencia, los cuidados y el sacrificio, todos ellos, supuestos atributos del amor verdadero, Bella consigue transformar a una bestia en el príncipe que, en verdad, siempre fue. En otras palabras, lo que este cuento nos transmite es que cuando una mujer ama de verdad a un hombre, puede hacer que un maltratador/bestia se convierta en el hombre atento y amoroso/príncipe que, en realidad es.

Los cuentos, cuentos son

Por desgracia, no es esto lo que solemos encontrar en las portadas de los periódicos ni en los telediarios. Lo que vemos, en cambio, es a mujeres que han terminado muriendo porque, en su historia, detrás de la bestia con la que convivían, no había ningún príncipe, sino una bestia sin más, que terminó por darles un zarpazo mortal. Lo que nos dice la realidad es que quizás el amor no lo puede todo, y ni mucho menos puede transformar a una bestia en el príncipe de nuestros sueños. Parafraseando libremente a Gertrude Stein, lo cierto es que una bestia es una bestia. Y punto.

He aquí lo perverso de muchas de las historias de Disney (y de historias como Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey). No es la historia en sí lo que da miedo. Lo verdaderamente aterrador son los finales felices donde los protagonistas comen perdices, precedidos de un relato, cuyos ingredientes sólo pueden dar como resultado a una mujer muerta en una cuneta. Porque en la vida real, la bestia no se convierte en príncipe, un vampiro no puede ser un novio ideal, y un perverso controlador, por muy bueno que esté y rico que sea, no puede hacerte feliz. En la vida real, la bestia podría matar a Bella de un solo zarpazo, o acuchillar a su esposa, quizás en presencia de sus propios hijos.

El éxito de La Bella y la Bestia de Disney, consiste en hacernos creer a las mujeres -cuando somos tan solo unas niñas- que nuestro amor puede con todo. Porque, en el fondo, uno de los mayores deseos inconscientes de muchas de nosotras –por haber interiorizado los modelos tradicionales asociados al género femenino- es salvar y ser salvadas por medio del amor. Por ser el género al que tradicionalmente se presupone la capacidad de amar de una forma incondicional y desmedida, algunas mujeres llegan a interiorizar que su vida tendrá valor, en la medida en que consigan vencer la mayor dificultad, merced a su amor y a su sacrificio, dado que eso demostraría que su capacidad de amar es practicamente omnipotente. Y quizás resulte que uno de los mayores retos a los que se puede enfrentar una mujer, sin darse cuenta, sea el de ser capaz de cambiar/salvar a la persona que ama. En el caso que nos ocupa, el desafío sería descubrir y liberar al príncipe que se haya escondido detrás de un hombre agresivo, manipulador y violento.

En mi opinión, las leyes contra la violencia de género habrán de tener muy poco efecto si se siguen transmitiendo modelos como este a las nuevas generaciones de mujeres. Las medidas institucionales resultarán, así mismo ineficaces, si no dirigimos nuestra mirada hacia el núcleo mismo, hacia el mismo origen del problema. Es imprescindible que tengamos en cuenta a los sujetos activos de esta historia, la víctima y el victimario. Esto implica poder abrir un espacio para preguntarnos, ¿qué hizo de ese hombre un maltratador?, ¿qué ha hecho que una mujer pase a convertirse en víctima?, ¿por qué esa mujer ha elegido a un hombre así? Y lo que es aún más importante, ¿qué la ha llevado a quedarse en esa relación, después de la primera hostia o de la primera humillación?

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La visión psicoanalítica a menudo resulta controvertida porque no se limita a ver a la mujer como a una víctima, aunque lo sea. Va más allá de lo aparente porque parte de la idea de que existe una energía muy poderosa e inconsciente, que muchas veces nos lleva a hacer cosas en contra de nuestra voluntad y del sentido común. Si nos limitamos a tratar a esa mujer tan sólo como a una víctima a merced de su pareja y de las circunstancias, nada podremos hacer por ella, porque partiremos de la premisa de que es un ser pasivo e incapaz y/o que dio con un maltratador por pura casualidad. Desde esta óptica, sólo podremos empoderarla en balde, explicándole que su pareja era un maltratador y ella una mujer estupenda recurriendo a argumentos racionales. ¡Pero, cómo! ¡¡¿Qué argumentos racionales hay en aquello que a una le enamora?!!. Pasado un tiempo, estos argumentos, que una vez sirvieron para reconstruir la autoestima de esa mujer, probablemente se vendrán abajo en cuanto conozca a su próxima pareja, que tendrá a su vez, bastantes probabilidades de ser un agresor. ¿Y por qué iba a pasar esto?, podríamos preguntar. Pues porque es muy posible que haya algo de ella (vinculado a la educación que recibió, a los modelos de relación que interiorizó y del orden de sus ideales) que entra en juego de manera inconsciente en esa elección concreta. Y precisamente por ser inconsciente, no puede ser modificado con técnicas que van dirigidas hacia la mente racional, consciente. De ahí que exista un riesgo real de que una víctima elija nuevamente a un maltratador.

La alternativa que ofrece el Psicoanálisis ante esta problemática pasa por dar a la mujer un espacio en el que pueda pensarse como un sujeto activo y llegue a tomar conciencia de las necesidades que ha tratado de satisfacer sin darse cuenta, así como los modelos, ideales y formas de vincularse que ha interiorizado, ofreciéndole la oportunidad de elaborar su propia historia y liberarse de la necesidad de repetir un determinado tipo de relaciones que son susceptibles de poner en riesgo su integridad.

Aquella noche, después de ver el tráiler, no pude evitar sentir cierta desesperanza. Luego recordé que, por fortuna, también hay personas que trabajamos día a día para contrarrestar los efectos nocivos que tienen sobre nosotras (y sobre ellos) los modelos de mujer (y de hombre) y las formas de relación de pareja, que se nos transmiten a través del cine, la literatura y la televisión.

En fin, nunca se sabe, puede que algún día se estrenen adaptaciones revisadas de los cuentos de hadas clásicos, quizás una versión más dura de la Bella y la Bestia en la que Bestia mate de un zarpazo a Bella. Ese día muchas personas se llevarán las manos a la cabeza, pero también será más probable que una mujer salga huyendo cuando su bestia particular enseñe la patita, en vez de quedarse en un infierno de consecuencias potencialmente nefastas. Afearemos el cuento de hadas, sin lugar a dudas, pero habremos dado un paso decisivo para combatir la violencia de género.

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Escrito por

Patricia Truchado

Psicóloga licenciada por la Universidad Complutense de Madrid. Experta en psicopatología psicoanalítica y certificada por la International Coachin Community (ICC), en Programación Neurolingüística (PNL). Miembro del Instituto de Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia Médica.

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Comentarios 3
  • Carlos solar

    Si uno quiere (mal)interpretar las cosas lo puede hacer. Mas cuando se trata de ganar likes. Por ejemplo, sobre la misma Bella y la Bestia, podria interpretar como una mujer haciendo uso de su encanto fisico es caoaz de usar a un hombre (aunque sea feo y desagradable) para lograr ascenso social y economico (Bella no estaba conforme con su clase social y estilo de vida, aspiraba a mas). O puedes interpretar como las madrastras malvadas, con tal de tener el poder economico de sus esposos son capaces de usarlos, quitarles todo y eliminar su descendencia para acaparar todo el poder. Es facil destrozar un cuento o una fabula, mas cuando; para explicar un fenomeno se hace en blancos y negros (el bien triunfa y el mal muere). La bella y la Bestia es una forma de quitar estereotipos y pre-juicios (apariencia, estatus etc) y reconocer que en el interior de las personas esta la luz que vale. La bestia era bestia con todos porque tenia frustracion ya que una bruja lo maldijo. El no es violento con bella porque es su pareja (asi que se descarta tu incidiosa epopeya de violencia de genero). Cuando se conquistan al quitarse los prejuicios (tan linda y se fia en un mounstruo como yo- tan feo y con tanta luz interior) se produce el cambio... desaparece la violencia de la bestia porque ya no tiene que defenderse... comprende que no es el monstruo que le quisieron hacer creer... y se genera la confianza mas alla del prejuicio, de creer en el otro mas alla de su apariencia etc. Como sicologa debieses ser mas objetiva y no manipular las cosas. Mas comprendiendo que dentro del diagnostico de "la bestia" hay un trauma ocasionado por el hechizo que lo transformo... acaso has evaluado traumas?

  • diana gomez

    ¡Excelente! ¡Para reflexionar y poner en práctica la nueva educación desde la casa para las niñas y niños!

  • Noemi Rodríguez

    Excelente artículo, impresionante. Muchas gracias por compartir sabiduría. Gracias.

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