¿Qué es el trastorno de conducta y por qué es tan importante su tratamiento?

El trastorno de conducta en la infancia y en la adolescencia suele implicar reiteradas quejas por parte del entorno. Descubre qué es y cuál es su tratamiento.

14 ENE 2022 · Última modificación: 27 ENE 2022 · Lectura: min.
¿Qué es el trastorno de conducta y por qué es tan importante su tratamiento?

El trastorno de conducta es uno de los problemas más frecuentes que se manifiestan en la infancia y en la adolescencia. En concreto se estima que más del 10% de los niños/as y adolescentes presentan este trastorno siendo más frecuente en el sexo masculino. El problema más relevante es que la mayoría de personas que padecen de trastornos graves de conducta no reciben tratamiento y éste constituye un factor importante para la prevención de conductas criminales, problemas de salud y de relaciones sociales. 

¿Qué es el trastorno de conducta?

El trastorno de conducta (también conocido como trastorno disocial) es un patrón persistente de comportamientos agresivos hacia los otros. En concreto, se presentan como faltas de respeto hacia los derechos de los demás, a las reglas sociales y a las normas que no se pueden explicar por la edad de la persona. Su comportamiento suele ser perturbador, desafiante, irritable, rencoroso y/o vengativo por lo que comporta  malestar a la persona que lo presenta como a su entorno social (familia, amigos, escuela, etc.). Su inicio se sitúa en la mayoría de los casos en la infancia o en la adolescencia y puede ir acompañado de otros trastornos mentales siendo los más frecuentes el TDAH y el trastorno negativista desafiante. Sin embargo, también es común la presencia de trastornos de ansiedad, trastornos depresivos y bipolar y adicciones. 

En ocasiones, la persona no se siente culpable ni experimenta sentimientos de remordimiento por los daños ocasionados. Como ya hemos mencionado, muchas veces presentan dificultades en distintas áreas de su vida cotidiana como en el rendimiento académico, en el trabajo, etc. pero muchas de las personas que lo padecen no muestran ningún signo de preocupación por sus problemas de conducta ni por sus consecuencias. Además, también pueden mostrar serias dificultades para establecer vínculos ya que este trastorno puede ir acompañado de problemas para la expresión de las emociones y, por ende, se pueden mostrar totalmente indiferentes hacia los sentimientos de los demás. 

Por todo lo mencionado, muchos psicólogos/as sitúan el trastorno de conducta en la infancia o en la adolescencia como un factor desencadenante de un trastorno de la personalidad antisocial en la etapa adulta ya que éste puede compartir algunos síntomas del trastorno de la personalidad con la diferencia de que este último se considera estable y se diagnostica a partir de los 18 años. En este sentido, cuando este trastorno no se trata a tiempo se puede traducir en la presencia de comportamientos sexuales de riesgo, consumo de sustancias adictivas y agresiones durante la etapa adolescente y adulta.

Síntomas: ¿Cómo identificarlo?

El DSM- 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales) indica que se deben manifestar al menos tres síntomas de los siguientes en un período total de un año como mínimo y al menos un síntoma debe estar presente en los últimos seis meses: 

  1. Agresividad hacia personas y/o animales: El niño o adolescente ha intimidado, amenazado, acosado y/o violado sexualmente a alguien. Si no ha llegado a la violencia física, ha utilizado armas u objetos que podrían haber causado daño físico a otras personas. Este síntoma también se puede manifestar a través de robos con violencia enfrentándose a la víctima por medio de la amenaza, la extorsión, etc.
  2. Destrucción de propiedades y vandalismo: La persona ha causado daños materiales intencionadamente con el objetivo de ocasionar deterioros considerables.
  3. Engaños y/o robos: El niño o adolescente ha mentido con el fin de obtener algún beneficio o evitar responsabilidades, ha robado objetos de valor sin intimidar ni violentar a la víctima y/o ha entrado a una casa, edificio o automóvil de otra persona sin su consentimiento.
  4. Incumplimiento de normas y reglas: Antes de los 13 años, el adolescente falta a la escuela, sale por las noches pese a que se le haya prohibido explícitamente hacerlo y/o ha pasado al menos dos noches fuera de casa o ha estado ausente durante un tiempo prolongado. 

Causas: ¿Cuáles son los factores de riesgo?

Pese a que la mayoría de trastornos psicológicos no se pueden explicar por una única causa, sí que hay factores de riesgo para el desarrollo de los trastornos. En el caso del trastorno de conducta son los siguientes: 

  • Ambientales:  La familia constituye el primer agente social con el que se relaciona el niño o la niña por lo que un vínculo basado en el maltrato o trato muy autoritario puede influir significativamente en el comportamiento futuro de las personas. En este sentido, se ha constatado que a nivel familiar, el maltrato, la negligencia, los estilos educativos incoherentes entre los dos progenitores y la disciplina severa pueden ser un factor de riesgo para padecer un trastorno conductual. Por otro lado, a nivel comunitario también se ha evidenciado que el rechazo entre los iguales, juntarse con grupos de personas que cometen delitos y vivir en un barrio donde se puedan evidenciar actos de violencia son factores de riesgo para el desarrollo de este trastorno y son más graves si se presentan durante la infancia.
  • Biológicos: Aquellas personas que tienen padres biológicos con depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia o con trastornos adictivos, tienen más probabilidad de presentar un trastorno de conducta. Por otro lado, a nivel cerebral también se han observado diferencias entre las personas que lo padecen y las que no. En concreto, las diferencias se han encontrado en las regiones y conexiones cerebrales relacionadas con la regulación y el procesamiento de las emociones y el afecto.
  • Relacionados con el temperamento:  El temperamento difícil de controlar durante la infancia manifestado como mala conducta junto a un coeficiente intelectual por debajo de la media, constituye un factor de riesgo, especialmente cuando es la puntuación de coeficiente intelectual verbal la que está por debajo de la media. 

Tratamiento: Terapia multisistémica 

Hasta el momento no se ha encontrado ningún tratamiento individual que resulte eficaz para el tratamiento del trastorno de conducta. En este sentido, se ha evidenciado que es indispensable incluir al paciente, a la familia y a su entorno. Uno de los tratamientos que cumple con esos requisitos y que se utiliza para la intervención de este trastorno es la terapia multisistémica que incluye tratamiento tanto biológico como psicosocial y psicoeducativo. Por lo tanto, el tratamiento es llevado a cabo por un equipo interdisciplinar (psicólogos, pediatras, trabajadores sociales, neurólogos, etc.). 

La terapia multisistémica se basa en identificar los problemas que se presentan en el niño/a o el adolescente, en su familia y en la comunidad en la que se encuentran. De esta manera, tiene como objetivo inicial potenciar y desarrollar los recursos de los progenitores para que puedan contener las dificultades de su hijo/a así como para poder afrontar los futuros problemas familiares que puedan surgir. De esta forma se enfoca en intervenir sobre los distintos entornos que rodean al paciente así como desarrollar conductas responsables de la persona que padece el trastorno como de los miembros que tienen relación con él o con ella.

Pese a que en ocasiones pensamos que ciertas conductas son responsabilidad únicamente de quienes las padecen, la realidad es que el entorno en el que vivimos influye significativamente en cómo nos comportamos y nos relacionamos. La infancia y la adolescencia constituyen períodos importantes para el aprendizaje social y dependiendo del contexto en el que nos encontramos, podemos acabar aprendiendo conductas desadaptativas. Por lo tanto, es indispensable que los niños y adolescentes que padecen de un trastorno de conducta reciban el tratamiento necesario para intervenir en la sintomatología así como para prevenir conductas criminales y otros trastornos psicológicos durante la adultez. 

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Escrito por

Carolina Pascual Sanoner

Soy graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona con especialidad en psicología de la salud y psicología clínica de la edad adulta. Después de la carrera, realicé un máster oficial de psicología infantojuvenil, además de otros cursos de especialización. En la actualidad, me encuentro realizando el Máster General Sanitario.

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Bibliografía

  • American Psychiatric Association - APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed.5.). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • De la Peña-Olvera, F.R. [Francisco R]. (2003).  Tratamiento multisistémico en adolescentes con trastorno disocial. Salud Pública de México, 45 (1), 124-131. https://www.redalyc.org/pdf/106/10609516.pdf
  • Villanieva-Bonilla, C. [Cristina] y Magnolia, Á. [Ángela]. (2018). Factores protectores y de riesgo del trastorno de conducta y de trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Una revisión sistemática. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 23 (1), 59-74. https://www.aepcp.net/wp-content/uploads/2020/04/19582-44761-1-PB.pdf

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