Buenas y malas infancias: la marca que queda

Hoy os explicare como una buena infancia y una mala pueden marcar y algunas sugerencias para salir de su influencia.

7 NOV 2019 · Lectura: min.
Buenas y malas infancias: la marca que queda

Imaginemos dos tipos de infancias. Dos niños que han crecido en ambientes diferentes.

La primera es claramente la buena infancia.

Cuando estas triste alguien te consuela, cuando te enfadas alguien te trata con calma. Cuando necesitas atención alguien está ahí para atenderte. Cuando no puedes entender algo, alguien te lo explica. Cuando has metido la pata, nadie te avergüenza. Cuando fracasas, no te llaman fracasado. Cuando hay un problema lo superas. En pocas palabras: tú eres valioso. Durante el tiempo necesario, eres el centro del universo de dos amables adultos.

Después esta la desafiante o simplemente mala infancia.

Cuando lloras, te llaman mimado. Cuando te enfadas te dicen que es por llamar la atención. Cuando fracasas, se lo toman como algo personal. Cuando metes la pata, se enfadan contigo. Cuando intentas ser fuerte te intimidan. Cuando no haces nada extraordinario o te sientes vulnerable, te menosprecian. En resumen, parece que eres una carga y luego una gran decepción.

Consecuencias de las dos infancias

La primera infancia posiblemente es el mejor regalo que se puede recibir. Sirve como base para crear relaciones satisfactorias, una buena autoestima, tener ambición sin perfeccionismo y enfrentarse a adversidades con resiliencia.

Pero la segunda infancia puede constituir un gran problema: socava las relaciones, crea problemas de autoestima, ansiedad, auto desprecio y vergüenza.

¿Qué hacer cuando te ha tocado una mala infancia?

La segunda persona parece condenada, sin embargo, hay ciertas cosas que puede hacer:

  • Puede entender la huella que han dejado en él. Le puede ayudar leer diferentes perspectivas sobre ello o hacer psicoterapia.
  • Puede sospechar y ser precavido de sus respuestas aprendidas: impulsivas y automatizadas.
  • Puede aprender a ir con cuidado cuando piensa o hace alguna cosa que le auto sabotea.
  • También puede compartir lo que ha pasado e invitar a los demás a comprenderle en lugar de condenarle por ser tan complicado.

Y por último puede sentir, no lastima, pero compasión consigo mismo y lo que paso.

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Escrito por

José Luis Miranda

Graduado en Psicología y máster en psicología clínica y de la salud. Experto en la atención especializada a adultos, en la terapia cognitivo conductual, acompañamiento en el duelo y en los tratamientos contra la ansiedad. En sus consultas ofrece soluciones concretas, eficaces y funcionales.

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Comentarios 1
  • Sofia cuevas

    Soy estudiante de psicología y publicaciones como éstas me ayudan bastante... Gracias, abrazo desde República Dominicana

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