El síndrome de la Cenicienta

La descripción de este síndrome psicológico suele ayudar a comprender parte de los conflictos que pueden darse en la interrelación con los iguales y especialmente en las relaciones amorosas.

16 JUL 2018 · Lectura: min.
El síndrome de la Cenicienta

Hablando técnicamente, el Síndrome de la Cenicienta fue creado por el Doctor Peter K. Lewin y posteriormente se ha venido describiendo por distintos autores con el nombre del síndrome o complejo de Cenicienta.

El síndrome de la Cenicienta se caracteriza por la necesidad psicológica de conseguir un "príncipe azul" o una princesa de cuento que nos saque de una atribulada vida y nos haga felices encontrando el amor. Para conseguir dicho objetivo fantasioso, necesitamos idealizar a la posible pareja para que cumpla dichas expectativas, lo que nos hace muy difícil la realización del deseo amoroso.

Si bien inicialmente el síndrome se ha descrito pensando únicamente en las mujeres, yo considero que es una estrategia inteligente más, que puede ser utilizada por mujeres y hombres.

Según mi experiencia, el origen psicológico de dicho síndrome podría encontrarse en el aprendizaje de un patrón de conducta surgido en la niñez, en respuesta y como consecuencia de un trato muy autoritario (represivo) y afectivamente muy distante de la madre hacia el hijo/a, que se prolonga sin cambio cuando la persona comienza la vida adulta. En los casos mas graves se puede llegar a describir un verdadero maltrato psicológico en el que el menor es victima del abuso de poder de la madre, quien en lugar de ofrecerle el cariño y la valoración que todo niño necesita en las primeras etapas evolutivas, le trata con gran exigencia emocional dejando de atender sus necesidades emocionales básicas, llegándole a exigir que se encargue de ella, tanto de la madre como de sus responsabilidades (p.ej. cuidado de la casa o de otros hijos pequeños) y forzando un desarrollo evolutivo truncado en el que el menor se siente obligado a comportarse como si fuera un adulto.

Las consecuencias psicológicas de esta forma de maltrato infantil pueden llegar a resultar muy graves en la vida adulta, según el grado de afectación. Suelen ser muy comunes las siguientes: una tendencia o incapacidad para defenderse frente a los demás y hacerse valorar, el aprendizaje de un victimismo que se generaliza a todas las relaciones con iguales (amigos, pareja..), la aceptación del abuso de poder que los demás puedan ejercer sobre el individuo, similar al padecido en su infancia y al que ha terminado acostumbrándose y, finalmente, el aprendizaje de una forma emocional de relacionarse muy desequilibrada, basada en el ejercicio de poder en la interacción con los otros y en la que se establecen vínculos afectivos de dominación-sumisión. Esto en la práctica, puede llegar a interferir gravemente en la forma de interrelacionarse con los demás y en el tipo de relación que el sujeto pueda establecer con amigos o parejas sentimentales, siempre en perdida, dificultando la correspondencia equilibrada en las relaciones y el compromiso amoroso y facilitando una gran inestabilidad en las mismas.

La solución a este, como a muchos otros conflictos psicológicos originados durante la infancia y adolescencia, pasa por el reconocimiento y la aceptación del propio conflicto, evitando que me provoque malestar y me permita aprender patrones de conducta alternativos que sean más adaptativos o equilibrados. No existen curas milagrosas, sólo un afrontamiento consciente y maduro de los conflictos puede llevarnos a superarlos. La psicoterapia de frecuencia semanal y algunos meses de duración suele servir de gran ayuda en la identificación de dichos conflictos y en el acompañamiento y aprendizaje de nuevas formas de interrelación con los otros. También en la detección y diagnóstico de los problemas de pareja que puedan estar afectados por dichos conflictos inconscientes.

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Escrito por

Juan Gutiérrez

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