Soy un esclavo de mí mismo.
Tengo 42 años, actualmente me encuentro desempleado y no soy capaz de creer que hay un camino en la vida para mí. Leo las ofertas de empleo y las que parecen interesarme, lo hacen fruto de una especie de fantasía infantil. El resto son trabajos que puedo hacer, como el último (camarero en Londres), pero que potencian mi tendencia a aislarme socialmente y a deprimirme.
Tengo 42, he dicho, pero mi conciencia se quedó bloqueada a los catorce, una edad aproximada que cito por ser cuando sufrí un intento de abuso por parte del padre de un amigo.
Sufrí maltrato paterno durante el tiempo que viví en el hogar familiar. Aunque hubo episodios puntuales de violencia física, ésta fue innecesaria, porque la amenaza y el sometimiento psicológico fueron siempre muy efectivos conmigo. Esa experiencia vital y esa figura de poder paterna son mi mayor impronta y mi peor influencia, porque vivo desde entonces tratando de no ser yo mismo, en parte porque no quiero enfrentarme al fracaso y en parte porque tengo miedo de ser una repetición de mi padre, al que me parezco.
Fui un estudiante ejemplar en la primaria, pero a partir de entonces, nunca he destacado intelectualmente y, lo que es peor, moralmente. Lo primero, por bloqueos y lo segundo porque desarrollé una empatía casi nula.
Comencé una ingeniería, pero la abandoné porque no creí ser capaz de terminarla.
Me licencié entonces en Filosofía, aunque no por méritos propios, sino debido a la mala calidad de la enseñanza universitaria en esos años.
A pesar de ser siempre mediocre en los deportes, me hice instructor de vela a los veinticinco, porque supe cumplir con el rol y porque, como en el resto de ámbitos profesionales en los que he trabajado, el nivel de exigencia y evaluación no es exahustivo.
En ese trabajo, disfrutaba tratando de facilitar y potenciar la libertad, confianza y potencial de los chavales a mi cargo, pero no era capaz de mantener el nivel de concentración y de crear nuevas actividades, lo cual me estresaba demasiado y, finalmente, me bloqueaba.
En el 2014 estudié oposiciones y tuve suerte, porque aunque no obtuve plaza, aprobé y al año siguiente trabajé como profesor de Lengua en un instituto público. Al terminar el curso, no me presenté a las oposiciones de ese año y perdí mi plaza. A pesar de sentir que la docencia debería ser mi campo, no era capaz de mantener el nivel y llegué a ser mediocre como profesor.
Este invierno he viajado en solitario por Irlanda y Reino Unido, pero no he conseguido enfrentarme a mis problemas.
Me considero a mí mismo un cobarde por no ser capaz de suicidarme, a pesar de entender que no puedo ofrecer nada valioso a los demás y que he llegado a mi límite personal.
Soy incapaz de aislarme de las miradas y, por tanto, me hundo bajo presión, sobre todo si soy observado.
Tengo un problema con la autoridad, no la admito y me asusto cuando la ejerzo.
Temo el enfrentamiento físico y me lamento porque no podría defender a alguien que me importara en caso de necesidad.
Me sentiría realizado si pudiera desarrollar un trabajo creativo literario o cinematográfico, porque las palabras, las imágenes, las escenas y personajes me atraen enormemente, pero cuando trato de escribir, no llego a desarrollar argumento alguno, por una especie de limitador mental que me resetea y me deja en blanco al cabo de poco tiempo escribiendo o pensando.
vivo en un estado de negación continua de la realidad, lo que me dificulta empatizar y aprender.
He tenido dos relaciones de pareja, asombrosamente con dos mujeres excepcionales, pero con un rasgo común, el patrón de cuidadoras. Ambas acabaron agotadas tratando de hacerme salir de mi encierro mental.
En los dos últimos años he recuperado amigos maravillosos, pero empiezan a resentirse mis relaciones con ellos, porque, como siempre, hay un momento en que no les aporto nada.
Mi sueño es encontrar ayuda de alguien que, por una parte, pueda descoyuntar mis defensas mentales y hacerme vivir en la realidad y desatar mi potencial (lo que quede de él, al menos), permitiéndome vivir tranquilamente mi propia vida y, por otra parte, me sirva de guía en el proceso posterior.
He asistido a una terapia anteriormente, pero no llegué a aprovecharla.
¿Hay alguien que pueda ayudarme?