¿Qué es la violencia vicaria? 10 Signos para detectarla y cómo actuar

Una separación es un hecho doloroso, aunque para algunas personas suponga una liberación después de los daños sufridos con la ahora ya, ex pareja. Si bien las circunstancias de una ruptura casi siempre son complejas, lo son todavía más cuando existen hijos en común. Aunque hayas sido valiente y hayas decidido cortar con el/la ex, éste puede estar enfadado/a, no aceptar la ruptura, tener unas características de personalidad que hacen que vuestra relación sea la que es: pésima, o quizá te hayas convertido para el/la ex en su diana. Esta situación puede comportar que surja la violencia vicaria. Pero, ¿qué es y cómo nos puede afectar?

¿Qué es la violencia vicaria?

La violencia vicaria es una estrategia de violencia por substitución y es la forma más cruel de violencia de género, pues la pareja o el/la ex tóxico/a ataca a los hijos/as en común con el fin de infligir dolor a su pareja o ex pareja y/o usa a los hijos/as en común para causar daño al otro progenitor. El ánimo de atacar a la ex pareja pasa por encima de cualquier estima que el personaje tóxico pueda tener sobre los hijos/as.

Signos que delantan violencia vicaria

La forma más cruel, y que constituye la punta del iceberg ,es el asesinato cruel de los hijos/as, pues así sabe el tóxico/a que de esta forma la pareja o ex pareja nunca va a superar tal dolor. Ahora bien, hay otras formas de violencia vicaria que puede ejercer la persona tóxica que constituyen así mismo un daño enorme en los hijos y en el otro progenitor, tales como:

1. Manipular a los hijos para que se pongan en contra del otro progenitor e incluso le insulten, le agredan…
2. Utilizar a los hijos o los temas de éstos, para hacer daño al otro progenitor.
3. Coaccionar, chantajear y manipular a los hijos para que se pongan en contra del otro progenitor.
4. Amenazar con matar a los hijos,
5. Hacer daño emocional a la ex pareja: "te voy a dar lo que te mereces", "voy a darte donde más te duele" , "no los vas a ver más" o frases parecidas.
6. Interrumpir los tratamientos médicos de los hijos/as cuando están con la persona tóxica con el fin de hacer sufrir al otro progenitor.
7. Usar los momentos de recogida y retorno del régimen de visitas de los hijos/as en común para insultar al otro progenitor
8. Manipular situaciones con el fin de acusar al otro progenitor de conductas judicialmente castigables como no querer entregar a los hijos/as
9. Amenazar al otro progenitor, asustarle o humillarle.
10. Hablar mal del otro progenitor o de sus allegados, en presencia de los hijos/as en común

Ante estas actitudes, los hijos/as de progenitores tóxicos les cuesta entender el vínculo emocional con el papá/mamá que claramente les hace daño. Un hijo criado por un progenitor tóxico, no conoce otra forma relacional. Más allá de los actos de toxicidad, los niños simplemente intentan conseguir la aprobación, aceptación y el amor que tanto desean y necesitan.

Por otro lado, ante cualquier tipo de ataque o chantaje, el niño crece creyendo que él es quien está defectuoso y por tanto intentará cualquier acción que pueda ayudar a no despertar la ira, el enfado, la agresividad o la frialdad del progenitor tóxico. Mantener a este último feliz y contento es el objetivo (no expresado) del hijo/a, quién vive en constante sometimiento a dicha meta.

¿Cómo sufre una víctima de violencia vicaria?

La violencia vicaria generará una serie de efectos físicos y psicológicos que marcarán la vida y el desarrollo del menor. Principalmente, este tipo de violencia tiene las siguientes consecuencias en el hijo/a:

• Abuso físico: En los casos más graves, las ex parejas pueden abusar físicamente de sus propios niños/as como una forma de 'venganza'. Esto puede derivar en lesiones incluso graves. 
• Baja autoestima: Los niños/as que se ven en este tipo de situaciones pueden sufrir efectos muy dañinos en su autoestima y autoconcepto. Principalmente, pueden acabar viendo perjudicada su capacidad de atención y concentración, lo que influirá en su rendimiento académico. Además, la mayoría de niños que reciben estos abusos pueden acabar perdiendo la motivación por aquello que antes disfrutaban. 
• Problemas en las relaciones: Vivir una situación de violencia vicaria entre padres separados puede acabar haciendo que a nivel emocional estos niños/as tengan muchas dificultades para adquirir habilidades sociales y empatizar con los demás. En algunos casos esta situación traumática puede derviar en trastornos psicóticos o incluso conductas antisociales y agresivas. 

Es por este motivo que si detectas signos de violencia vicaria en tu hijo/a es importante advertirlo a las autoridades responsables, además de que es muy recomendable acudir a un profesional de la psicología especializado en estos casos.

¿Cómo afrontar la violencia vicaria?

El tratamiento ante la violencia vicaria debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinar, donde deben trabajar conjuntamente tanto los servicios sociales, sanitarios, educativos, administrativos y judiciales. 

Por un lado, la legilación garantiza que el niño/a que padece esta situación tiene derecho a servicios asistenciales que le atiendan ante todas las necesidades derivadas de la situación de violencia. Además, a nivel pscológico también es necesario trabajar sobre cómo se siente el menor ante esta situación y sobre todo dejarlos/las expresar sus emociones y sentimientos. 

Si no se ayuda a estos niños/as (a que vean en ti, el progenitor no tóxico, una figura de apego sano y seguro, a que adquieran espíritu crítico sobre actitudes que deben permitir o no, a que puedan poner límites, reforzando su valía, trabajando su autoestima…), quedarán atrapados en la toxicidad, sin posibilidad de escapatoria ninguna, y aprenderán a vivir en modo supervivencia, repitiendo en un futuro probablemente situaciones de maltrato y abuso con otras personas a las que se vinculen, con una autoestima cada vez más dañada y con su sentido del yo totalmente erosionado o disminuido.

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