Síndrome del Impostor o Pesimismo Defensivo

El análisis comparativo del Síndrome del Impostor y el Pesimismo Defensivo pone de manifiesto la existencia de importantes similitudes en el tipo de componentes cognitivos y afectivos.

3 MAR 2015 · Última modificación: 29 OCT 2020 · Lectura: min.
¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor ha sido definido como un sentimiento intenso de falsedad o falta de autenticidad con respecto a la autoimagen de competencia, experimentado por personas con una apreciable historia de éxitos (Clance).

¿Por qué se sufre del síndrome del impostor?

Se caracteriza por el miedo a no ser lo suficientemente competente, "no estar a la altura", no merecer el cargo que se ostenta o se le propone, pensando que alguien más talentoso merecería estar en su lugar. Se acompaña de sentimientos y creencias de auto-limitación sobre sí mismo y su éxito.

Las personas con este síndrome manifiestan importantes dudas acerca de sus habilidades, y creen que éstas son continua e injustificadamente sobreestimadas por los demás y no se creen merecedores de los éxitos que obtienen. Como consecuencia de su miedo y ansiedad ante la posibilidad de fracasar, y así parecer ante los demás como unos incompetentes, los impostores se esfuerzan para evitar un posible fracaso que «pueda delatarles y suelen experimentar un sentimiento de culpabilidad ante aquel resultado, lo que contribuye al desarrollo de los sentimientos de falsedad mencionados

A pesar de la evidencia de sus logros, aquél que sufre el síndrome del impostor está continua e internamente desmereciéndolos, bajo el pensamiento de que en realidad está engañando a todos y por lo tanto corre el riesgo de ser desenmascarado. El éxito repetido no debilita este tipo de sentimientos, ni estimula la creencia en una alta habilidad; muestran un gran ingenio a la hora de negar la evidencia externa de habilidad y de desacreditar las valoraciones positivas procedentes de los demás.

Las personas que sufren este síndrome, usualmente tienen expectativas demasiado altas respecto a ellas mismas, tiene dificultad para aceptar los logros y atribuye todo el peso del éxito a factores externos, como la suerte. Por ello, viven angustiados, les invade el temor a ser descubiertos, percibiéndose a sí mismos como un fraude. Se sienten constantemente a prueba y no se consideran lo suficientemente válidos, como si estuvieran "fingiendo", considerándose impostores en su propias vidas y carreras.

¿Por qué está relacionado con el pesimismo defensivo?

Desde el punto de vista clínico el síndrome del impostor se ha asociado con diversos tipos de síntomas como la ansiedad generalizada y la depresión, entre otros. Por su parte, el pesimismo defensivo es conceptualizado como una estrategia cognitiva de dominio específico (de logro, social), consistente en adoptar unas bajas expectativas y metas ante la existencia de una situación futura a afrontar, a pesar de que las personas que recurren a ella presentan una clara historia de éxitos, algo que reconocen como cierto. Estas personas se sienten inicialmente ansiosas y fuera de control, y focalizan su atención en las dificultades y resultados negativos posibles, incluso aunque parezcan poco probables invirtiendo una gran cantidad de esfuerzo en tareas que ellos valoran como importantes . (Norem y Cantor).

Cómo se relaciona el pesimismo defensivo con el síndrome del impostor

Desde el punto de vista clínico se ha observado que los pesimistas defensivos presentan a largo plazo, en comparación con los optimistas, mayores niveles de sintomatología informada (preocupación, insomnio, desesperanza), nivel de estrés y de insatisfacción vital y un mayor nivel de depresión,(Cantor).

En análisis exahustivos comparativos de las características asociadas al Pesimismo defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI) se ha puesto de manifiesto, la existencia de importantes similitudes en el tipo de componentes cognitivos y afectivos que los caracterizan, semejanzas que venían justificadas por el solapamiento apreciable existente entre el PD y el SI. Se encuentran dos patrones de comportamiento que tienen en común la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, miedo al fracaso y mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, ansiedad y duda acerca de las propias posibilidades de lograr buenos resultados, y se fijan unas bajas expectativas ante cada nueva situación a afrontar, todo ello a pesar de una importante historia de éxitos y la existencia de un ciclo autoperpetuador de respuestas desadaptativas tanto en el SI como en el PD. Hay que tener en cuenta que ambos patrones de comportamiento facilitan la consecución de importantes éxitos, que actuarían como reforzadores positivos de las creencias, actitudes y conductas mantienen previamente a la obtención de esos resultados.

En el caso del SI, la reacción consiste en invertir una gran cantidad de esfuerzo, destinado a evitar el fracaso con el fin de impedir la desaprobación de los demás, desean evitar la decepción y el rechazo de los demás . Por otra parte, en los pesimistas defensivos esta reacción consiste en bajar las expectativas de éxito, las metas, y en devaluar los resultados futuros con un propósito claramente protector, que permitiría el dominio de la ansiedad y el aumento del control y la motivación. (Norem y Cantor; Clance y O'Toole; Fernández y Bermúdez).

Se encuentran altos estándares de autoevaluación en el SI que harían más probable la experiencia de ansiedad, pues ningún nivel de rendimiento y en ningún contexto vital es reconocido por estos sujetos como suficiente o adecuado, lo que facilita el desarrollo de malestar emocional e insatisfacción personal crónicos.

El deterioro de la calidad de vida o merma de la capacidad profesional, son las consecuencias que se derivan de ello pues, si bien unos se sobreesfuerzan, trabajando de forma ardua y más que el resto para demostrar su valía, otros llegan a rechazar oportunidades laborares y de promoción, quedando estancados profesionalmente por el temor a ser descubiertos, impidiendo que gente muy válida siga progresando.

Algunos estudios psicológicos han sugerido que un 70% de las personas se consideran a sí mismas impostoras en algún momento, en diferentes grados.

Cuando se habla de este fenómeno, suele hacerse referencia al mundo laboral pero también es frecuente entre los estudiantes que piensan insistentemente que con el paso del tiempo serán descubiertos como fraudes intelectuales. Una de las explicaciones que se barajan es que conforme progresamos en un área de interés, nos volvemos más conscientes de las limitaciones de nuestro conocimiento y competencias.

Las características más notorias que subyacen al Síndrome del Impostor son las siguientes:

  • Confusión en el autoconcepto, baja autoestima social y global.
  • Principios elevados relacionados con valores como la honestidad.
  • Perfeccionismo.
  • Baja autoeficacia (bajas expectativas de éxito ).
  • Excesiva humildad aprendida, creyéndose carente de poder sobre las metas alcanzadas.
  • Sesgo de atribución causal: atribuye el éxito a factores externos, mientras que considera que el fracaso se debe a factores propios.
  • Ansiedad de prueba y social.
  • Miedo al fracaso
  • Alto nivel de preocupación.
  • Baja tolerancia a la frustración. frustración relacionada con la imposibilidad de cumplir con los altos estándares autoimpuestos
  • Percepción de cierto grado de incontrolabilidad sobre el ambiente.

Valerie Young asegura que el síndrome del impostor es más que un simple caso de inseguridad, es algo más complejo y lo relaciona con un sentimiento constante de la persona que cree no merecer el éxito.

¿Qué hacer para superarlo?

  • Reconocer, valorar nuestros talentos y competencias y sentirnos agradecidos por poseerlos.
  • Creernos capaces, aumentando nuestra confianza con frases como: "Estoy preparad@", "me lo merezco".
  • Concentrarnos en el valor y los beneficios que aportamos.
  • Reajustar nuestras expectativas.
  • Realizar una correcta atribución de nuestro éxito.
  • Reconocer que no somos perfectos. Sólo nosotros nos exigimos la perfección.
  • Aceptar el error como una forma de aprendizaje. El error no es sinónimo de ineptitud.
  • Ser compasivos con nosotros mismos.
  • Compartir y hablar de nuestros éxitos.
  • Rodearnos de personas optimistas que nos transmitan motivación.
  • Aceptar los cumplidos y elogios de personas que nos valoran de forma sincera.
  • Atrevernos a verbalizar lo que nos ocurre.
  • No ceder a la voz interior que nos dice que somos un fracaso
  • Realizar un listado de aquello que hemos realizado para obtener el reconocimiento. Será la evidencia de nuestro éxito.

Adamson Psicología (Granada)

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Escrito por

Mª Ángeles García Molina

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Bibliografía

  • Weir, K (2013). Feel like a fraud? American Psychological Association. https://www.apa.org/gradpsych/2013/11/fraud
  • Craig, L (2018). Are you suffering from imposter syndrome? American Psychological Association. https://www.apa.org/science/about/psa/2018/09/imposter-syndrome

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