¿Qué es el aikido verbal?

El aikido verbal es una manera de evitar que los conflictos acaben desbordándose y convirtiéndose en ataques. Hoy explico cómo se producen las discusiones y cómo aplicar el aikido verbal.

20 DIC 2018 · Lectura: min.
Encarni Muñoz Psicoterapia

A mucha gente le sucede algo curioso con las discusiones, y es que a veces simplemente quieres defenderte de algo que te han acusado o quieres que la otra persona entienda tu punto de vista pero al contrario de lo que deseas, sin darte cuenta te ves envuelto en una gran discusión que no sabes ni cómo se ha originado y tampoco sabes cómo aplacarla.

Seguramente te habrá pasado en alguna ocasión, porque quien más o quien menos se ha visto sin pensarlo hablando de una manera de la que luego se ha arrepentido o diciendo incluso cosas que realmente no se piensa, y no necesariamente tienes que ser una persona agresiva para hacerlo, simplemente no sabes gestionar la discusión de otra manera.

¿Cómo se origina una discusión?

Antes de hablar sobre el aikido verbal, es importante entender cómo se originan las discusiones para poder enfrentarse a ellas de la mejor manera posible. Una discusión se origina generalmente cuando algo que te dice o hace alguien te sienta mal, te ofende o molesta. En ese momento lo que haces es intentar convencer a la otra persona de que está errada o convencer de que tu opinión o punto de vista es el mejor. La otra persona, lejos de aceptar lo que le estás diciendo, también mira como se siente y se toma mal lo que le has dicho, y a partir de ahí se genera un discurso enfocado en intentar convencer al otro y en justificar tu propio comportamiento llegando a hacer ataques directos y a veces conscientes. Se produce así, lo que llamamos en psicología una “escalada ascendente”. Si nos imaginamos una escalera, es como si las dos personas intentaran subir un peldaño o dos para ponerse por encima de la otra persona, y la otra persona hace lo mismo, ascendiendo cada vez más y generando una situación que puede ser muy dañina emocionalmente si no se frena. Generalmente esto se frena cuando está totalmente descontrolada la situación y cuando el daño provoca que una de las personas deje la situación y se marche.

Cuando estas escaladas ascendentes son comunes o el daño provocado es muy grave, se puede dar pie a rupturas sentimentales o sociales e incluso familiares. Es por ese motivo que es tan importante controlar lo que se dice en las discusiones, porque una vez provocado el daño, a veces ya no se puede reparar. En mis terapias suelo explicar que las relaciones con los demás son como un vaso de vidrio. Cuando hay una discusión en la que se falta el respeto o se produce una escalada ascendente, es como si tirásemos ese vaso al suelo y se rompiera en mil pedazos. Por mucho que luego se perdone y se intente hacer borrón y cuenta nueva, es decir, si intentas recomponer el vaso, nunca quedará igual, algún vidrio se perderá y el pegamento provocará que el vaso no tenga la misma apariencia, además de que ya nunca más podrás beber en él. Por tanto, la relación ya no será igual, siempre queda algún poso de lo que se ha dicho o hecho y aunque se perdone, ya estará un poco dañada la relación. Es por ese motivo que hay que evitar llegar a esos extremos, evitar las escaladas y tener así relaciones saludables con los demás.

Por tanto, ¿qué es el aikido verbal?

Y dirás... ¿qué tienen que ver las artes marciales con la comunicación y las discusiones? Pues bien, el aikido es un arte marcial que basa en bloquear al adversario sin buscar dañarlo. El aikido sería una analogía de cómo hay que enfrentarse a las discusiones, bloquear la discusión sin dañar a la otra persona (verbalmente hablando).

¿Y eso cómo se hace?

Cuando discutimos tenemos tendencia a mirarnos el ombligo pero normalmente cuando alguien hace una queja o busca una discusión, en realidad lo que está pidiendo indirectamente es ayuda. Por tanto, la mejor manera de practicar el aikido verbal es salirse de uno mismo, dejar de centrarte en lo que te han dicho (y en tu rabia) y valorar qué te está queriendo decir subliminalmente con esa frase, indagar sus necesidades y buscar la manera de resolver el conflicto sin entrar en el “y tú más”. Lejos de lo que se dice popularmente, la mejor defensa NO es un buen ataque. Eso no quiere decir que evites el conflicto a toda costa, se trata de intentar resolver la situación pero sin que la sangre llegue al río.

Para entenderlo mejor pondré algún ejemplo:

Estás en el trabajo y un compañero te lanza un “dardo” con una ironía del estilo: “qué mal viven algunos, yo aquí trabajando como un esclavo mientras otros viven como Dios”. Ante ese ataque es fácil responder con otro ataque del estilo de “no sé por quien lo dices, por mí no será, que no paro desde que llego, y mi trabajo es más complicado que el que hacéis todos los demás”. Si verbalizas algo así, es probable que se desate la caja de los truenos y entréis en una escalada ascendente. Te has ofendido porque han desacreditado tu trabajo y tu responsabilidad pero el objetivo no es que la otra persona se dé cuenta de eso. Una manera de practicar el aikido verbal sería la siguiente. “es verdad que tienes mucho trabajo y es un rollo estar así de estresado desde que llegas, lo entiendo porque a mí me pasa igual pero piensa que atacar a tus compañeros no es la solución. A veces no nos damos cuenta de lo que hacen los demás, ojalá el jefe se diera cuenta de que vamos desbordados”. Si analizamos la situación, en realidad lo que te quiere decir tu compañero es que está muy saturado emocionalmente y está enfadado con el peso que lleva en la empresa, no contigo directamente. Si empatizas con tu compañero, es más probable que la discusión no vaya a más. De hecho, en la frase se descentra la atención de los compañeros y se le da la responsabilidad al jefe que es quien no cambia la situación.

Por tanto, para practicar el aikido verbal hay que hacer estas intervenciones:

  1. Respira, no te dejes llevar por la rabia del momento
  2. Piensa que no es algo personal, lo dice así porque quizás sus habilidades sociales no son las mejores o porque está estresado o molesto, pero en realidad te está queriendo decir alguna necesidad o pidiendo ayuda.
  3. Indaga qué es lo que necesita y cómo se siente.
  4. No te justifiques ni te centres en ti, céntrate en entender su parte y ayudarle.
  5. Si las maneras utilizadas no son las correctas, se lo puedes especificar, pero hazlo con tacto y sin provocar añadir más leña al fuego.

Intenta practicar el aikido verbal en tu día a día, y verás como las discusiones se reducen notablemente.

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918

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Escrito por

Encarni Muñoz

Encarni Muñoz es psicóloga sanitaria, especializada en adultos y con más de 10 años de experiencia. Realiza terapias individuales y de pareja a partir de una corriente integradora. Su objetivo es dotar a la persona de recursos y ayudar a descubrir los que posee para mejorar su calidad de vida en el mínimo número de sesiones posible.

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