¿Qué es el autismo?
Definida en 1943 por el psiquiatra de origen austriaco Leo Kanner, el autismo es un trastorno neurobiológico del desarrollo que provoca igualmente la alteración de algunas funciones. Suele diagnosticarse durante los primeros años de vida y, en función de la persona, puede evidenciar distintos síntomas, así como un desarrollo diferente.
Dos son las características comunes que suelen manifestar todos los pacientes con autismo: problemas a la hora de interactuar con los demás y el desarrollo de actividades y comportamientos repetitivos.
Se trata de un trastorno que suele tener un componente genético importante y es más habitual en niños que niñas.
¿Cuáles son las causas del autismo?
Las causas del autismo no están claras. Algunos profesionales hablan de un problema biológico que afecta al desarrollo cerebral durante la formación del niño en el interior del vientre de su madre como consecuencia de una alteración genética. Otros especialistas, en cambio, apuestan por un origen psicológico de este trastorno.
Lo que parece que sí se sabe es que los pacientes con autismo presentan también alteraciones bioquímicas, neurofisiológicas, morfológicas e inmunológicas, que más del 70 % presenta problemas en el desarrollo mental, que 3 de cada 10 padece también epilepsia y que un pequeño porcentaje manifiesta igualmente el síndrome del cromosoma X frágil o síndrome de Martin-Bell, un trastorno del gen FMR-1, localizado en el cromosoma X, que es hereditario y que causa discapacidad intelectual.
¿Cuáles son los síntomas del autismo?
La Organización Mundial de la Salud apunta que 1 de cada 160 menores tiene autismo. Durante los tres primeros años de vida es cuando suele diagnosticarse este trastorno, según una serie de manifestaciones que indican problemas de comunicación y de desarrollo, así como patrones y comportamientos repetitivos. Veamos cuáles son:
Antes de los 18 meses
No responde cuando decimos su nombre. No balbucea o dice algunas palabras (o frases, a partir de los dos años). No muestra interés en relacionarse con los demás ni en jugar. No le gusta que le toquen o le cojan. No nos mira ni presta atención a aquello que le decimos o mostramos.
Después de los 18 meses
No juega ni se relaciona con otros niños. No repite roles durante el juego (jugar a las casitas, darle patadas al balón, jugar con los coches…). No entiende las bromas y los chistes. En algunos casos, es consciente de que es diferente. Muestra comportamientos repetitivos. Presenta problemas para dormir o comer. Puede autolesionarse. No presta atención cuando le hablan los demás.
¿Cuáles son los distintos trastornos del espectro autista?
Los padres del trastorno del espectro autista, los austriacos Leo Kanner y Hans Asperger, definieron dos tipos diferentes de trastorno que presentan un denominador común: dificultades para interactuar y comunicarse con los demás, patrones repetitivos, sistema de intereses restringido. A partir de ahí, se habla de varios tipos de TEA.
- Autismo: suele detectarse durante los tres primeros años de vida. Es el autismo propiamente dicho. El menor evidencia problemas de comunicación, dificultad para relacionarse o para prestar atención a los juegos u a otras personas.
- Síndrome de Asperger: se diagnostica de manera más tardía. Se le considera un autismo de alto funcionamiento porque las personas que lo padecen no muestran ningún problema de desarrollo o cognitivo. Sí presentan dificultades para comunicarse, tanto de manera verbal como no verbal, así como falta de empatía e inflexibilidad cognitiva.
- Síndrome de Rett: las personas que padecen este trastorno suelen presentar problemas degenerativos y del sistema nervioso que afectan a la motricidad, el desarrollo cognitivo y la comunicación. Suele ser más habitual en niñas que en niños.
- Síndrome de Heller: se conoce también como síndrome desintegrativo infantil y suele diagnosticarse entre los 3 y los 4 años. El niño nace aparentemente normal, pero, a partir del segundo o tercer año, comienza a evidenciar una pérdida de los conocimientos adquiridos, tanto en el habla como en el desarrollo motriz.
- Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: se trata de una especie de cajón de sastre en el que se incluyen otros trastornos del espectro autista que, si bien comparten síntomas con todos ellos, no se pueden adscribir a un tipo específico.
¿Cuáles son las consecuencias del autismo?
Debido a los problemas de comunicación e interacción propios de las personas con autismo, la primera consecuencia afecta directamente al entorno familiar donde el niño crece y se desarrolla. Las familias de niños con autismo presentan cuadros importantes de estrés. También debemos mencionar agotamiento físico y mental en los padres.
El estrés no se debe solo al trabajo que puede conllevar el cuidado de un niño autista, sobre todo cuando estos presentan otro tipo de diversidad funcional o deficiencia, sino también a la incapacidad para comprender lo que le sucede al pequeño o para ayudarlo.
También incide en las relaciones sociales, por lo que es habitual que las familias con niños autistas no hagan mucha vida social y pública. El motivo está en las alteraciones y problemas de conducta del menor.
Por último, también tiene consecuencias económicas en la unidad familiar. A menudo uno de los dos progenitores deja su trabajo para cuidar al niño con autismo y trabajar con él, lo que incide en un menor nivel de ingresos.
¿Cómo ayudar a una persona que sufre autismo?
Muchos padres se encuentran perdidos y frustrados cuando a su hijo le diagnostican autismo, pues no saben qué hacer o cómo ayudarlo. Los expertos recomiendan una serie de pautas que pueden servir para ayudar a aquellos menores que padecen trastorno del espectro autista y que pasa también por la alimentación.
El primer punto es llevar seguir un plan de educación específico que habrá diseñado un psicólogo y que servirá para trabajar con él en casa. La alimentación también debe adaptarse. Muchos especialistas diseñan planes nutricionales para hacer frente a los problemas que presentan algunos niños.
Por último, es importante que su vida se convierta en una rutina. No hay que dejar nada a la improvisación. Deben marcarse unas pautas de trabajo, higiene y cuidados en el hogar que motiven, ayuden y aporte seguridad al menor, pero, sobre todo, que le inculquen una serie de hábitos que resultan imprescindibles para su aprendizaje y su desarrollo autónomo.
¿Quién te puede ayudar?
Los psicólogos especializados en trastornos del espectro autista son los profesionales indicados para el diagnóstico del menor. Cuando antes se realice, antes podrá dar comienzo al tratamiento. Por tanto, un diagnóstico precoz, pero sobre todo un diagnóstico correcto, es vital para poder comprender qué le pasa y ayudar al pequeño.
Como ya hemos apuntado, el psicólogo trabajará con los padres y marcará unas pautas de trabajo y rutinas para reforzar la convivencia y el aprendizaje del niño tanto en el entorno familiar como en el educativo.
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