¿Cómo superar las fobias? 3 consejos y 3 tratamientos eficaces

Todos y todas hemos experimentado alguna vez el miedo y aunque es algo desagradable, la realidad es que es una emoción que nos permite identificar aquellas situaciones que pueden hacer peligrar nuestra propia supervivencia. De hecho, cuando lo experimentamos se producen cambios a nivel fisiológico que permiten poner en marcha una respuesta ante ese estímulo o situación peligrosa. Por lo tanto, aunque es una emoción molesta, sin ella viviríamos sin ser conscientes del riesgo y nos expondríamos constantemente a situaciones amenazantes.

Hasta aquí parecería que el miedo es un mecanismo de supervivencia ideal pero la realidad es que, en ocasiones, se activa ante situaciones que no implican un riesgo real y acaban interfiriendo negativamente en la vida de la persona que lo sufre. Pero… ¿Qué se puede hacer si estamos ante esta situación?, ¿Cómo superar el miedo intenso e irracional? Sigue leyendo este artículo para conocer cómo superar una fobia y los tratamientos más recomendados para estos casos.

¿Qué son las fobias y qué tipos hay? 

Las fobias son un tipo de trastorno psicológico que, según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales), se enmarcan dentro de los trastornos de ansiedad. Todas las fobias, independientemente del tipo, se caracterizan por un miedo intenso y desproporcionado hacia una situación u objeto que acaba por ser incapacitante. Tal es así que acaba produciendo un deterioro en la vida diaria de la persona ya sea a nivel social, laboral, familiar, etc. porque quien la sufre evita todas las situaciones que comportan el estímulo fóbico. Cuando esta evitación se da de forma recurrente, la persona aprende que cuando no se expone a su temor, disminuye su malestar y es así como el problema se sigue manteniendo a lo largo del tiempo.

En ocasiones es complicado diferenciar claramente entre las fobias y los miedos. La diferencia esencial es que las primeras son tan intensas que incapacitan a la persona y son irracionales, es decir, no existe una situación de peligro real como para poder explicar una respuesta emocional tan intensa.

Tipos de fobias: 

Las fobias se pueden clasificar en dos grandes grupos:

• Fobias específicas: Las fobias específicas son aquellas que se caracterizan por presentar miedo o ansiedad intensa únicamente hacia un objeto o situación concreta. Estas suelen ser menos incapacitantes que las complejas y suelen iniciarse en la infancia y en la adolescencia, disminuyendo a medida que aumenta la edad. Dentro de las fobias específicas podemos encontrar una gran variedad en función del estímulo al que se teme. Pueden variar de fobias hacia animales como, por ejemplo, la fobia a las cucarachas hasta fobias a situaciones concretas como fobia a los ascensores, fobia a la oscuridad, etc. 
• Fobias complejas: Este tipo de fobias son las que suelen producir un mayor impacto en la vida de las personas ya que a diferencia de los casos anteriores, el miedo no se da hacia un único estímulo. Un ejemplo de este tipo es la fobia social en la que el miedo se da en situaciones que implican una posible evaluación por parte de los demás. Al ser seres sociales, las personas que padecen de fobia social, acaban sufriendo múltiples consecuencias porque evitan todo tipo de situaciones que conlleven interactuar con los demás repercutiendo así, en su calidad de vida y bienestar.

¿Cómo superar una fobia? Consejos

Si has llegado hasta aquí es porque posiblemente, crees que padeces una fobia o conoces a alguien que está pasando por esta situación y deseas saber cómo le puedes poner fin. Como ya hemos mencionado con anterioridad, no todas las fobias tienen el mismo impacto por lo que siempre será conveniente consultar con un profesional especializado para que pueda evaluar su gravedad y nos pueda aconsejar en torno a los tratamientos más eficaces. No hacerlo y llevar a cabo prácticas como la exposición sin acompañamiento de un profesional puede generar el efecto contrario que esperábamos y hacer que nuestro miedo aumente.

Teniendo en cuenta lo mencionado, sí que puedes modificar ciertos aspectos que pueden ayudarte a disminuir tu malestar hacia el estímulo fóbico. La realidad es que las fobias siempre van acompañadas de pensamientos desadaptativos, es decir, pensamientos negativos y poco realistas que, en vez de ayudarnos, hacen que no podamos afrontar nuestro miedo. Aquí te damos algunos consejos:

1. Buscar pruebas a favor y en contra: Es común que cuando se presenta una fobia se piensen en las posibles consecuencias que tendría la exposición al estímulo o situación que se teme. Normalmente, estas consecuencias son irracionales y catastróficas y es poco probable que sucedan. Por lo tanto, algo que te puede ayudar es buscar pruebas a favor y en contra del pensamiento que te genera ansiedad. Por ejemplo, si tienes miedo a quedarte encerrado en un ascensor porque crees que vas a morir asfixiado, lo que puedes hacer con la ayuda de otra persona, es poner perfume dentro de un ascensor cerrado y comprobar que realmente el olor pasa hacia el otro lado del ascensor. De esta manera, comprobarás que realmente el aire pasa a través de las puertas cerradas y que no sería posible que te asfixiases.
2. Investigar la probabilidad real: A menudo, llevados por el miedo, creemos que algo es muy probable que suceda, pero la realidad es que desconocemos la probabilidad exacta. Por lo tanto, investigar sobre esta cuestión puede hacer que seas más consciente de que en realidad, no es probable que suceda lo que temes y conocer el dato exacto puede ayudarte a superar la ansiedad. 
3. No minimizar tu capacidad de afrontación: Normalmente, cuando sentimos miedo, nos centramos más en nuestra poca capacidad para afrontar la situación ‘No lo voy a soportar’, ‘Me quedaré paralizado’, ‘Va a ser terrible’… En vez de minimizar tus propios recursos, puedes indagar en cómo puedes hacerle frente, qué necesitarías, qué podrías hacer, etc. De esta manera, la próxima vez que te enfrentes a aquello que temes, tendrás más herramientas para poder gestionar tu propio malestar. 

Tratamientos psicológicos:

Dependiendo del tipo de fobia que se presente y si es específica o no, convendrá más una terapia u otra. Sin embargo, los tratamientos que han mostrado más evidencia científica para la intervención de las fobias son: 

• Terapia de exposición: La terapia de exposición se caracteriza tal y como dice su propio nombre, en exponer progresivamente a la persona (siempre con la ayuda de un profesional) a aquello que teme. Dentro de las terapias de exposición hay múltiples tipos y formas de aplicarla. En relación a la forma de aplicación, la que ha mostrado ser más eficaz es la exposición en vivo, es decir, en el contexto real de la persona. Sin embargo, ante ciertas fobias como, por ejemplo, a las tormentas, es imposible poder realizar una exposición en vivo porque no se puede controlar su presentación.
• Terapia cognitivo-conductual: En las últimas décadas, este tipo de terapia se ha ido incorporando en el tratamiento de las fobias acompañada de la terapia anterior. El objetivo que persigue es modificar aquellos pensamientos que son desadaptativos y ayudar a la persona a poder diferenciar los que son realistas de los que no. De esta manera, se pretende que la persona pueda exponerse al estímulo que teme con pensamientos más adaptativos y con menos ansiedad anticipatoria.
• Terapia cognitiva: Este tipo de terapia es eficaz principalmente para la fobia social y se combina con la exposición. La terapia cognitiva se centra en modificar las expectativas que tiene la persona en relación a la interacción social y a su capacidad de gestionar su propia conducta. Además, también tiene como objetivo disminuir los pensamientos recurrentes en torno a las posibles consecuencias temidas.

Las fobias son trastornos que, si no se tratan, pueden repercutir gravemente en la calidad de vida de las personas. Es por eso que es importante consultar con un profesional para que pueda evaluar la gravedad y así, planificar una intervención adaptada a tus necesidades.

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