Me duele tener relaciones y no sé por qué

En este artículo quiero hablarte desde la experiencia y la sensibilidad, no solo como profesional de la sexualidad, sino también como terapeuta que acompaña a mujeres reales. Porque el dolor en las relaciones sexuales nunca

24 JUL 2025 · Lectura: min.
Normalización del dolor

Sexo con dolor: cuando lo normalizado deja de ser normal

"No sé por qué, pero me duele siempre que tengo relaciones sexuales." "Pensé que era normal al principio, que con el tiempo se iría." "Me han dicho que todo está bien… pero sigue doliendo."

Como sexóloga, he escuchado frases como estas en muchísimas sesiones. Mujeres que han convivido con el dolor durante años, que han aprendido a soportarlo, minimizarlo o incluso justificarlo. El sexo con dolor se ha normalizado hasta tal punto que muchas llegan a consulta creyendo que "es cosa suya", o que simplemente "tienen la vagina estrecha".

Pero no. Que duela no es normal. Que hayas aprendido a callarlo, sí. Y ahí empieza el verdadero problema.

¿Qué es el sexo con dolor? Una realidad invisibilizada

El sexo con dolor tiene nombre, y no es uno solo: hablamos de dispareunia (dolor persistente o recurrente durante las relaciones sexuales) o vaginismo (imposibilidad de penetración debido a una contracción involuntaria de la musculatura vaginal). Pero más allá de los términos médicos, hablamos de experiencias humanas que generan miedo, culpa, frustración y, muchas veces, silencio.

Y es un silencio que pesa.

Según estudios recientes, alrededor del 16 al 20% de las mujeres reportan dolor durante las relaciones sexuales (Laumann et al., 2005; Mitchell et al., 2021). Pero esa cifra probablemente sea mucho más alta si consideramos a quienes no lo reportan por vergüenza o porque lo consideran "normal".

¿Por qué duele el sexo? Una mirada integrativa

Desde una perspectiva puramente médica, las causas pueden ir desde infecciones, endometriosis, cambios hormonales o alteraciones del suelo pélvico. Pero mi experiencia como sexóloga con enfoque integrativo me ha enseñado que el cuerpo nunca duele "porque sí". Que el dolor no solo está en el tejido, sino en la historia.

A veces, duele porque hay miedo. Otras, porque hay trauma no resuelto. A veces, porque se ha aprendido a desconectarse del cuerpo para cumplir con lo que se espera. Y muchas veces, porque el propio deseo ha quedado enterrado debajo de capas de culpa, de mandato o de relaciones que no escuchan.

Como explica la terapeuta y educadora sexual Emily Nagoski en su libro Come as you are (2015), el deseo y la excitación no surgen en el vacío, sino en contextos de seguridad, conexión y libertad. Si el cuerpo no se siente seguro, si la mente está en alerta, si el sistema nervioso se activa en modo defensa... el dolor aparece como un grito.

Normalizar el dolor es parte del problema

Una de las violencias más sutiles y extendidas es haber educado a las mujeres para aguantar. Para complacer. Para no "ser complicadas". Muchas de las mujeres que acompaño me dicen: "Pensaba que era así al principio, que tenía que acostumbrarme".

Pero acostumbrarse al dolor es el principio de una desconexión profunda con una misma. Y lo más peligroso es que muchas veces, incluso en contextos médicos, se minimiza o se medicaliza sin acompañar desde lo emocional, lo relacional y lo psicológico.

Como dice la psicóloga y sexóloga Marta Torrón en su guía sobre disfunciones sexuales, "El cuerpo no se equivoca, nos avisa." Si duele, hay que escucharlo.

¿Y si el dolor habla de otra cosa?

En consulta, el trabajo con mujeres que sufren dispareunia o vaginismo no solo incluye la parte médica o fisiológica. También trabajamos con la historia de cada una:

  • ¿Cómo aprendiste lo que era "hacer el amor"?
  • ¿Has podido decir "no" sin sentirte culpable?
  • ¿Sientes que tienes permiso para desear?
  • ¿Qué lugar ocupa tu placer en la relación?

El cuerpo guarda memoria, y muchas veces el dolor aparece cuando se fuerza una intimidad que emocionalmente no se siente segura. En estos casos, no sirve forzar ni ignorar: la salida está en la reconexión, la escucha y el respeto profundo por los propios tiempos.

¿Qué hacer si me duele tener relaciones sexuales?

Si estás viviendo esto, lo primero es saber que no estás sola y no estás rota. El dolor tiene un motivo, y se puede trabajar. Estas son algunas claves para empezar:

  1. Consulta con una profesional especializada. No todos los ginecólogos tienen formación en sexualidad. Busca una mirada integrativa que valore lo físico, lo emocional y lo psicológico.
  2. No te diagnostiques sola. Internet puede ser útil, pero también puede aumentar el miedo. Cada cuerpo tiene su historia, y necesita ser acompañado sin juicio.
  3. Explora tu cuerpo sin exigencia. La autoexploración sin presión, con lubricación y en un contexto de calma, puede ayudarte a reconectar con tu cuerpo y a entender mejor lo que sientes.
  4. Trabaja el vínculo con tu pareja. La comunicación es clave. El dolor no es un problema solo "tuyo". La pareja también debe estar implicada en el cuidado, el respeto y la escucha.
  5. Recupera tu deseo sin prisas. El deseo no vuelve por imposición, sino por seguridad, libertad y placer. Y a veces, reaparece en los lugares más inesperados.

La sexualidad no es solo penetración

Otro de los grandes aprendizajes en este camino es redefinir la sexualidad. Hemos reducido el sexo a la penetración, dejando fuera el juego, la sensualidad, la conexión, el placer. Pero la sexualidad es mucho más amplia. El dolor muchas veces invita a abrir ese mapa y a descubrir nuevas formas de intimidad.

Como bien plantea la terapeuta sexual Cindy Darnell en su libro Sex when you don't feel like it (2022), "El placer auténtico nace cuando dejamos de perseguir expectativas externas y empezamos a habitar nuestros cuerpos tal y como son."

Una invitación al autocuidado erótico

Sanar el dolor sexual no es solo eliminar el síntoma. Es recuperar el vínculo contigo misma, con tu placer, con tu cuerpo como territorio sagrado. Desde la escucha, no desde la exigencia. Desde el cuidado, no desde el juicio.

Como terapeuta, me emociona ver cómo muchas mujeres, cuando se sienten seguras, vuelven a habitar su cuerpo. Vuelven a desear. Vuelven a confiar. Porque el dolor también puede ser una puerta: no la que se fuerza, sino la que se abre con tiempo, con amor y con acompañamiento.

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Escrito por

Irene Gutiérrez Coranti

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Bibliografía

  • Nagoski, E. (2015). Come as you are. Simon & Schuster.
  • Darnell, C. (2022). Sex when you don't feel like it. Hachette Go.
  • Mitchell, K. R., Geary, R., Graham, C. A., et al. (2021). Sexual function in Britain: findings from the third National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles (Natsal-3).
  • Torrón, M. (2021). Manual práctico de sexualidad para psicólogas y terapeutas. Editorial Desclée.

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