Los problemas en la pareja por luchas de poder

Cuando hay una rivalidad por el poder en la pareja los problemas dejan de enfocarse hacia las soluciones y suelen desembocar en conflictos.

4 SEP 2015 · Lectura: min.
Los problemas en la pareja por luchas de poder

El problema en la gestión de conflictos en las relaciones de pareja surge cuando no gestionamos adecuadamente el poder; cuando lo confundimos con las metas.

Pongamos un ejemplo sencillo. Imaginemos que una pareja discute sobre qué van a hacer el fin de semana. Supongamos que uno de los dos quiere ir a bailar mientras que el otro quiere quedarse en casa viendo un programa de televisión. Tienen distintas motivaciones y cada uno quiere persuadir al otro para lograr su objetivo, pero en algún momento de la discusión olvidan lo que supuestamente querían (bailar/quedarse en casa) y comienzan a echarse en cara los sacrificios que cada uno hace por el otro. Pueden aparecer conductas como el victimismo, el chantaje o las amenazas. Poco a poco, bailar o ver el programa de TV dejan de tener importancia. Lo importante es ganar, quedar por encima. En este caso, decimos que se han pasado de rivalizar por las metas a hacerlo por ostentar el poder. Seguro que esta viñeta le resulta familiar, pues es habitual: todos rivalizamos por el poder en alguna ocasión.

El problema surge cuando una pareja rivaliza constantemente por su capacidad de influencia y lo que está en juego no es lograr un objetivo, sino salirse con la suya.

Hay parejas que discuten constantemente, se enganchan por lo que aparentemente son aspectos de la vida cotidiana, pero donde subyace lo que Luis R. Guerra Cid denomina afectopatología por rivalidad: "Prácticamente todos los días hay una pequeña discusión o continua tirantez, que se convierte en una discusión fuerte de modo frecuente […]. Los mismos microprocesos que se producen a diario reproducen el macroproceso en el que se ha convertido la relación […]. Cada uno de los miembros guarda celosamente su derecho a la individuación, es decir, su derecho a tener su espacio y no tener que cederlo ni al otro ni a la pareja como concepto".

Este conflicto no resuelto se reproduce constantemente en discusiones banales que van erosionando la relación. La confianza, la intimidad y el reconocimiento mutuo dejan paso al reproche. Las constantes discusiones de la pareja muestran muchas veces la falta de intimidad y su miedo a la soledad. Lo único que les relaciona es la discusión, de tal manera que "si discutimos es que mantenemos una relación, que hay algo entre nosotros". Así, la rivalidad está al servicio de preservar la ilusión de conectar con otro ser humano.

Cuando, por el contrario, las parejas son capaces de negociar sus metas sin estancarse en las posiciones de poder, cada uno de sus miembros crece, al mismo tiempo que lo hace la relación concebida como una entidad en sí misma. La relación se fortalece, cada miembro de la pareja descubre aspectos de sí mismo desconocidos hasta el momento y la pareja constituye un lugar seguro donde crecer y afrontar los problemas que, irremediablemente, surgen en la vida cotidiana.

Principales áreas de conflicto

  • El poder: Teniendo en cuenta las responsabilidades: quién se encarga de hacer las cosas y quién decide lo que hay que hacer. Estas decisiones abarcan aspectos tan fundamentales como: Las finanzas, el cuidado de los hijos, las relaciones sociales, etc.
  • La intimidad: Se construye con una separación de la familia de origen, dando prioridad al otro en la autorrevelación y en la toma de decisiones.
  • La pasión, el afecto, la sexualidad: El amor va sustituyendo al enamoramiento, la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño, pero no por eso se puede perder la atracción que se siente por el otro como objeto y sujeto sexual.
  • Comunicación: Cuando se producen los conflictos y se enquistan se producen patrones de comunicación que perpetúan el problema y conducen finalmente a la separación.

Desencadenantes de los conflictos

En circunstancias normales las parejas, aunque no sean felices, se amoldan y no surgen los conflictos, estos aparecen cuando se dan circunstancias importantes de cambio, es decir, situaciones estresantes como:

Cambios laborales tanto negativos como positivos:

  • Paro, ascensos
  • La jubilación.
  • Enfermedades;
  • Problemas económicos,
  • La paternidad/ maternidad,
  • La familia de origen y actualmente, los hijos del otro.
  • Cuando nuestra pareja o nosotros mismos tenemos que aceptar a los hijos del otro en nuestra vida cotidiana y su forma de relacionarse con ellos.
  • Cuando los hijos se van de casa o simplemente se hacen mayores y dejan más tiempo libre a la pareja.

Todos, positivos y negativos, son fuentes de estrés que exigen a la pareja poner en marcha sus habilidades de comunicación y de resolución de conflictos, además de la motivación para mantenerse juntos y la capacidad de reconocer las debilidades delante del otro y que el otro las reciba sin castigarlas.

Forma de los conflictos (Conductas)

En los conflictos se establecen formas de conductas que se hacen crónicas y agravan los problemas, algunos de ellos son:

  • Reciprocidad negativa: El más problemático es cuando a una comunicación negativa se responde generalmente con otra comunicación negativa por parte del otro estableciéndose una reciprocidad en la negatividad que puede acabar en una escalada de violencia. Es la justicia del ojo por ojo.
  • Se discute acerca de la propia relación: Uno de los métodos que se utilizan para resolver los problemas de comunicación es el empleo de la metacomunicación, es decir, reflexionar sobre la forma en que se está dando la comunicación. Por ejemplo, se dice "no me estás escuchando" para intentar que haya una escucha, pero el mensaje no verbal agresivo va acompañado, en general, por un componente no verbal agresivo, y el que responde lo hace al componente agresivo, lo que lleva a más discusiones, metiéndose en un círculo vicioso. En los matrimonios sin problemas contestan a la metacomunicación y no al componente emocional
  • La mujer o el hombre ataca y el hombre o la mujer evita o calla: Este patrón se da cuando uno da respuestas hostiles mientras que otro se retira o no contesta, ante lo que se incrementa su hostilidad porque no se solucionan los problemas.

****Los cuatro jinetes del Apocalipsis

La Crítica, que lleva al Desprecio que ocasiona una Actitud Defensiva Constante son tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis de la pareja. El cuarto es la Habilidad Para No Escuchar Al Otro, o se le deja hablar sin hacerle caso o se habla tanto que no se le deja meter baza.

Todos estos patrones de conductas pretenden la mayoría de las veces resolver el conflicto, pero no solamente no lo resuelven, sino que lo perpetúan y la propia interacción se convierte en el problema que lleva a la separación.

No siempre los conflictos llevan a la ruptura. Se ha reportado un tipo de conflictos en los que un miembro de la pareja se enfada e inicia la discusión con ánimo de resolver el problema. Cuando se tiene éxito, la relación puede salir fortalecida, en estos casos el conflicto vivido por los hijos no es negativo para ellos, incluso puede ser una ocasión para aprender a ser asertivos

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Escrito por

Blanca Isabel Arranz

Licenciada en Filosofía y máster en terapia Psico-afectivo-sexual y de pareja. Formada en pedagogía y en sexología. Especializada en terapias de parejas (incomunicación, violencia verbal, infidelidad, celos obsesivos) y sexología (vaginismo, dolor coital, disfunción erectil, entre otras.)

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