¿Qué es el contagio emocional?

El contacto con la gente nos provoca el contagio emocional. Descubre qué es, cómo funcionan las neuronas espejo y lo que puedes hacer para no dejarte influir.

10 AGO 2017 · Lectura: min.
Encarni Muñoz

¿Te ha pasado alguna vez que cuando llegas a casa tras haber estado con alguien que se sentía triste tú te sientes del mismo modo aunque en un inicio te sintieras bien? Pues este es un ejemplo de contagio emocional, que se produce como consecuencia de la activación de las neuronas espejo.

Alguna vez os he hablado sobre estas neuronas, que son las responsables de que se manifieste la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro.

El ejemplo más común de la activación de las neuronas espejo es el bostezo. Seguro que te ha pasado alguna vez, estar con alguien que bosteza y a los pocos segundos hacerlo tú también o ver como alguien se rasca la nariz y acto seguido hacerlo tú o sentir picor en la misma zona.

La misión de las neuronas espejo es la de reflejar (como hace un espejo, de ahí el nombre) la actividad que estamos observando y se ponen de manifiesto cuando alguien ejecuta una acción o cuando observamos ejecutar una acción.

¿Cómo interfieren las neuronas espejo en nuestras relaciones?

Hemos dicho que estas neuronas provocan que actuemos como lo hace el otro (cuando somos capaces de empatizar) o que sintamos la emoción de la otra persona aunque no actuemos del mismo modo. Por tanto, si te rodeas de gente positiva y divertida, probablemente te contagiarás de esas emociones o de su manera de pensar y acabarás sintiéndote bien y siendo tú más positivo/a o de mejor humor de lo que eras o estabas en un inicio.

Del mismo modo, cuando nos rodeamos de gente negativa, gente que siempre ve el vaso medio vacío o que de todo hace un problema, puede que te sientas mal o que te han amargado el día cuando llegas a casa tras el encuentro. Y puede que si quedas mucho con esa persona acabes siendo más negativo/a y crítico/a de lo que eras antes.

Por tanto, las neuronas espejo nos pueden beneficiar o perjudicar en función de las personas de las que nos rodeemos.

¿Por qué es tan importante rodearse de gente positiva?

Evidentemente no vamos a ir huyendo de los amigos que están atravesando un mal momento, pero sí que hay que analizar lo que nos aportan nuestras amistades en términos generales, es decir, hay que diferenciar entre estado y rasgo. No es lo mismo estar enfadado puntualmente a ser una persona que siempre se enfada por todo.

Así, es importante analizar si las personas de las que nos rodeamos nos contagian estados positivos o negativos y escoger en consecuencia.

En la consulta muchas veces me encuentro con personas que explican que no les apetece quedar con alguno de sus amigos porque no acaban de sentirse a gusto con ellos o no les aportan nada positivo. Sin embargo, cuando les pregunto: "¿entonces por qué quedas?" me contestan que no lo saben, por costumbre o porque en el pasado compartieron muchas cosas pero ahora ya no.

En consecuencia a estos argumentos suelo explicar que la amistad es una elección, pero esa elección no tiene porque ser para siempre, tenemos que poder sentirnos libres de decidir quien estará en nuestras vidas y quien no, del mismo modo que lo hacen los demás. Muchas personas aceptan a su lado a quien en algún momento apareció en su vida aunque no les aporte nada positivo en la actualidad. Lo hacen simplemente por no rechazar a alguien, aunque eso les perjudique su bienestar emocional, y eso es un grave error, ya que se está priorizando a los demás antes que a uno mismo. Estar con gente que nos contagia emociones negativas puede hacernos entrar a nosotros mismos en su estado y si es algo constante, es mejor evitarlo y rodearse de gente positiva. Eso no quiere decir que no se pueda hablar nunca de problemas y que siempre haya que estar con una sonrisa. Como he dicho antes, se trata de una media, no de estados puntuales.

¿Qué puedo hacer para no contagiarme?

Cuando nos sentimos bien estando con otro evidentemente no tenemos que hacer nada, sólo dejarnos llevar. Pero cuando nos sentimos mal siempre que quedamos con alguien hay que plantearse ciertas cosas:

Lo primero es preguntarse si es algo puntual o es una mala época de esa persona. Si es así, apóyale y ayúdale a salir de ese malestar y cuando llegues a casa piensa en lo positivo que has hecho al apoyarle, ser el hombro en el que llorar y aconsejarle. Eso seguramente te hará sentir mejor y llegar a casa con un cierto malestar es normal si habéis estado hablando de problemas. De todas formas, intenta que esa reunión no se centre sólo en cosas negativas y tras haber hablado un rato sobre los problemas, acaba el encuentro con temas divertidos o haced algo que os genere bienestar juntos.

Si por el contrario descubres que es siempre así, que es una persona negativa y por mucho que intentes sacar temas divertidos o buscar el lado positivo de las cosas consigue darle la vuelta a la tortilla, es importante que intentes hablar con él/ella de esta percepción que tienes y animarle a que intente ver las cosas desde otro punto de vista.

Posteriormente, si ves que su actitud no cambia y te siguen generando malestar los encuentros, es hora de decidir qué te aporta esta persona y distanciarte en caso necesario.

¿Y si soy yo la persona negativa?

Entonces toca intentar cambiar la actitud. Cuando te veas criticando algo o a alguien, intenta dejar de hacerlo y pensar lo positivo que tiene esa persona o cosa. Es normal que te cueste hacerlo o que a los pocos segundos te veas otra vez criticando o viendo lo negativo de las cosas. Ten paciencia y vuelve a intentar ser más positivo/a.

Trata de sacar el lado bueno de todo lo que te suceda, por muy negativo que sea e intenta ver siempre el vaso medio lleno.

Si hay algo de lo que no seas capaz de ver el lado positivo, intenta relativizar lo sucedido. Por ejemplo, si tu hermano lleva un mes sin hablarte, en lugar de criticarle y ver lo injusto de la situación, relativiza pensando que es una situación que puedes revertir y que harás todo lo posible porque así sea. En consecuencia pensarás qué hacer para resolver el conflicto y volver a tener una buena relación con él/ella y te sentirás mejor.

El bienestar es algo que podemos escoger aunque las circunstancias no sean las más propicias para ello. Recuerda que las relaciones nos tienen que sumar y como dijo un día Buda Gautama: "el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional".

Encarni Muñoz Silva

Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918

PUBLICIDAD

Escrito por

Encarni Muñoz

Encarni Muñoz es psicóloga sanitaria, especializada en adultos y con más de 10 años de experiencia. Realiza terapias individuales y de pareja a partir de una corriente integradora. Su objetivo es dotar a la persona de recursos y ayudar a descubrir los que posee para mejorar su calidad de vida en el mínimo número de sesiones posible.

Consulta a nuestros mejores especialistas en orientación y crecimiento personal
Deja tu comentario

PUBLICIDAD

últimos artículos sobre orientación y crecimiento personal

PUBLICIDAD