Mejor respuesta
21 MAR 2023
· Esta respuesta le ha sido útil a 4 personas
Buenos días Eruga y bienvenida a Mundopsicólogos,
Veo que estás preocupada por los comentarios recibidos sobre el comportamiento de tu hija. Mira, el desarrollo infantil pasa por diferentes etapas y en el momento evolutivo en el que se encuentra tu hija, la etapa preoperacional, se pasa por lo que se llama "egocentrismo cognitivo". Este término hace referencia a la incapacidad de ponerse mentalmente en el lugar de los otros, es decir, de empatizar con los demás. Entonces, lo que ocurre en esa fase es que los niños están centrados en sí mismos, en satisfacer de manera rápida e inmediata las propias necesidades y, cuando no se logra esto, pueden aparecer rabietas de considerable intensidad. Esto suele acontecer alrededor de los 3 años (entre los dos y medio y los cuatro y medio, cinco aproximadamente; dependiendo de cada niño), pero no es algo relevante, en el sentido de que se sale de este egocentrismo de manera progresiva, a medida que va creciendo. Piensa que es un proceso que asciende hasta el pico que sucede alrededor de los 3 años y que, a partir de ahí, va descendiendo paulatinamente. No obstante, un consejo es el de marcar los limites de manera firme y consistente, tal y como la vida nos los marca a los adultos, pero con un lenguaje sencillo, claro y sin infantilismos, adaptado a su nivel evolutivo. Con esto me refiero a los actos y a las consecuencias de dichos actos, es decir, que tras una conducta positiva se responda con una consecuencia positiva directamente proporcional tal conducta (sin excederse ni quedarse cortos) y, a la inversa, si lleva a cabo una conducta negativa o disruptiva responderle con una consecuencia negativa también directamente proporcional a tal conducta. La consecuencia del primer caso es un premio o reforzamiento positivo (dar algo que sienta bien, primero material pero, con el tiempo, al repetirse este tipo de situaciones, sustituirlo por conductas, como por ejemplo ir a algún sitio que le gusta o hacer algo que le gusta, hasta que llegue un momento en el que el premio pueda ser de tipo afectivo, un abrazo, una caricia o un beso, ... por ejemplo). La consecuencia del segundo caso es el castigo y, ante la duda, siempre es mejor quitar algo que gusta que darle algo negativo (ojo, el castigo debe ser proporcional a la conducta en intensidad y en tiempo; a estas edades no tiene sentido un castigo que exceda más allá de 10 minutos, debido a que tienen una capacidad atencional reducida). Una vez salga de la "etapa egocéntrica", se podrá entrar a reflexionar con ella, siempre de una manera sencilla y clara adaptada a la edad de la niña, pero en este momento no tiene sentido dicha reflexión, por su incapacidad para ponerse en otro lugar que no sea el suyo propio. La fórmula perfecta es afecto + límites firmes y coherentes, aunque ante los límites surjan las rabietas. Para los padres esta sea una prueba para su propia tolerancia a la frustración, pero si estás informada, sabes que le estás ayudando a que aprenda a distinguir lo que sí de lo que no está socialmente aceptado, por muchas pataletas que pueda hacer y, también, que es ella es un agente activo en su propia conducta, y no su madre, puesto que puede elegir su conducta, ya que sabe las consecuencias de actuar de un modo y de otro.
Espero que esto te sirva de ayuda.
Atentamente,
Mónica de Brito