Quien bien te quiere, te hará llorar ¿Qué aprendemos con ello?
Algunas frases hechas de la cultura popular tienen mensajes y aprendizajes que pueden influirnos en nuestra vida. Veamos como influye esta frase tan escuchada
En la cultura popular existen muchas frases hechas que hemos oído desde que somos pequeños y de alguna manera hemos interiorizado con sus consecuencias. En este sentido, aunque muchas veces a nivel racional negamos su influencia, actuamos o nos sentimos de acuerdo a ellas. Por ello mismo, queremos hacer un pequeño análisis de de una de ellas y su papel e influencia.
"Quien bien te quiere, te hará llorar"
¿Qué nos está diciendo?
Es una realidad que las personas que nos quieren no siempre hacen todo aquello que querríamos. Todos somos libres para actuar y pensar de maneras diferentes, por lo que los desacuerdos forman parte de la vida y, en ocasiones, estos desacuerdos pueden generarnos algún daño. Sin embargo, el dolor de una relación no indica que ese amor o cariño sea de mayor o menor calidad. Una relación, no se debería valorar por las veces que nos hace llorar sino por todo aquello que nos aporta.
¿Qué implicaciones tiene?
Cuando crecemos pensando que quien bien te quiere te hará llorar, relativizamos el dolor e, incluso, llegamos a necesitarlo para valorar las relaciones.
Si tenemos en cuenta todo el ciclo vital, estos modelos pueden generar consecuencias importantes en cada una de las etapas:
- Infancia y adolescencia: Los niños aprenden que los padres como se preocupan y les quieren les castigan reiteradamente. Sin embargo, al repetir esta frase el mensaje que reciben los niños es "Me hacen caso, están pendientes así que me quieren". Sin embargo, ¿qué consecuencias tiene ello sus creencias? Con este mensaje estamos diciendo que si el padre no castiga a su hijo no le quiere. Dicho así nos parece exagerado, pero los niños lo viven y lo interpretan así. Por lo que como padres hemos de poder demostrar nuestro amor y nuestro interés por ellos de muchas maneras y no solo a través de los castigos.
- Adultez: la persona al haber crecido con esta creencia pensará que una relación sana es aquella en la que pasarlo mal está justificado. Esta situación puede ser en ambas direcciones, es decir, tanto si él/ella generan el dolor como si son las personas que lo reciben. Para él/ella su demostración del amor depende de ese dolor y ese daño que se infringe a la otra persona sea físico o psicológico. Por lo tanto, se pone en una situación en la que puede ser tanto víctima como agresora. Es la única manera en que ha aprendido a demostrar el amor y es necesario un trabajo específico para poder modificar dicha creencia.
Por lo tanto, aunque forma parte de nuestra cultura general, hemos de ser un poco críticos con los mensajes encubiertos en dichas frases. Llorar en una relación no es malo, sin embargo, un amor que se basa en las lágrimas derramadas ha de despertarnos una señal de alarma que en muchas ocasiones necesita de ayuda externa para poder cambiar estas creencias tan arraigadas en nuestra propia persona.
Centre PiP (Psicologia i Pedagogia)
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