Me siento pequeña, pequeña, pequeña...

“Me veo diferente; la gente vive alegre, vive tranquila, sin torturarse, sin comerse la cabeza. En cambio yo...

No me siento capaz de enfrentarme a los demás; ¡qué digo!, ¡enfrentarme!, ni siquiera a mirarles a la cara.

La verdad es que ya me he resignado a pensar que nunca seré como los demás. No me veo capaz de llevar una vida normal, ni de conseguir un buen trabajo, ni una pareja que me acepte ni de tener amigos.

Me siento inútil, muy inferior a los demás, no tengo nada que valga la pena, nunca hago nada bien, y eso la gente lo nota, seguro que me ven rara".

Más o menos así se describiría una persona que tiene muy baja la autoestima. Estas ideas rápidamente le van a llevar a una depresión y a un encerramiento en sí misma.

Todos estos pensamientos son fruto de un trastorno, de un filtro mental que hace que uno no piense con racionalidad y realismo y haga que todo esté teñido de pesimismo y negatividad.

Este autoconcepto lleva a que se vayan reduciendo tanto los contactos con el resto del mundo como la capacidad de riesgo y de dejarse llevar por las personas y las sensaciones.

Los pensamientos llegar a ser obsesivos y la comparación con los demás es constante y siempre acaba en fracaso.

Se puede llegar al CAMBIO de pensamiento si se trabajan todos y cada uno de estos razonamientos. Para ello es necesario dejarse dirigir por un profesional que trabaje tanto a nivel de pensamientos como en las actitudes y toma de decisiones ligadas a este bajo concepto de uno mismo.

No desistas, no eres así, solo lo sientes. Puedes llegar a quererte un poco más y a sentirte más seguro de ti mismo.

Susana Sánchez Pérez

Psicóloga Colegiada Núm. 8829

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