¿Es lo mismo decir que hago consumo impulsivo o compulsivo?

Vivimos en una sociedad consumista de por sí y tendemos en general a comprar más cosas de las que necesitamos sin darnos cuenta. Te pongo un ejemplo: el otro día un paciente me comentaba que su hijo se había comprado un portátil nuevo cuando el anterior tiene tan sólo dos años y se había gastado unos mil euros en adquirir el producto. Cuando mi paciente le preguntó por qué había hecho tal compra, su hijo le dijo que era una ganga, que se había ahorrado 400€ porque lo había visto en otras tiendas esa cantidad más cara.

Éste es un ejemplo de cómo nos dejamos llevar por la manipulación del marketing. El chico no se planteó si el ordenador era necesario o no, simplemente vio que era más barato y lo compró, pensando que se había ahorrado dinero cuando en realidad había desembolsado una cantidad importante que además le iba mal pagar por su situación económica.

No obstante, todos en algún momento acabamos comprando algo de forma impulsiva, esto quiere decir, dejándonos llevar por el impulso, por la emoción, sin pensar demasiado. Te pongo un ejemplo que puede resultarte familiar: Sales del trabajo y te pasas por el supermercado a comprar algo de cena. Tu intención es tan sólo comprar algo de verdura y unos yogures pero cuando estás en la cola para pagar, te das cuenta de que llevas un montón de cosas innecesarias (unos muffins, una bolsa de patatas fritas, una tableta de chocolate...) que además sabes que no te van bien porque estás intentando comer sano pero tienes hambre y vas a picar algo antes de la hora de la cena. Una vez te has comido todo lo que llevabas, te sientes mal por no haber tenido fuerza de voluntad y no haberte comido un yogur para matar el hambre antes de la cena. Probablemente si hubieras ido a comprar sin hambre, no habrías adquirido todos esos productos, pero el momento del día en el que vamos al supermercado puede provocar esa compra más impulsiva.

Y entonces, ¿Qué es la compra compulsiva y en qué se diferencia de la impulsiva?

Como ya habrás podido comprobar por los ejemplos que he puesto más arriba, un acto impulsivo es aquel que conlleva una tendencia irrefrenable donde los pensamientos deliberados y conscientes no aparecen. Casi sin pensar te ves comprando algo de lo que posteriormente te puedes arrepentir, no hay una planificación previa de adquisición del producto pero al adquirirlo, activas en tu cerebro los mecanismos de recompensa que te proporcionan placer.

Ahora bien, el consumo compulsivo aunque parezca lo mismo que el impulsivo, no lo es en absoluto. En el acto compulsivo la reflexión se da y además en exceso. Se produce una lucha interna entre comprar y no comprar algo. La persona sabe que no debe hacer esa compra pero hay algo que le lleva a ir en contra de sus ideas. Incluso puede llegar a pensar que es absurdo querer comprar eso (por ejemplo un reloj de pared cuando ya se tiene uno por cada habitación), pero no puede evitar hacerlo porque la compra en este caso sirve como una compulsión, es decir, como una manera de liberar un malestar provocado por la idea obsesiva. La adquisición de algo sería similar al acto de lavarse las manos en una persona obsesionada con la higiene de sus manos y con no contaminarse. En el caso de la compra compulsiva, hay algo que activa el malestar de la persona, y comprar puede ayudar a liberar sensaciones positivas que a los pocos segundos se convierte en arrepentimiento y culpa.

En la compra impulsiva el acto se da al momento, en la tienda y casi sin pensar, mientras que en la compra compulsiva la persona puede estar dándole vueltas ya en casa o en el trabajo, luchar para no hacerlo (producirse una lucha mental) pero acabar sucumbiendo.

La compra impulsiva no se considera un acto patológico, pero sí que se considera como tal la compra compulsiva, ya que generalmente conlleva la liberación del malestar por otra situación, ya sea del entorno o de uno mismo, es decir, la compra se produce como un parche para no pensar en otros problemas que tiene la persona.

Pongo un ejemplo: Estás paseando por la calle y ves en un escaparate una camisa que te gusta, entras y te la compras sin pensar demasiado. En ese caso estás realizando un acto impulsivo. Ahora bien, si lo que sucede es que estás pensando en lo mal que está tu situación actual y lo estancada que estás en la vida, de repente piensas que la solución a tus problemas radica en irte de compras, pero luego piensas que no, que es absurdo, que tu vida seguirá igual con más ropa pero no puedes parar de pensar en comprar, acabas entrando en una tienda y acabas comprando hasta que te relajas, estás haciendo un acto compulsivo. La compra compulsiva entonces, sirve como una manera de enfrentarse a insatisfacciones vitales.

Por tanto, el acto impulsivo no tiene porqué darse de forma sistemática y no conlleva tanto malestar como el acto compulsivo, que puede llegar a provocar serios problemas económicos a la persona e incluso ser necesaria la ayuda profesional.

Si te sientes identificado/a con la compra compulsiva, puede que sea el momento de enfrentarte a ello y pedir ayuda a un psicólogo. Solucionar este problema sin ayuda suele ser muy difícil de llevar pero un psicólogo especializado puede ayudarte a resolver este problema.

Encarni Muñoz Silva

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