'No esperes nada de nadie': 5 Razones psicológicas para seguir este consejo

Seguramente hayas oído frases como la de ‘no esperes nada de nadie’ muchas veces en tu vida. Es muy posible que las personas que te dan este consejo no sepan cuáles son los motivos por los que deberías seguirlo. La razón principal es que al esperar algo de alguien estás generando expectativas que quizá no se cumplan, algo que no solo puede dañar tu relación sino hacerte daño a ti mismo/a.

¿Por qué es mejor no esperar nada de nadie?

La mayoría de las personas tenemos expectativas, sobre todo por lo que hace a nuestras relaciones. Por ejemplo, los padres y las madres suelen esperar que sus hijos sean de una forma; las parejas esperan que su pareja sea de una manera y hasta los amigos quieren que actuemos en algunas circunstancias. Estas expectativas, que nos hacen esperar algo de alguien concreto, hace que acabemos dañándonos tanto a nosotros como a los que nos rodean.

Las expectativas hacen que las personas  empiecen a creer que todos debemos pensar, sentir y actuar bajo una norma concreta. Este tipo de pensamientos hacen que las personas nos sintamos profundamente decepcionadas tanto con nosotros como con los demás.

El principal problema de esperar algo de alguien es que detrás de este pensamiento existe la creencia de que las personas que queremos, al conocernos, deberían actuar de una manera concreta. Algo que no puede suceder ya que nadie está en nuestros cerebros.

No esperes nada de nadie: ¿Por qué es un buen consejo?

Hacer suposiciones sobre el futuro solo implica apostar a que algo pueda suceder. De la misma forma que pasa con los juegos de azar, siempre existe la posibilidad de que aquello que esperábamos nunca suceda. Por ello, el ‘nunca esperes nada de nadie’ es un buen consejo, ya que implica no decepcionarnos por cosas por las que quizá no deberíamos sentirnos frustrados/as.

Esto implica tomar la responsabilidad de nuestras actitudes ante los demás. Es decir, obviamente no debemos deshacernos de nuestras expectativas, sino comprender que existen cosas que no se sobreentienden y que deben ser explicadas a los demás.

Por lo tanto, es mejor no esperar nada de nadie y asumir una actitud menos exigente y mucho más abierta hacia las acciones de los demás. De este modo, no solo no nos frustramos, sino que estamos más abiertos a comunicar nuestros deseos y sentimientos a las personas que nos rodean, un pequeño gesto que mejorará mucho tus relaciones.

¿Cómo dejar de esperar algo de alguien?

Para dejar de lado las expectativas, las personas debemos trabajar y enfocarnos más en nosotros mismos/as. Es decir, asumir nuestra responsabilidad ante los sentimientos o pensamientos que experimentamos. Para ello, un psicólogo profesional puede ayudarte a comunicarte mejor con los de tu alrededor y a ser más eficaz en el momento de asumir estas responsabilidades. Además, puedes seguir los siguientes consejos.

1. Deja atrás el perfeccionismo: Normalmente las personas que suelen esperar algo de alguien tienen una tendencia al perfeccionismo. De esta forma, sienten que las personas de su alrededor deben ser igual de perfeccionistas que sus actitudes y comportamientos. El perfeccionismo es una buena virtud, pero es mejor intentar no llevar este tipo de habilidad al extremo.
2. Nadie es cómo tú: A pesar de que pueda parecer algo realmente obvio, en la mayoría de las ocasiones las personas solemos actuar como si los demás supieran cómo somos o qué deben hacer para contentarnos. Esto es una actitud que no sólo nos perjudica en nuestras relaciones, sino que además nos hace sentir mal con nosotros mismos/as.
3. No siempre recibirás algo a cambio: Debemos hacer nuestras acciones no para recibir una recompensa, sino simplemente porque está escrito en nuestros valores. El ‘no esperes nada de nadie’ también se aplica en estos casos, ya que al hacer algo por los demás no debemos esperar que se nos sea recompensado.
4. Asume la responsabilidad de tu felicidad: A veces esperar algo de alguien implica dejar la responsabilidad de nuestra felicidad a aquellos que nos rodean. Condicionar nuestra felicidad a los demás, hace que nos volvamos dependientes de nuestras relaciones.
5. Aprende a ser más resiliente: Si alguna vez te has sentido mal porque has esperado algo de alguien, esto es una buena oportunidad para reflexionar y aprender de ello. ¿Fueron estas expectativas realistas? ¿Qué puedes aprender de estas situaciones? De este modo, podrás desarrollar más tu resiliencia y hacer que tu actitud no se vea influenciada por las acciones de los demás.

¿Sin esperar nada de nadie se vive mejor?

Asumir la responsabilidad de nuestras acciones no implica dejar de lado para siempre nuestras expectativas hacia los demás. El ‘nunca esperes nada de nadie’ no se debe tomar al pie de la letra, sino como una frase que nos recuerda que nosotros tenemos la capacidad de controlar nuestras emociones y pensamientos. Al hacerlo, estamos tomando las riendas de nuestra actitud ante la vida, algo que no solo nos hará más felices sino que además mejorará nuestras relaciones con los demás. Aprenderlo es muy difícil y por ello, un psicólogo profesional siempre te podrá ayudar a ser una persona más resiliente y a gestionar tus emociones y pensamientos.

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