La relación terapéutica

¿Qué ocurre cuando visitas a un psicólogo? ¿En qué consiste una terapia psicológica? ¿Cuáles son las reglas del "juego"?

25 SEP 2014 · Lectura: min.
La relación terapéutica

Habitualmente cuando una persona decide solicitar la ayuda de un psicólogo es porque no se encuentra bien. Pedir ayuda a un psicólogo implica mostrar a un desconocido aspectos de nosotros mismos que habitualmente preferimos no mostrar. Es exponer la parte más vulnerable de nuestra vida. También nos puede echar para atrás el miedo a lo desconocido, el no saber qué es lo que hace un psicólogo, en qué va a consistir la terapia, cuáles son las regla del “juego”. Teniendo en cuenta lo anterior, he emprendido este artículo. Intentaré aclarar algunas de esas incertidumbres.

Aunque, para empezar, quisiera dejar claro que las siguientes reflexiones no agotan todas las cosas que hago o tengo en cuenta cuando recibo el regalo de que alguien solicite mi ayuda. Tampoco pretendo hablar en nombre de todos los psicólogos. Empiezo.

Creo que los humanos tenemos un enorme álbum de imágenes sobre nosotros mismos; una colección de disfraces con la que representamos dramas internos. Mi colaboración como psicólogo consiste en señalar a las imágenes como lo que son: simples imágenes. Lo que no me impide respetar ese mundo interno y sentir una gran curiosidad por conocerlo.

Sobre todo me esfuerzo por descubrir qué es lo que interesa, conmueve, intriga o deja perpleja a la persona que solicita mi ayuda. Esas son las semillas que conviene recolectar. De esas semillas brotarán las plantas del bienestar. Más allá del problema que nos atrapa, por muy grave que sea, sigue habiendo vida.

Y esa vida está formada por detalles prácticos del día a día, por cosas concretas en las que podemos poner nuestra atención para tratar de mejorarlas. No me refiero a grandes y revolucionarios cambios; sino a pequeñas mejorías en nuestra relación con las personas que nos rodean, con nuestro cuerpo, con otros seres, con los objetos que utilizamos, etc. Las plantas necesitan ser regadas. La habitación hay que limpiarla y ordenarla.

Valoro mucho la tranquilidad y procuro colaborar para acrecentarla en mí y en quien me consulta. Las personas llegan a mí con cargas muy pesadas. Hago lo posible para que puedan soltarlas al menos durante un rato y respirar tranquilamente. Como cuando alguien te pide que le vigiles la ropa mientras se da un baño refrescanteInvito a comenzar una apasionante investigación sobre nuestra propia mente y sobre nuestro cuerpo. Pero no un trabajo intelectual de gran complejidad. Más bien se trata de una observación simple en donde esté ausente el juicio sobre nosotros mismos y sobre nuestros pensamientos o actos. Mi labor consiste en crear un espacio lo suficientemente seguro para que la persona que me acompaña pueda iniciar ese auto examen.

Por otro lado, alguien que pretenda cambiar su forma de vida tiene que tener muy claro que necesitará realizar un esfuerzo largo y sostenido. Mi colaboración puede servir para poner en marcha un proceso de cambio, algo así como ayudar a quitar un tronco que dificulta la corriente. Pero quien quiere cambiar tendrá que comenzar de nuevo cada día, con toda su buena voluntad.

Y procuro transmitir que el trabajo que estamos haciendo, la persona que solicita mi ayuda y yo, es muy importante y por eso no conviene correr. Dediquemos tiempo y cariño para que el mundo interior se despliegue y se haga visible de la manera más saludable.

Ahora dejaré que hablen algunas voces autorizadas.Peck dio su punto de vista sobre lo que hace a la terapia efectiva y exitosa: “Es la lucha y el compromiso humano. Es el deseo del terapeuta de ofrecerse al cliente y ver su crecimiento. El deseo de arriesgarse, de implicarse de verdad, emocionalmente, en la relación; de luchar de verdad con el cliente y consigo mismo. En resumen, el ingrediente esencial de una psicoterapia exitosa, profunda y significativa es el amor.”Greben, tenía un punto de vista similar al de Peck: “La psicoterapia no es un conjunto de reglas elaboradas sobre lo que uno debe hacer; reglas que establecen cuándo hablar o no hablar, cómo organizarse las vacaciones, qué hacer en las horas muertas, y así sucesivamente. Es algo mucho más simple que todo eso. Es el encuentro y el trabajo conjunto de dos personas; es un trabajo duro y honesto. Podría decirse que es una empresa de amor.”

Y para terminar aprovecho para sacar a la colación las normas éticas recogidas en el código deontológico de la profesión (Colegio Oficial de Psicólogos)y que todo psicólogo tiene la obligación de cumplir. Entresaco algunos aspectos éticos de indudable interés:

• Los terapeutas están obligados a buscar el bienestar de sus clientes. Es su obligación derivar al cliente a otro profesional si notan que no están preparados para abordar ese caso o que el tratamiento se estanca.

• Los terapeutas están obligados a no revelar ningún tipo de información sobre su cliente sin su consentimiento. Hay excepciones: si se encuentra ante una acción criminal; si es un perito judicial; cuando el cliente está en peligro o puede poner en peligro a otros.

• Los terapeutas deben evitar mantener relaciones duales con sus clientes (relación profesional, sexual, social, etc.) porque puede que no sean tan objetivos como sería de desear y colocan al cliente en una posición de vulnerabilidad.

• Los terapeutas deben informar a los clientes de los distintos aspectos relacionados con la orientación teórica, procedimientos y propósito de la terapia, dificultades o molestias que se pueden presentar, recursos asistenciales alternativos para que puedan hacer una elección libre y consciente sobre si iniciar o no el proceso terapéutico.Y ya acabo, deseando que estas palabras hayan aclarado un poco en qué consiste la labor que desempeñamos los psicólogos. Vuelvo a recordar que se trata de mi punto de vista. Otros colegas lo verán de otra manera: de ahí surge la variedad y la riqueza de esta hermosa profesión.

José Avelino García Prieto

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José Avelino García Prieto

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