Los celos en la pareja (1ª parte)

Para sentir celos es necesario, en todos los casos, sentirse excluidos de una escena que corresponde a dos, y en ese momento yo no ocupo ese lugar y lo ocupa otro. 

9 JUL 2014 · Lectura: min.
Los celos en la pareja (1ª parte)
Celos

Los celos son un sentimiento o estado afectivo que llamamos “normal” en cuanto que es estructural, necesario y constitutivo en la formación del aparato psíquico, de tal modo que, cuando no aparece ningún atisbo de celos hay que pensar que se encuentran reprimidos, habiendo sucumbido a una enérgica represión y desempeñando en la vida del sujeto, un importante papel que sobredetermina su modo de actuar y amar.

Para sentir celos es necesario, en todos los casos, sentirse excluidos de una escena que corresponde a dos, y en ese momento yo no ocupo ese lugar y lo ocupa otro. Por ejemplo, mi pareja está charlando animadamente con otra persona del sexo opuesto. Entonces aparece en mí el afecto de los celos hacia esa persona que ocupa el lugar que yo no ocupo.

Deseo

Los celos siempre nos hablan de un deseo. El celoso desea lo que el otro está mirando, desea lo que el otro desea. En el ejemplo anterior, el celoso desea ocupar el lugar que el otro está ocupando para su pareja, desea ser mirado por su pareja en ese momento, y es entonces cuando siente celos. Estos celos los podemos considerar normales, ya que como decíamos antes, son constitutivos del sujeto psíquico.

También podemos sentir celos de lo que el otro tiene, de la casa tan bonita que tiene, de la familia tan fantástica, de su belleza, estando en juego, también en estos casos, un deseo, el deseo de tener aquello que cela.

Envidia

Es importante que diferenciemos la envidia de los celos, afectos que se confunden pero que son significativamente distintos. Los celos son más civilizados que la envidia, la cual es más dañina. El celoso siente celos de lo que el otro tiene o de lo que el otro mira, y desea aquello que el otro desea, desea deseos. El envidioso, siente envidia por lo que el otro tiene pero no porque lo desee para sí, sino porque lo que el otro tiene le muestra una falta. El envidioso no quiere un coche como el de su vecino, solo quiere rayarlo para que no disfrute de él. El envidioso no desea tener una relación buena con su jefe, quiere romper la buena relación que su compañero tiene con éste para no verla. La envidia es anterior a los celos y más primitiva.

Envidia sana sería lo que podemos llamar admiración. De la admiración a la envidia hay un paso.

Continuará. 

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Escrito por

Pino Lorenzo

Pino Lorenzo es licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Está especializada en la intervención de diferentes problemáticas como ansiedad, depresión, TOC, entre otras. En sus intervenciones utiliza técnicas tanto de la orientación psicoanalítica como de la dinámica.

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