Moralmente devastado
Cuento mi caso, supongo que habrá miles como los míos. Pero nunca imaginé que me pudiera pasar a mí. Resulta que, estando paradójicamente en lo mejor de mi matrimonio aparece otra mujer, que en un principio noto amistosa, pero con el tiempo veo interesada en mí, aunque siempre pensé que al ser más joven que yo, eran simples imaginaciones mías. Aunque cierto, es que si que he notado que le importo mucho, pues ha hecho gestos muy notorios hacia mí, sacándome las castañas del fuego en muy importante tesitura, aunque es muy ambigua en el interés en ocasiones. No obstante, a pesar de que me he enamorado como un quinceañero de ella, decidí desde el principio no hacer nada, ni participar del juego, dejarlo pasar con la intención de ser fiel a mi mujer, a la que quiero mucho tras media vida con ella. Dejando claro siempre que estaba casado. El problema es que me siento doblemente culpable con una y otra. Y deseo estar con una pero ni loco hacer daño ni abandonar a la otra. Toda una tortura emocional.