El desarrollo humano camina en busca de una mejora en la calidad de vida

¿Quieres dar con las claves para mejorar tu calidad de vida? Descubre los secretos para poder vivir más feliz.

22 MAY 2014 · Última modificación: 26 OCT 2020 · Lectura: min.
¿Cómo mejorar nuestra calidad de vida?

El desarrollo humano camina en busca de una mejora en la calidad de vida. En su recorrido, ha habido avances. Pero a la vez, al querer lograrlos, ha conseguido desmejorar al ser, introduciéndole en un campo de estrés, agobio e intranquilidad (física y mental); atrayendo consecuencias negativas sobre él, dejándonos profundos silencios en el corazón.

¿Cómo mejorar nuestra calidad de vida?

La trayectoria de nuestra vida, a veces nos ciega y nos parece pesada e incluso costosa. Por eso, las personas tenemos que detectar cuando nos suceden dichas circunstancias; y debemos aprender a reaccionar siendo compasivos con nuestro propio cuerpo. El organismo hará todo lo que le exijamos, aunque eso pueda parecer imposible e inalcanzable. El nunca desobedecerá y siempre responderá acatando órdenes.

Párate a pensar y reflexionar. ¿Cuántas funciones realiza tu cuerpo? En tan solo unos segundos quedarás verdaderamente sorprendido. ¿Milagro o misterio?, ambas son soluciones. El cuerpo necesita ser amado en la profundidad de su funcionamiento, y si fuéramos capaces de poder entrar en las entrañas de sus entresijos, ¡sería maravilloso!

Por desgracia, la vida a día de hoy a nuestro cuerpo y nuestra mente no les resulta tan satisfactoria. Y me atrevo a realizar una pregunta; ¿de qué nos preocupamos?, por casualidad de ¿miedos e inseguridades?, ¿educación, crisis, política y trabajo?, ¿vida familiar y problemas de pareja?, ¿de nuestro hijos, un hogar y un futuro? Todas estas cuestiones surgen al preguntar a nuestro alrededor con total naturalidad y normalidad. Sin embargo, ninguna de estas nos conllevan a una solución, al menos, no a una solución del verdadero problema, que en nuestra humilde opinión es el desconocimiento de la propia consciencia. Y tampoco esas preguntas servirían de mucho si no fuéramos seres vivos. ¡Vivos! Ese el concepto. Estamos vivos gracias al maravilloso funcionamiento de nuestro cuerpo que nos mantiene en un estado de homeostasis continua, o al menos eso es lo que busca.

¿Qué pasa si el equilibro se descompensa?

La respuesta a estas cuestiones hacen, en primer lugar, que todas las cuestiones que nos hacemos con normalidad pasen a un segundo plano. Lo verdaderamente importante es que nos encontramos en el mundo aquí y ahora, por tanto, tenemos el derecho y la obligación de ser plenamente conscientes de ello y por tanto, de disfrutarlo. Cuando te tomes ese tiempo para reflexionar sobre lo que estamos planteando, sin darte cuenta habrás descubierto tu propio cuerpo, habrás hecho las paces con tu consciencia llenando así tu valioso santuario y disfrutarás de la verdadera historia de una sola vida.

Necesitamos un cuerpo mejor y más sano, ser más conscientes y estar más alerta. Necesitamos todo tipos de lujos y bienestar. Así pues, la plena consciencia de nuestro cuerpo incluye de manera inevitable a nuestra mente. Porque van en conjunción, son unidad y no son dos cosas que deban ir separadas. De hecho, la mayoría de nuestros problemas son psicosomáticos. Tienen dos caras, y por tanto, pueden resolverse de dos maneras diferentes; a través de nuestra mente o a través de nuestro cuerpo.

En la actualidad las teorías se han divido (fisiólogos, pavlovianos, psicólogos conductistas...) creen que todos los problemas pertenecen al cuerpo. Y en el lado contrario se encuentra el grupo que creen que todos los problemas están en la mente. Desde nuestra opinión ambas posturas son erróneas. Como orientación podemos comunicar que cuerpo y mente son dos partes de una totalidad que para estar en armonía necesitan estar en un completo equilibrio. Y es por eso, que como ejemplo podemos decir: si tomamos alcohol, ¿qué le pasa a nuestra mente? Sin embargo quien toma el alcohol es el cuerpo y no nuestra mente.

Claves para mejorar nuestra calidad de vida

Veamos otro ejemplo, pero esta vez, tomaremos de base una teoría del siglo XX, formulada por los científicos William James y Lange. Lo normal al tener miedo es realizar conductas de huída y si te enfureces, lo normal es que los sentimientos de ira nos invadan, de modo que se nos enrojecen los ojos y podemos llegar hasta a golpear a nuestro enemigo. La teoría de estos dos autores ponen de manifiesto que el proceso es justo al contrario, es decir, que es al correr cuando comienzas a sentir miedo y al sentir ira, cuando tus ojos se enrojecen y realizas conductas agresivas. Esta cuestión, va de la mano a la típica y tópica pregunta ¿quién llegó antes: el huevo o la gallina? Sin embargo en este caso, parece que la teoría de James-Lange se ha puesto en práctica y ha funcionado.

Un ejemplo de esta puesta en práctica lo tenemos en Japón. Aquí a los niños les enseñan un método muy simple para controlar su ira. Les dicen que cuando sientan ira, no hagan nada al respecto y que solo respiren hondo. Inténtalo, verás si así eres capaz de sentirla. ¿Por qué?, ¿Solo porque respiras hondo? No, solo que resulta imposible por dos razones. Una, porque al respirar hondo cambias el ritmo de la respiración y la ira necesita de un ritmo mayor para alimentarse. La otra, es porque al realizarla consigues un desplazamiento de la mente al control de la respiración. Los procesos fisiológicos y los procesos psicológicos no son dos cosas distintas, son una misma, y es por eso que puede empezar desde cualquier extremo y lograr afectar y cambiar al otro.

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Escrito por

Carla Neira

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Bibliografía

  • McDowell, I., & Newell, C. (1996). Measuring health: A guide to rating scales and questionnaires (2nd ed.), New York: Oxford University Press.
  • DeAngelis, T. (2009). It's all about quality of life. Monitor on Psychology, 40(10). http://www.apa.org/monitor/2009/11/quality-life

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