Propuesta de la semana

Resulta curioso darse cuenta como gestiona cada persona su propio enfado y como gestiona cada uno el enfado del que tiene al lado. Porque no es lo mismo estar enfadado y gestionar tu propio enfado, que presenciar las respuestas de una persona enfadada. ¿Cómo nos sentimos al no poder gestionar el enfado del otro? ¿Que nos mueve por dentro? Quizás para encontrar la respuesta a lo que nos mueve, tengamos que conocer primero como nos relacionamos nosotros mismos con nuestro propio enfado.

Hay personas que pese a que estén pasando un día genial, basta una única situación de enfado consigo mismos, por una equivocación o un despiste para que se queden ancladas en el enfado el resto del día. Está claro que cada persona reacciona a su manera ante el enfado, variando también la duración de éste. Hay gente que se enfada con el resto del mundo y se aísla, otras, lo sacan con lágrimas, también hay personas que se vuelven agresivas y hay personas que lo comunican hablando.

Que sano sería si todos fuésemos capaces de expresar en palabras lo que sentimos y que el hecho de expresarlo además nos hiciese sentir mejor, no dejándonos anclados en esa emoción. Esto no quiere decir que el enfado sea una emoción negativa, ni quiere decir que no haya que sentir enfado, puesto que lo sano es dar salida a las emociones.

Desde esta pequeña reflexión sobre el enfado, nace mi propuesta de esta semana, a la que voy a denominar darse cuenta. Darse cuenta de cómo reacciona cada uno cuando se enfada y darse cuenta de cómo reacciona cada uno ante el enfado de otro. Cómo lo gestionamos y si esa forma de gestionarlo nos es válida o sentimos la necesidad de buscar una nueva forma.

Porque únicamente cuando nos damos cuenta de algo seremos capaces de cambiarlo.

Miren Goñi

Centro Pamplona

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