Dejar o ser dejado, ¿qué es mejor?

Ambos roles son difíciles, aunque están mediados por muchos factores (edades, años de relación, hijos, forma de la ruptura...), lo cierto es que la intensidad la marca la persona.

12 FEB 2017 · Lectura: min.
Dejar o ser dejado, ¿qué es mejor?

Lo cierto es que ambos roles son difíciles, dejar o que te dejen marca una crisis en la vida de ambas personas que a su vez depende de muchos factores (edades, tiempo de la relación, hijos o no, características socioeconómicas, forma en que se produce la ruptura, habilidades personales y red social), aunque lo cierto es que lo que marcará la intensidad y duración de las consecuencias, serán las características y habilidades de afrontamiento personales de cada uno.

En la vida, continuamente perdemos cosas, relaciones, oportunidades, estatus, etc., pero sin duda una de las pérdidas que más impacto emocional genera en las personas (tras el fallecimiento de un ser querido) es la ruptura de la relación de pareja.

Pero aunque cada ruptura es diferente y como ya he señalado intervienen muchos factores, siempre hay dos actores, el que decide romper la relación, y el que es dejado.

El que decide romper la relación

Razones por las que se decide romper con una relación de pareja:

  • La relación no cumple unos requisitos que consideramos básicos, ya sean sexuales, de cariño, intimidad, de objetivos vitales comunes o individuales, de ocio y tiempo libre; y no ve posibilidad de cambio habiéndolo intentado (o no).
  • La relación le resulta limitante sobre todo a nivel personal, no le aportar desarrollo ni crecimiento individual, más bien la siente como una obligación o una carga, y siente como renuncia a cosas que son importantes, por mantener la relación.
  • Frecuentes discusiones o conflictos por cosas diarias, no hay entendimiento ni comunicación, las discusiones son constantes y cansinas, hay falta de acuerdos comunes y negociaciones donde ambos sientan que ganan.
  • Ha conocido a otra persona, esto le ha reportado nuevas emociones, ilusión, ganas, entusiasmo. También piensa que esta nueva persona le aporta más beneficios que la relación, ve el futuro de manera más positiva con esta nueva persona
  • Puede ser que la decisión sea fruto de muchas de estas variables a la vez o de otros motivos más personales.
  • Pero, aún encontrado motivos por los que querer romper la relación, ¿qué impide a muchas personas hacerlo?
  • Miedo a equivocarse.
  • Miedo a que no hay vuelta atrás.
  • Miedo a no poder volver a rehacer su vida.
  • Miedo a que la decisión dañe tanto al otro miembro como a otras personas (hijos y otro familiares).
  • Miedo a perder recursos (económicos, estatus social, etc.).
  • Miedo a perder relaciones.
  • Miedo a ser juzgados por lo demás.
  • Miedo a estar y sentirse solo/a

Por lo que tomar esta decisión, es difícil e importante para la persona, la cual puede pasar por muchos estados emocionales, tanto de euforia o libertad como de arrepentimiento, tristeza o incomprensión; puesto que muchas veces, lo que había soñado que iba a ser su vida tras la ruptura no se corresponde con la realidad que verdaderamente está viviendo tras ella, y esto trae mucho remordimiento y culpabilidad; o también, puede ser que la valoración de la decisión haya sido positiva y acertada, llevando a la persona sienta alivio e ilusión por la nueva etapa que comienza.

El que es dejado

Normalmente los sentimientos de esta persona son muy diferentes, además también depende de cómo se haya producido la ruptura, si era totalmente sorpresa o si la relación ya se venía deteriorando desde hacía tiempo.

Reacciones posibles de las personas que son dejadas:

  • Rabia, rencor y traición
  • Sentimiento de abandono
  • Búsqueda de las razones por las que se rompe la relación
  • Rumiar en lo que podía haber hecho para no que se hubiese producido la ruptura
  • Culpabilidad por no haber sabido mantener la relación
  • Idealización del miembro que deja, no tiene defectos
  • Idealización de la relación, tendencia a recordar solo lo positivo
  • Pensar que nunca a va rehacer su vida y que no va a encontrar a nadie como el que deja
  • Bajada en su autoestima

Desde luego estas reacciones pueden darse a la vez o pasar por muchas de ellas a medida que va transcurriendo el tiempo tras la ruptura.

Son pocas las parejas que suelen dejarlo de mutuo acuerdo, normalmente es uno de los miembros el que decide tomar la decisión, normalmente es la mujer la que la toma.

Actualmente, el número de rupturas ha ido descendiendo, teniendo en cuenta los datos del Instituto Nacional de Estadística, en el cual los datos del 2005 eran de 137.044 rupturas (divorcios, separaciones y nulidades), en 2015 la cifra cayó a los 105.893, no sabemos si los datos se deberán a la crisis, a que elegimos mejor a la pareja o a que vamos más a terapia, desde luego eso son los datos.

Para terminar, si vas a tomar la decisión de romper con tu pareja, primero hay que tener claro el porqué y el para qué, pero recomendaría intentar arreglar la situación de manera consciente y poniendo un límite de tiempo donde ambos aprendáis y pongáis de vuestra parte (muchas veces, esto es conveniente tratarlo con un psicólogo que os guíe y os ayude en el proceso), si en el tiempo citado se cumplen o no se cumplen los objetivos, entonces toma la decisión que creas conveniente, pero nunca te arrepientas de no haberlo intentado y de no haber puesto todo de tu parte.

Escrito por: María Alvarez, AN08209. Maria Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de pareja.

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Escrito por

María Álvarez Villarreal

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