¿Qué es el apego desorganizado? 8 Características de los niños/as con este tipo de apego

¿Qué es el apego desorganizado y cuál es su relación con el maltrato infantil? En este artículo podrás saber qué es y cuáles son sus consecuencias.

17 DIC 2021 · Lectura: min.
¿Qué es el apego desorganizado? 8 Características de los niños/as con este tipo de apego

El apego tiene una función claramente evolutiva ya que permite fomentar la capacidad de autonomía de los individuos y el desarrollo sano tanto físico como psicológico. El apego seguro otorga la seguridad necesaria como para poder explorar el entorno que nos rodea, aspecto clave para el aprendizaje. 

Sin embargo, no todas las personas desarrollan un vínculo seguro en la infancia y un claro ejemplo de ello son aquellas personas que sufren de maltrato a lo largo de esta etapa. La mayoría de éstas acaban desarrollando un apego desorganizado. En este artículo podrás descubrir qué es exactamente, cuales son sus consecuencias y en qué se basa el tratamiento para los traumas de apego

¿Qué es el apego?

El apego es el vínculo emocional que se establece entre un niño y sus cuidadores. En concreto, la Teoría del Apego postula que la repetición de interacciones positivas entre el niño y su cuidador proporciona al menor la percepción de que el mundo es seguro. Esta seguridad, según esta teoría, vendría de la sensación del niño de que es merecedor del amor de las otras personas y que existen figuras significativas que le darán refugio y apoyo en el caso de necesitarlo. 

Bowlby (psicólogo infantil, pionero en el estudio del desarrollo infantil y en el desarrollo de la Teoría del Apego) afirma que el apego puede explicar distintos problemas psicológicos como la ira, el alejamiento emocional, la ansiedad, etc. ya que éstos pueden surgir como consecuencia de un apego inseguro con las figuras significativas. Es por este motivo que la configuración de las primeras relaciones puede influir significativamente en las interacciones futuras con otras personas como amigos/as, pareja, etc. incluso con uno mismo. 

¿Qué es el apego desorganizado?

Hay distintos tipos de apego en función del vínculo emocional que se establezca entre el niño/a y su cuidador. Uno de ellos es el apego inseguro desorganizado y éste se caracteriza por un vínculo amenazante donde los padres o los cuidadores se comportan de una manera impredecible y hostil. Cuando nos referimos a impredecible hacemos referencia a que el niño/a no puede predecir la conducta de su cuidador, todo lo contrario al apego seguro, donde el niño/a, en base a las interacciones pasadas, sabe que sus progenitores responderán a sus necesidades. 

Se estima que un 80% de los niños que han sido maltratados presentan este tipo de apego y normalmente es frecuente que sus progenitores también hayan tenido cuidadores hostiles y una desorganización del apego. La interacción que mantienen es una mezcla entre el acercamiento y la evitación por lo que el comportamiento del adulto se caracteriza por ser inconsistente y estar poco disponible a las necesidades del niño resultando un cuidado basado en el maltrato, el abuso y la violencia. Este patrón de relación desemboca en el niño conductas desorganizadas que alternan entre la búsqueda intensa por cubrir sus necesidades y el rechazo hacia las figuras significativas por temor a sus respuestas. 

Consecuencias de los/as niños/as con este tipo de apego: 

  1. Hipervigilancia: Los niños/as con apego desorganizado se suelen mostrar en constante alerta vigilando la conducta del cuidador con el objetivo de evitar una posible agresión o situación violenta. Por lo tanto, se mantendrán atentos de los posibles indicadores que puedan predecir una agresión.
  2. Baja autoestima: El primer contacto que tenemos con las relaciones sociales y con el mundo es a través de nuestros progenitores o cuidadores. El hecho de no sentirnos amados en esta primera relación comportará sentimientos de culpabilidad y rechazo hacia uno mismo. Es por eso que los niños que presentan este tipo de apego no se sienten dignos del amor. Se suelen percibir a sí mismos como insuficientes y culpables atribuyendo el maltrato a características de su forma de ser. Por lo tanto, suelen ser niños inseguros y en ocasiones, presentan conductas hiperactivas con el objetivo de llamar la atención de las otras personas de su alrededor y obtener así, la atención que no encuentran en sus cuidadores.
  3. Miedo a los cuidadores: Los niños que han sido maltratados por sus figuras de cuidado acaban desarrollando miedo hacia éstas asociandolas a malestar, culpa y tristeza. De hecho, este tipo de cuidados pueden comportar el desarrollo de traumas ya que se producen abusos y maltratos, tanto es así que este tipo de experiencias los hace más susceptibles a padecer trastorno por estrés postraumático.
  4. Miedo a la exploración: Un apego seguro garantiza al niño la certeza de que sus padres cubrirán sus necesidades por lo que el niño/a no tendrá que estar atento a las respuestas de su cuidador y se dedicará a explorar el entorno donde se encuentra (a través de la realización de actividades, nuevos vínculos, etc.). Las personas que presentan apego desorganizado tienen miedo tanto al abandono como a la posible agresión por lo que evitan explorar el mundo que les rodea por miedo a ser castigados por sus progenitores o bien, por miedo a encontrarse con personas que los trate con violencia. Este miedo acaba perjudicando al desarrollo cognitivo dado que no pueden estar en contacto con estímulos distintos.
  5. Disociación: Los niños que viven situaciones de violencia y maltrato acaban padeciendo de disociación. Al estar en situaciones en las que no pueden huir y que las propias figuras encargadas de su cuidado son las que comportan una amenaza, pierden el contacto con la realidad como mecanismo de defensa.
  6. Problemas de conducta: Las figuras que se encargan de nuestro cuidado funcionan también como medio para aprender las conductas socialmente aceptables y una de las formas por las que se aprenden es a través de la simple observación. Por lo tanto, haber vivido situaciones de maltrato puede conllevar a aprender este tipo de conducta y reproducirla en otras situaciones como en la pareja, en el instituto, etc. De hecho, las personas que han presentado este tipo de apego durante la infancia tienen más probabilidades de desarrollar conducta antisocial.
  7. Trastornos del estado anímico: La identificación y la regulación emocional se empieza a aprender desde la infancia a través de la contención de nuestros progenitores. Cuando no se le proporciona al niño estrategias para regular sus emociones y situaciones complicadas, acaba siendo más susceptible a sufrir trastornos del estado de ánimo como depresión.
  8. Problemas cognitivos: Nuestra memoria tiene una función de supervivencia y en ocasiones, ante hechos traumáticos que son difíciles de procesar cognitivamente, nuestra memoria “nos protege” haciendo ese contenido inaccesible al recuerdo. Es por ese motivo que las personas que han sufrido de maltrato durante su infancia pueden llegar a tener lagunas en sus recuerdos y, por ende, un razonamiento y discurso con grandes lapsos. 

Tratamiento: 

El tratamiento psicológico para tratar los traumas y/o problemáticas relacionadas con el apego se centran principalmente en: 

  • Consolidar un vínculo seguro con el terapeuta que facilite tanto la exploración de los aspectos dolorosos como la modificación de aquellos patrones de pensamiento que dificultan establecer relaciones sanas tanto con los demás como con ellos mismos. Un ejemplo de pensamiento disfuncional que se podría dar en este caso sería: “Todos me van a herir y por eso tengo que desconfiar de todas las personas con las que me relaciono”.
  • Analizar aquellos comportamientos, percepciones y sentimientos que se presentan en la actualidad pero que tienen relación con las experiencias de su infancia.
  • Acompañamiento emocional para explorar su situación actual y cómo establece relación con los demás analizando tanto las tendencias como las expectativas que tiene de los demás. 

Hay experiencias a lo largo de nuestra vida que son difíciles de gestionar y en ocasiones nos generan tanto dolor y malestar que se nos hace una tarea imposible recuperarnos por nosotros mismos.  El tiempo no lo cura todo y optar por no tratar ese dolor puede conllevar a un deterioro de nuestra salud mental. Es por ese motivo que es importante que ante cualquier malestar que interfiera en nuestro día a día acudamos a un profesional con el objetivo de poder mejorar nuestro bienestar emocional. 

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Escrito por

Carolina Pascual Sanoner

Soy graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona con especialidad en psicología de la salud y psicología clínica de la edad adulta. Después de la carrera, realicé un máster oficial de psicología infantojuvenil, además de otros cursos de especialización. En la actualidad, me encuentro realizando el Máster General Sanitario.

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Bibliografía

  • Aguilar, M. (2019). Intervenciones psicoterapéuticas basadas en la teoría del apego. Revista Cúpula, 33 (1), 33-55 https://www.binasss.sa.cr/bibliotecas/bhp/cupula/v33n1/art03.pdf
  • Gayá, C., Molero, R.J y Gil, M.D. (2014). Desorganización del apego y el trastorno traumático del desarrollo (TTD). Asociación Nacional de Psicología Evolutiva y Educativa de la Infancia, Adolescencia y Mayores, 3 (1), 375-383. https://www.redalyc.org/pdf/3498/349851785037.pdf
  • Echeburúa, E. y Amor, P.J. (2019). Memoria traumática: estrategias de afrontamiento adaptativas e inadaptativas. Terapia psicológica, 37 (1), 71-80. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082019000100071 

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