Mis suegros son muy descuidados en el aseo y el aliño. Son buena gente y, especialmente mi suegro, es un gran lector y buen escritor. Pero ambos se asean muy poco, hasta el punto de que despiden un fuerte olor corporal. Visten muy desaliñados, con prendas inadecuadas, sucias y remendadas. La limpieza de su casa y de los enseres también deja mucho que desear (se dan por bañados en ríos o charcas, mi suegra reutiliza varios días el agua de la fregona, por ejemplo). Cuando los conocí, quizás por enamoramiento hacia mi marido, pensé que podría sutilmente mejorar su higiene. Pero, al contrario, su falta de aseo se va acentuando y mi marido, que antes era más aseado, está empezando a asearse menos, especialmente cuando pasamos días con ellos. Si menciono algo sobre la importancia del aseo y la buena presencia, mi marido responde que es más importante cultivarse leyendo libros (entre el trabajo y la casa, apenas me queda tiempo para hacerlo). Siento que, por este y otros motivos (en particular su falta de compromiso para tener hijos) me equivoqué eligiendo esta vida con ellos. Pero, al mismo tiempo, estoy paralizada frente a cualquier cambio, porque no puedo evitar centrarme en los años perdidos (más de diez y mi última juventud en ellos) en lugar de afrontar un futuro incierto.
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Mejor respuesta
1 AGO 2024
· Esta respuesta le ha sido útil a 3 personas
Hola Edel,
Gracias por abrirte de esta manera y compartir tus preocupaciones.
Entiendo tu malestar, tiene que ser una situación complicada tener que convivir con con ellos constantemente y no sentirte nada cómoda.
En el relato mencionas que haz hecho algún comentario indirecto a tu pareja sobre el aseo, has probado de hablarlo claramente y expresarle que no te sientes cómoda ante esta situación? A veces pensamos que el otro está entendiendo nuestro mensaje, pero puede ser que él no esté terminando de entender lo que le quieres decir. La comunicación es MUY importante en una relación y quizás durante una conversación abierta puedas ver si hay posibilidad de reajustar algunas cosas (en este caso el aseo personal) y obtener más claridad en aspectos importantes, como el tener hijos.
Has dicho que sientes que has podido equivocarte por elegir una vida CON ELLOS y aunque es verdad que en una pareja es inevitable muchas veces convivir con la familia, es él, tu pareja a quien tú has elegido y con el que podrías formar una familia, no sus padres. Aquí creo que es importante marcar límites.
Veo que hay dudas, inquietud e inseguridad respecto a seguir con él... Creo que además de intentar mejorar la comunicación, podrías plantearte algunas preguntas a ti misma,que te ayuden a confirmar si quieres seguir adelante o no.
Por último, el miedo y la parálisis al cambio, es muy normal en una situación así, nuestro cerebro hará todo lo posible por evitarlo y enfrentarnos a terrenos desconocidos... Sin embargo, quiero decirte, que todo cambio es una oportunidad. Tanto si decides seguir con él, como si no, los cambios serán necesarios.
En todo caso, te ofrezco mi acompañamiento si lo necesitas
2 SEP 2025
· Esta respuesta le ha sido útil a 0 personas
Lo que compartes transmite un nivel de desgaste muy profundo, y no solo por el tema del aseo o el desaliño de tus suegros, sino porque detrás se percibe la sensación de haber construido una vida que no termina de corresponderse con lo que deseas y que ahora te genera frustración y parálisis. Es normal que al inicio de una relación el enamoramiento difumine algunos aspectos que más adelante se vuelven difíciles de sostener, y que en tu caso la ilusión inicial hiciera que pensaras que podrías influir positivamente en sus hábitos. Hoy, al ver que no solo no ha mejorado sino que incluso tu pareja ha ido adaptándose a ese estilo, se despierta en ti una mezcla de desilusión, impotencia y miedo a haber invertido años valiosos sin la recompensa de un proyecto compartido que te ilusione.
Desde una mirada cognitivo sistémica, este conflicto no se reduce únicamente al aseo personal o a la limpieza del entorno, sino que refleja una dinámica de valores distintos y de formas de entender la vida que no terminan de encontrarse. Para ti, la higiene, el cuidado personal y la proyección hacia el futuro (como el compromiso de tener hijos) forman parte de lo que da sentido y estructura a una vida en común. Para tu pareja y su familia, parece que la balanza se inclina más hacia otros aspectos, como la lectura, la cultura o simplemente la naturalización de hábitos que a ti te resultan incómodos. Cuando en una relación de pareja se instalan estas diferencias fundamentales, es normal que se generen dudas sobre la compatibilidad y que aparezca la sensación de estar atrapada entre lo que has invertido y lo que todavía podrías construir.
Lo que expresas sobre centrarte en los años perdidos habla de un duelo que ya está en marcha: la tristeza de lo que imaginaste y no fue, unida al temor de iniciar un cambio y enfrentarte a la incertidumbre. Es importante validar ese dolor, porque no se trata de “simplemente tomar una decisión” sino de reconocer que tu historia tiene un peso emocional que te paraliza. En terapia se trabaja mucho esta transición entre mirar hacia atrás con reproche y empezar a mirar hacia adelante con mayor libertad. No se trata de negar lo vivido, sino de darle un lugar y aceptar que esos años también formaron parte de tu camino, aunque hoy duelan.
También es comprensible que el contraste con tu pareja te haga sentir incomprendida: mientras tú intentas hablar de hábitos o de proyectos de futuro, él responde minimizando tu necesidad de cuidado y reivindicando otros valores. Ese desencuentro no es algo menor, porque erosiona poco a poco la comunicación y la complicidad. A veces, el mayor problema no es la falta de higiene en sí, sino lo que simboliza: la falta de sintonía en lo que consideras básico para sentirte bien en tu vida diaria.
La pregunta de fondo no es tanto si tus suegros van a cambiar o si tu pareja va a recuperar viejos hábitos, sino qué necesitas tú para vivir con serenidad y coherencia. Eso puede implicar abrir conversaciones más profundas con tu marido, poner sobre la mesa lo que realmente deseas y lo que no estás dispuesta a seguir posponiendo, o incluso replantearte el proyecto de vida que habías dado por seguro. Ninguna de esas decisiones es sencilla, pero todas parten de un lugar común: darte permiso para escucharte a ti misma y reconocer que tu malestar es legítimo.
No estás sola en esta sensación de parálisis ni en el miedo a perder lo invertido. Con acompañamiento terapéutico puedes ir transformando esa mirada centrada en lo que quedó atrás hacia una perspectiva más orientada a lo que todavía puedes elegir y construir. El cambio no tiene que ser inmediato ni radical, pero sí empieza por reconocer que tu incomodidad no es un capricho, sino una señal clara de que algo en tu vida pide ser revisado.
30 JUL 2024
· Esta respuesta le ha sido útil a 1 personas
Buenas noches.
En terapia trabajaremos lo que te tiene paralizada al cambio.
Y vas a empezar a caminar hacia lo que es importante para ti.
Es el tiempo perdido lo que te molesta o el tiempo que está por venir que no logras encontrar la vida que te gaga vibrar hacia lo que realmentevte importa y te hace sentir bien?
Cuando trabajes estos temas, el tiempo será preciado para ti.
Anímate y da un paso, conócete
