Demencia: Diagnóstico, causas y recomendaciones

Debido a su alta prevalencia, resulta fundamental reconocer las primeras señales de la demencia para poder intervenir cuanto antes con el objetivo de no favorecer su progresión.

28 ABR 2016 · Lectura: min.
Demencia: Diagnóstico, causas y recomendaciones

La demencia es una enfermedad del cerebro caracterizada por la pérdida progresiva de memoria y de otras funciones cognitivas como el lenguaje y la orientación temporo-espacial, debido a alteraciones cerebrales cuya causa va más allá de las atribuibles al envejecimiento normal.

Como consecuencia, se produce un deterioro emocional y cambios en la personalidad del afectado.

¿Por qué aparece la demencia?

Atendiendo a su causa, existen muchos tipos de demencia, siendo las más frecuentes: degenerativas (enfermedad de Alzheimer, de Pick,…); vasculares (multiinfarto); mecánicas; infecciosas; toxicometabólicas (alcohol, hipoglucemia, etc); tumorales; y traumáticas.

La causa más frecuente de demencia es la enfermedad de Alzheimer (50-90% de las demencias), a la que dedicaremos un artículo completo más adelante.

Dependiendo de la causa, las demencias pueden ser reversibles, cuando la pérdida de neuronas puede detenerse como en el caso de la demencia producida por consumo de alcohol (aunque en ningún caso se produce una recuperación de las neuronas dañadas); o irreversibles, en el caso de las demencias degenerativas, donde existe una muerte progresiva e irreversible de las neuronas, como ocurre en la enfermedad de Alzheimer.

¿Cómo se diagnostica la demencia?

La pérdida de memoria es el primer signo en aparecer, pero normalmente se le resta importancia ya que se atribuye al paso de la edad. Esto hace que, en la mayoría de los casos, el diagnóstico se retrase y pasen bastantes meses hasta que la persona es diagnosticada.

En el caso del proceso de envejecimiento normal se ven afectadas todas las áreas cognitivas de forma global, mientras que en las demencias suelen afectarse determinadas funciones cerebrales dependiendo del área afectada.

En lo que se refiere a la memoria, en el proceso de envejecimiento normal tanto la memoria a corto plazo como la memoria a largo plazo resultan afectadas; mientras que en la demencia es la memoria a corto plazo la que resulta predominantemente dañada.

Los criterios que se deben cumplir para realizar un diagnóstico de demencia según el DSM-IV, son los siguientes:

  • Pérdida de memoria
  • Deterioro de las funciones corticales
  • Deterioro gradual y progresivo del juicio crítico
  • Cambios en la personalidad
  • Deterioro gradual y progresivo del pensamiento
  • Conciencia normal.

El deterioro del estado emocional que se produce en la demencia se produce debido a que estos pacientes presentan una conciencia normal, por lo tanto se dan cuenta del deterioro progresivo de sus funciones cerebrales.

El diagnóstico de demencia es fundamentalmente clínico, para lo cual es necesario indagar en la historia clínica, antecedentes familiares y realizar una adecuada exploración psicopatológica.

Además, existen una serie de exploraciones complementarias que pueden ayudar a establecer el diagnóstico, como las pruebas neurológicas y escalas de deterioro con las que podemos cuantificar el grado del mismo (Miniexamen cognoscitivo, Test de Wechsler, etc).

¿Podemos hacer algo para evitar que se produzca la demencia?

No existe ningún tratamiento que pueda prevenir de forma absoluta la aparición de la demencia ni, una vez que aparece, haga desaparecer este proceso permitiendo que la persona afectada vuelva a recuperar sus funciones cerebrales.

Sin embargo, si podemos tomar ciertas medidas para reducir el riesgo de su aparición (o al menos no favorecer que aparezca) o una vez que aparece, hacer más lenta su progresión.

  • Estimulación cognitiva, que consiste en realizar ejercicios mentales (de forma individual o grupal) con el objetivo de trabajar todas las áreas cognitivas. Esto va a permitir aumentar el número y la fuerza de las conexiones entre las células del cerebro.
  • Protección ante las posibles lesiones, ya que se asocian con un riesgo más alto de presentar demencia. En el caso de personas mayores debemos minimizar el riesgo de caídas.
  • Respecto a la dieta, se han realizado numerosos estudios que afirman que seguir una dieta mediterránea, rica en alimentos antioxidantes y en ácidos grasos esenciales contribuye a reducir el riesgo de aparición de la demencia.
  • Seguir hábitos de vida saludable, entre los que se encuentran no fumar, hacer ejercicio frecuentemente, mantener la tensión arterial en unos niveles óptimos y, por supuesto, una dieta equilibrada.
  • Realizar actividades en grupo y socializarse. Las personas mayores que participan en alguna actividad social presentan menos deterioro cognitivo.

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Escrito por

Lourdes Conte

Licenciada en Psicología con especialización en psicología clínica. Formación en la intervención en el tratamiento de pacientes con patología dual, en psicología jurídica y sexología. Especialista en la terapia de familia y en intervención sistémica. Ofrece terapia familiar, de pareja, sexual y en adicciones.

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