La falta de deseo sexual en el hombre

Lee atentamente las causas que pueden producir falta de deseo sexual masculino y descubre las claves para poder resolverlo.

17 MAY 2016 · Lectura: min.
La falta de deseo sexual en el hombre

Hoy os voy a hablar sobre un tema que es tabú en la sociedad actual. Se habla mucho sobre la falta de deseo sexual en la mujer y se hacen bromas dando por hecho que es un rasgo común entre las féminas.

Pero, ¿y la falta de deseo sexual en el hombre? Pues no sólo es una realidad del siglo en el que vivimos sino que además cada vez son más los chicos que dan el paso de venir a terapia por este motivo. No obstante, aún hay mucho secretismo con este tema y se habla poco. Es por ese motivo que considero importante abordarlo hoy.

Hay muchos factores o motivos que pueden provocar la falta de deseo sexual masculino o deseo sexual hipoactivo (DSH):

  • Enfermedades físicas o ingesta de fármacos o drogas: si tienes falta de deseo sexual, el primer paso es comprobar si la medicación que tomas produce falta de líbido como efecto secundario. Si no tomas actualmente ningún fármaco, lo primero es acudir a profesionales de la medicina que puedan descartar algún tipo de enfermedad física. Si abusas del alcohol o de otras drogas, puede provocar efectos en tu sexualidad. Plantéate dejar estos hábitos nocivos.
  • Estrés laboral, falta de autoestima, depresión o cansancio físico: cualquier tipo de alteración del estado anímico, sea depresión, ansiedad, estrés, irritabilidad o agotamiento físico y mental, provoca una disminución clara de la líbido. Se considera el sexo como una necesidad básica del ser humano, pero si la persona no se siente bien consigo misma, ya sea física o psicológicamente, esta necesidad pasa a ser secundaria, ya que no es necesaria para la supervivencia. La persona se centra en esos otros síntomas y se "olvida" del sexo. Es muy importante primero resolver esa depresión, estrés, baja autoestima o cualquier problema psicológico que haya, ya que al mejorar el estado de ánimo puede mejorar también la líbido. En cambio, centrarse en el problema del sexo sólo va a provocar más frustración e impotencia. Para resolver este punto, muchas veces es necesario acudir a un profesional de la psicología.
  • Experiencias sexuales pasadas traumáticas: haber sufrido abusos sexuales en el pasado, haya habido o no penetración, puede provocar un rechazo continuado al sexo. En este caso es de vital importancia acudir a un especialista de la psicología que pueda ayudar a elaborar la experiencia traumática y poder vivir el sexo como algo agradable.
  • Experiencias sexuales pasadas frustrantes: hay que tener en cuenta que el ser humano funciona a partir del condicionamiento. De la misma manera que cuando comemos algo que nos encanta pero pasamos toda la noche vomitando porque estaba en mal estado, rechazamos automáticamente ese alimento durante un tiempo, con el sexo pasa exactamente lo mismo. Cuando el sexo se vive con presión o no se disfruta, hay dolor en la experiencia o excesiva auto-exigencia, la vivencia del sexo será negativa, por lo que nos apetecerá poco repetir. Si nos forzamos y volvemos a tener una experiencia negativa, estamos metiéndonos en un círculo vicioso del que cada vez es más difícil salir y cada vez hay menos apetencia sexual. La solución radica en practicar sexo sólo cuando apetezca e intentar bajar el listón, hablar con tu pareja sobre lo que te hizo sentir presionado y buscar entre los dos que la experiencia sea positiva.
  • Falta de experiencia sexual e inseguridad: ser chico y tener falta de experiencia sexual puede ser algo muy frustrante, especialmente en los tiempos que corren, donde cada vez el inicio en las relaciones sexuales es más temprano. No tener experiencia hace que si la persona es insegura sienta miedo a fracasar, hacerlo mal o que la otra persona no disfrute. Es importante pensar en ti, en qué te apetece y centrarte en disfrutar pidiendo a la otra persona que te exprese qué quiere que le hagas. La comunicación en el sexo es fundamental para que sea satisfactorio. Que el miedo no sea una barrera para iniciarte en el mundo del sexo.
  • Problemas de relación de pareja: es cierto que cuando la relación de pareja es reciente hay mucho más deseo sexual que cuando la relación lleva mucho tiempo. La etapa del enamoramiento hace que el sexo sea muy frecuente y algo muy deseado. La rutina, la falta de comunicación, los problemas de pareja, las dudas de la relación, las discusiones, los celos, el dejar de ver atractiva a tu pareja... pueden provocar falta de deseo tanto masculino como femenino. Este punto daría para un artículo aparte y es por ello que os dejo sólo estos titulares. La solución radica en intentar resolver todos esos factores que provocan malestar en la relación. Lo podéis intentar solos o hacer terapia de pareja.
  • Presión social: históricamente siempre se ha dicho y hecho apología al rol de "machote". El hombre para ser un "buen hombre" tiene que estar todo el día pensando y haciendo referencia al sexo. Esta presión social puede provocar precisamente el efecto contrario. Es importante dejarse de estereotipos y de lo que puedan pensar los demás. Déjate llevar por lo que sientes y no te pongas encima presiones innecesarias.

Como he comentado anteriormente y como podréis comprobar, son múltiples los motivos que pueden provocar falta de deseo sexual masculino. ¿Cuál es el principal problema? Desde mi punto de vista creo que es el silencio. Este problema es complejo por la cantidad de factores que pueden influir, pero si se cuenta con uno o más apoyos, un amigo, familiar, pareja, etc. con quien poder expresar dudas, miedos, presiones, malestar... Todo esto se hace más llevadero y te pueden aportar diferentes soluciones o alternativas al problema. La sociedad calla esta dificultad y eso hace que la persona viva en silencio su frustración sintiéndose poco "válido o apto". Si te sientes identificado con algo de lo que se ha comentado, toma nota o plantéate acudir a terapia. Podrás solucionarlo si te lo propones.

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Escrito por

Encarni Muñoz

Encarni Muñoz es psicóloga sanitaria, especializada en adultos y con más de 10 años de experiencia. Realiza terapias individuales y de pareja a partir de una corriente integradora. Su objetivo es dotar a la persona de recursos y ayudar a descubrir los que posee para mejorar su calidad de vida en el mínimo número de sesiones posible.

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