Trastorno adaptativo: ¿Por qué no me adapto a los cambios?

El trastorno adaptativo es un estado emocional que puede ser depresivo, ansioso o conductual (con alteración en el comportamiento), producido por una situación que cambia el equilibrio de la persona y que supone un factor estresante para ella. Muy a menudo, a lo largo de la vida, las personas nos encontramos con hechos estresantes, cambios y sucesos inesperados, sin embargo, algunas personas no se adaptan a ellos generándoles un intenso malestar y afectándoles en la vida diaria.

Estos determinados factores estresantes identificables en el trabajo, las rutinas, la pareja, etc. son los causantes del trastorno adaptativo (TA) que comporta síntomas emocionales como ansiedad o depresión o síntomas que provocan la modificación en las formas de actuar.

¿Qué es el trastorno adaptativo? Significado

Para entender mejor la definición del trastorno adaptativo hay que señalar que está incluido dentro de los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés del DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales editado por la American Psychiatric Association (APA), que sirve para clasificar los trastornos mentales y ofrecer criterios claros de diagnóstico.

En esta guía se describen los trastornos adaptativos como una respuesta psicológica a uno o varios estresantes que supone malestar emocional como ansiedad o depresión y que puede tener consecuencias también en el comportamiento en entornos sociales, escolares o laborales. Se considera que estas reacciones son excesivas para lo esperado ante esa determinada fuente de estrés. Para su correcta identificación, el manual añade que los síntomas del trastorno de adaptación y su duración suelen rondar entre los 3 meses posteriores al hecho estresante y que deben resolverse en los 6 meses siguientes.

¿A cuántas personas afectan los trastornos adaptativos?

La epidemiología de este síndrome adaptativo varía según la población estudiada y los métodos de evaluación aunque los estudios en población en general son bastante escasos. Según algunas fuentes como las recogidas por ASAPME, este trastorno en niños, adolescentes y ancianos, oscila entre un 2% y un 8%, mientras que en pacientes que se encuentran hospitalizados se diagnostica hasta un 12%. Finalmente, en personas que han padecido un episodio vital estresante de forma reciente la prevalencia es de hasta un 50%.

Otro estudio sobre el perfil de las personas con trastorno adaptativo en adultos realizado por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria con una muestra de más de 1.500 pacientes refleja que esta alteración en la adaptación afecta a más mujeres que hombres y en mayor porcentaje a personas activas laboralmente.

Trastorno adaptativo y la baja laboral

Otro dato curioso es el que encontramos en la relación del trastorno adaptativo y la baja laboral. En el artículo Reducing long term sickness absence by an activating intervention in adjustment disorders de varios autores holandeses, se afirma que los trastornos adaptativos son la causa más relevante de baja laboral en los Países Bajos, donde más del 50% de las bajas se deben a problemas relacionados con el estrés.

Síntomas del trastorno de adaptación

A veces se puede confundir el trastorno adaptativo con otras respuestas habituales al estrés. Por este motivo, a veces es de difícil diagnóstico. El DSM-5 establece unos criterios claros y que descartan otros trastornos para su identificación:

1. La presencia de síntomas emocionales o de conducta como consecuencia de un factor estresante perfectamente identificable. Estos síntomas aparecen durante los 3 meses después del hecho que los causa.
2. Malestar mayor de lo “normal” en proporción a la fuente de estrés y empeoramiento notable de la actividades cotidianas en lo laboral o social.
3. Descartar otros posibles trastornos o el agravamiento de trastornos preexistentes.
4. Los síntomas no responden a una reacción de duelo.
5. Persistencia de 6 meses en los síntomas, para trastornos más largos o crónicos, es necesario buscar otros diagnósticos.

Además, las personas que sufren del trastorno de adaptación suelen presentar los siguientes síntomas. 

• Impulsividad
• Ansiedad
• Sentimientos de tristeza, desesperanza o de sentirse atrapados
• Tristeza
• Actitud retraída
• Falta de concentración
• Pérdida de la autoestima
• Pensamientos suicidas
• Síntomas físicos: insomnio, temblores, fatiga, dolor o molestias corporales. 

Si te sientes identificado con muchos de estos síntomas, quizá estás sufriendo del trastorno adaptativo. En estos casos, es muy recomendable acudir a un profesional de la salud mental. 

Ejemplos de casos de trastorno de adaptación en adultos

Una vez establecido qué es el trastorno adaptativo y cuáles son sus características y los criterios que nos llevan al profesional a diagnosticarlo, veamos algunos ejemplos prácticos de casos de trastorno de adaptación para que sirvan representación mucho más gráfica.

Por ejemplo, una paciente vino a terapia porque recientemente había cambiado de trabajo. En principio el cambio era para mejor; tenía mejor sueldo, mejor horario y todo parecía bueno. Sin embargo, echaba de menos a sus anteriores compañeros de trabajo con los que había hecho una gran amistad, y se sentía triste porque el trabajo era más individual (anteriormente tenía que trabajar más en equipo).

En este caso, la persona no sabía lo que le sucedía pero no le apetecía hacer nada, cuando salía de trabajar se iba a casa a tirarse en el sofá y dejar pasar las horas. La situación se fue generalizando a incluso los fines de semana hasta que decidió dar el paso de venir a terapia. El ejemplo de esta chica es un caso de trastorno adaptativo. Aunque aparentemente el cambio ha sido para bien, no ha asimilado las diferencias y le sobrepasa lo que no le gusta del actual trabajo.

Este ejemplo del trastorno de adaptación en adultos muestran que, a veces, los cambios pueden ser un factor estresante que nos acaba superando y entrando en situaciones emocionales a las que hay que buscar remedio.

Causas del trastono adaptativo

Los factores estresantes que lleven a padecer un trastorno adaptativo pueden ser de diversa índole: cambio de vivienda o ciudad de residencia, un nuevo puesto laboral, la ruptura de una relación sentimental, una enfermedad crónica, el nacimiento de un hijo, cambios en la estabilidad económica, irse a vivir con la pareja o con algún amigo, etc.

El factor común en todos estos casos es el cambio de situación ante la cual la persona responde de forma exagerada o dramática, es decir, exagera o sobredimensiona los efectos negativos del cambio, incluso cuando racionalmente sepa que lo que ha sucedido es, en algunos determinados casos, para mejorar su situación.

En algunas ocasiones sólo es necesario que se produzca un cambio para desestabilizar emocionalmente a la persona, pero en otras ocasiones el trastorno se produce como fruto de varias alteraciones que por sí solas no producirían tal efecto. En este segundo caso la persona se siente desubicada, puesto que no es capaz de relacionar el cambio con su malestar.

Personas más propensas al trastorno adaptativo

Es posible que haya determinados factores que hagan más propensas a unas personas que a otras a la desadaptación. La predisposición genética, las experiencias que hemos vivido, una mayor resistencia a los cambios o una notable vulnerabilidad personal hacen que el trastorno de adaptación aparezca. La experiencia estresante y el momento en el que aparece también es decisivo para tener más posibilidades de sufrir el trastorno adaptativo o no. Al fin y al cabo, todos vivimos momentos de estrés y situaciones complicadas a lo largo de nuestra vida y no a todas las personas les afecta de la misma forma

Tipos del trastorno adaptativo

Algunos de los síntomas del trastorno adaptativo son desmotivación, apatía, baja energía hasta para las tareas cotidianas, alteraciones en el sueño, la alimentación o el deseo sexual, desajustes del estado de ánimo como ansiedad o depresión, bajo estado de ánimo, irritabilidad o sentimientos de inutilidad y frustración. Esos factores de estrés provocan el aumento de conflictos en la red social de la persona e incluso en el terreno laboral, disminución de la calidad de vida y trastornos asociados como depresión o trastorno por atracón.

Además, según los síntomas que muestre la persona afectada, el trastorno de adaptación se divide en varios subtipos como son los siguientes:

1. Trastorno adaptativo depresivo: En este caso sobresalen son síntomas depresivos como el desánimo, la desesperanza y el llanto y la tristeza.
2. Trastorno adaptativo con ansiedad: Predominan los estados nerviosos, las preocupaciones, la inquietud y el miedo.
3. Trastorno adaptativo mixto o ansioso y depresivo: En este caso destacan la mezcla de síntomas típicos de ambos estados anteriores.
4. Trastorno con modificación de la conducta: Cambios en la forma de comportarse y de hábitos. Establecer discusiones o nuevas actitudes hacia los demás como romper las normas o la irresponsabilidad o rebeldía.
5. Mixto con alteraciones tanto de las emociones como de la conducta: Además, es difícil encuadrar a todos los pacientes en una etiqueta porque cada persona puede mostrar uno o varios síntomas o todos a la vez.

¿Qué puedo hacer si sufro trastorno adaptativo?

Para superar el trastorno adaptativo se pueden practicar algunas estrategias que sirvan de ayuda en determinados casos.

1. Indaga el origen: Igual que para tratar la fiebre hay que ver de dónde proviene la infección, para tratar los problemas de ánimo asociados a los trastornos adaptativos hay que averiguar lo que los ha ocasionado. Si lo que ha sucedido se puede cambiar, ponte manos a la obra, pero si no se puede, en ese caso hay que aceptar y asimilar de la mejor manera lo que ha sucedido.
2. Relativiza las dificultades: Normalmente tendemos a fijarnos en lo negativo y a darle muchas vueltas, es lo que se llama rumiar (lo mismo que hacen las vacas con la comida). Este tipo de comportamiento como los pensamientos rumiantes provoca el insomnio, los problemas de alimentación, la irritabilidad, la falta de ganas de hacer cosas, y la mayor parte de los síntomas que lleva vinculado el trastorno adaptativo. Detecta cuándo le estás dando demasiadas vueltas a algo y céntrate en lo que estés haciendo. Después de detener ese torbellino es importante no dramatizar, es decir, hay que aceptar lo malo que nos sucede, pero quizás no es tan malo como lo estamos pintando.
3. Valora lo positivo del cambio: Después de desdramatizar el siguiente paso para superar el trastorno adaptativo es poner las cosas en una balanza. Es posible que hasta el cambio más negativo tenga una parte positiva. Por ejemplo, si te ha dejado tu pareja, valora el tiempo que tendrás ahora para dedicarte a ti y a tus aficiones, piensa en las cosas que no te gustaban de relación y la relación que tendrías en el futuro si siguieras con alguien que no está enamorado. Aprovecha ese cambio o esa situación estresante que te angustia para reinventarte. Fomenta la resiliencia, o la capacidad de adaptación, desde otras perspectivas. Si has cambiado de trabajo y consideras que te has equivocado, valora que al menos has salido de la zona de confort, has arriesgado y has sido valiente.
4. Actívate: El paso final para comenzar a superar el trastorno adaptativo es afrontar la situación y hacer cosas. Quedarse sentado mirando las musarañas no te hará superar el TA. No te dejes llevar por la falta de energía ni la apatía, aunque no te apetezca salir, hazlo, cocina y haz tareas domésticas, bricolaje, escucha música alegre y baila, haz deporte, queda con amigos, etc. También te servirá practicar técnicas de relajación para dormir, yoga o mindfulness

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