Pautas para comunicar peticiones

Hacer peticiones o dar órdenes, no siempre es fácil si nuestro interlocutor es un menor, por eso es tan importante saber cómo hacerlo para favorecer su conducta

9 MAY 2018 · Lectura: min.
Pautas para comunicar peticiones

La conducta de los niños/as está sujeta a que entiendan qué es lo que les pedimos. Algo que a priori puede parecer sencillo, a menudo se convierte en un quebradero de cabeza comunicativo. En ocasiones, el menor "hace que no oye", se niega a obedecer e incluso puede tener una rabieta.

A partir de los 18 meses de edad, los niños ya pueden obedecer órdenes sencillas. Desarrollo que aumenta hasta los 30-36 meses, período en el que son frecuentes las rabietas debidas a que el menor no tiene capacidad de distinguir "lo que está bien, de lo que está mal". Esta noción "bueno-malo", se adquiere sobre los 3-4 años; cuando los infantes ya asocian sus conductas a las consecuencias (p.ej. si tiro la comida al suelo, papá se enfada).

Hacia los 10-12 años, los menores adquieren la habilidad de gestionar sus emociones y atenerse a las normas. Hasta la consecución de ese logro evolutivo, los padres/madres pueden favorecer la comunicación con su hijo/a, utilizando una serie de pautas.

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¿Cómo pueden los padres/madres favorecer la comunicación con su hijo/a?

  • Utilizar un lenguaje adecuado a la edad mental del menor. Este debe ser específico y muy concreto, sin dar lugar a dudas en la conducta que se espera del infante.
  • Emplear normas de conducta: cortas, claras, concisas y previamente acordadas por los progenitores.
  • Describir correctamente las consecuencias del incumplimiento de las normas, y actuar siempre en consecuencia. Las normas no deben depender del humor o el "enternecimiento" de los padres.
  • Espaciar las normas en el tiempo: el niño se bloquea si se emiten demasiadas peticiones en un espacio corto de tiempo.
  • Regla de oro: las normas nunca han de contradecirse entre ellas. El menor no sabrá priorizarlas.
  • Emitirlas en el mismo lugar en el que se encuentra el menor, esto es: a una distancia en la que no haya que elevar la voz (gritar) para ser escuchado.
  • Procurar el contacto visual, pero evitar, en la medida de lo posible, el contacto físico. Los estudios indican que los menores tienden a desafiar en un mayor número de ocasiones, cuando se invade su espacio personal mediante instigaciones físicas.
  • Ser un referente o modelo: si se le exige al menor una conducta, esta debe ser cumplida por sus progenitores.

"La verdadera dirección del desarrollo del pensamiento, no es de lo individual a lo social, sino de lo social a lo individual" (L.S.Vygotsky).

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Escrito por

Psica Gabinete de Psicología

Licenciada en Psicología clínica por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Sexología Clínica y Educación y Orientación sexual y en psicología clínica. Más de 10 años de experiencia en el sector avalan su conocimiento y sus terapias en la psicología. Experta en sexología y terapias de pareja.

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