Cuando niegas una emoción, niegas una parte de ti
¿Qué hacemos con aquellas emociones desagradables? ¿Tenemos tendencia a barrerlas debajo la alfombra?
Pongámonos en el caso de María:
María está contratada en una empresa de Recursos Humanos, como ayudante técnico. Se sacó la licenciatura y realmente podría desarrollar un trabajo mejor remunerado, ya que dispone de los conocimientos, habilidades, experiencia y recursos. Aún así, la contratan en un puesto inferior a sus estudios. Un día, su jefe le pide que lleve a cabo una tarea de técnico de Recursos Humanos. "¡Por fin!", piensa ella, "por fin voy a demostrar lo que sé y podré tener un trabajo acorde con mi preparación". Pero resulta que María acaba desarrollando tareas de Técnico, siendo contratada y remunerada como Ayudante. Se siente frustrada, pero se consuela mentalmente con todo tipo de justificaciones. Así, niega esa frustración y no le da validez ni salida.
En este caso María, quizás, se encuentra en un momento en su vida en el cual no puede elegir cambiar el trabajo, por las razones que sean. Y por eso, se niega su frustración. Al no escuchar esa parte de si misma, se está perdiendo la oportunidad de ver qué está mal en su situación y encontrar un camino satisfactorio que la resuelva (aunque sea en parte).
Ahora, fijémonos en Carlos:
Carlos siempre ha sido un chico tímido y que no ha destacado en nada. Su madre siempre lo ha cuidado mucho y lo ha protegido de todos los problemas y dificultades que la vida ha podido presentar. Carlos tiene ya 20 años y no puede salir solo a la calle. Cuando lo intenta, presenta inicios de ataques de ansiedad, por lo que vuelve corriendo a la seguridad de su hogar. Decide no hacer frente a su situación, tomar ansiolíticos e ir pasando los días lo mejor que pueda.
En vez de pararse y ver qué le está diciendo su ansiedad, Carlos prefiere tapar los síntomas y resignarse. Si hiciese un trabajo personal para darle significado, quizás sacaría algo en claro y podría poco a poco superarlo.
Y por último, veamos el caso de Ana:
Ana es una mujer de 40 años, casada y con dos hijos. Ya no recuerda la última vez que rió a carcajadas, ni cuándo lloró a moco tendido. Se dedica a cuidar a sus hijos, trabajar, llevar la casa y planear alguna actividad para el fin de semana. No sabe por qué, pero tiene un vacío muy grande en su interior. "No lo entiendo," piensa "¡si tengo todo lo que una mujer puede desear!". Como no le da validez a su vacío, no lo escucha y va arrastrándolo como si fuera una mochila llena de piedras.
Igual que en los demás casos, Ana no quiere trabajarse esa emoción, no le da espacio y por lo tanto no se permite ver qué está pasando en su interior. De esta manera, se niega una parte de si misma.
Y tú, ¿qué te estás negando?
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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Buenas ami lo que me pasa es que hace tres años y medio mi marido tuvo un accidente muy grave estuvo en coma Dos meses y medio con TCE severo y secuelas de comportamiento y personalidad es decir te dicen que tienes un crío mas y te niegas la realidad con pastillas ,pero cuando las dejas te das cuenta que todas las emociones reprimidas siguen dentro ,y ahora me pasa que me doy cuenta que no acepto la realidad,y estoy reprimiendo la tristeza de que es como si algo muy importante de lo que era mi marido se murió en el accidente y sin haberle dicho adiós tengo una pena muy grande y no se si hay que sacarla a pesar que a pasado tanto tiempo que OS parece?