¿Qué cosa extraña ocurrió a mi novia?

Realizada por Donarold · 4 jul 2017 Terapias de pareja

Luego de unos 3 años de haber formalizado nuestro noviazgo, y mi novia a punto de terminar sus estudios universitarios se hizo amiga de un joven universitario de otra facultad.


Se estuvieron reuniendo, por un periodo de seis meses, en un grupo religioso que se daba citaba en algún salón de la universidad y ocasionalmente en la cafetería universitaria.


Mi novia, luego de que el grupo se dejara de reunir regularmente, empezó a visitar con frecuencia la cafetería de la universidad, antes de iniciar cada clase, porque además de comer, sabía que era frecuentada por aquel amigo, que le prodigaba halagos y piropos.


Ella siempre recibió de buenas ganas los halagos, conversaban un rato y luego cada uno volvía a su jornada de clases.

Ella asegura que aceptaba los halagos de este joven, ya que recibía muy pocos de mí. Los halagos del joven universitario siempre les agradaron y le hacían sentir especial. En lugar de halagos, yo siempre le mostraba mi descontento por su apariencia.


Ella tiene buena figura, es una mujer elegante, pero su estilos de peinados, no me gustaban y yo le mostraba mi descontento a menudo.


Lo que yo sentía por ella lo demostraba de otra manera, ella, sin embargo, deseaba más galanteo de mi parte, así que de alguna forma estaba hambrienta de ese trato que otros jóvenes le prodigaban, tal vez, con el fin de conquistarla.


Aquel amigo universitario, del que hable arriba, luego de hacer amistad con mi novia, llegó a visitarla a su casa junto a otros compañeros y en ocasiones él solo, estando la mamá de mi novia con ellos, bien para hablar de religión o compartir una charla amena.


Me enteré recientemente que también habían salido juntos sin que yo supiese nada de todo aquello.


Una fecha en que se celebraba el día del padre, mi novia decidió, como todos los años, visitar a su papá, que no vivía con ella. Decidí no acompañarla, cosa que molestó un poco a mi novia. Mientras ella se preparaba para ir a casa de su padre recibió la visita del amigo universitario, que realizaba prácticas de coro en una iglesia, que convenientemente quedaba cerca de donde vivía mi novia, y ya que estaba por salir, dejó que aquel amigo le acompañase.


Por cosas del destino, cuando mi novia se encontraba en casa de su padre, con el amigo universitario, aparecí, resuelto a corregirme por no haber ido con ella a casa de su padre.


Me sorprendió ver a mi novia con otro persona que no fuese yo. Le pregunté por la identidad de su acompañante, ya que no tenía idea ni de la existencia ni de la amistad que mi novia mantenía con aquel caballero.


Al verme, mi novia me presentó delante del amigo universitario solo por mi nombre cosa que me molesto mucho.


Estábamos en la cocina, mientras el amigo universitario estaba en la sala, y le exigí a mi novia que le dijera a su acompañante que yo era su novio o de lo contrario terminaría con ella.


Mientras discutíamos, el amigo, que oía la discusión que yo mantenía con mi novia, salió de la casa y entro en el carro de mi novia. Un rato después salimos y mi novia, en parte por mi insistencia, confesó, a su amigo, delante de mí, su noviazgo conmigo. El amigo universitario, aseguraría después, que mi novia le había confesado que tenía novio, pero que él había entendido que la relación no marchaba bien, por lo que el intentaba conquistarla.


Mi novia deseaba dejar a su amigo en casa y que yo me fuese a la mía, pero me negué y decidí ir con ellos. Al dejar al amigo universitario, ya de regreso, tuvimos una acalorada discusión, le reclamaba a mi novia, que mientras me guardaba de no causarle molestias con otras jóvenes, ella se paseaba con un compañero universitario del que yo no tenía ningún conocimiento y de la extraña presentación que hizo de mi ante su amigo en casa de su padre.


Mi novia aseguraba que solo era un amigo de la universidad, que no era nada importante. La discusión subió de tono, me bajé indignado del carro en medio del camino, resuelto a acabar con la relación.


Después de este incidente pasaron 2 semanas, sin que nos volviéramos a llamar ni ver.


Por este tiempo, mi novia fue visitada nuevamente por aquel amigo universitario. En esta oportunidad, la mamá, se encontraba ausente, ya que se había ido de viajes. Mi novia dejo pasar al amigo a la casa.


Empezaron a conversar hasta que el amigo preguntó por mí. Mi novia rompió en llanto. Su amigo se acercó a su silla y le ofreció su pecho para que ella llorase. Lloró por varios minutos, mientras el amigo acariciaba su cabeza y le decía palabras bonitas, lo maravillosa mujer que era, de cómo cualquier hombre desearía estar con ella y otras cosas más, intentando consolarla.


Cuando ella sintió que había llorado suficiente se incorporó y se dirigió al sillón que tenían al frente, más amplio, en el que se acomodó en posición de L, es decir, con las piernas extendidas a lo largo del sillón y la espalda apoyada a uno de los brazos del sillón.


El amigo universitario tomo su guitarra, con la que había ido a practicar en el coro religioso ese día, y empezó a cantar, cosa que provocó que mi novia empezara a llorar nuevamente. El amigo, dejando su guitarra, se acercó a ella, se colocó de rodillas y le ofreció nuevamente su pecho, para que esta volviese a llorar sobre él.


Continuó con las palabras halagadoras, mientras acariciaba su cabeza y sus brazos. Ella volvió a sentir aquellas palabras agradables, le hacían sentir bien, y en un momento, mientras apoyaba su cabeza sobre su pecho, y entre sollozos ella pidió a aquel amigo que la amase.


Ámame, le repetía al amigo visitante, ámame, eran sus palabras insistentes.


El amigo, animado, tal vez, por esta extraña petición de mi novia, colocó su rodilla entre las piernas de mi novia, que estaban cubiertas por una falda que vestía en esa oportunidad, y siguió acariciando su cabeza, sin dejar de hablarle palabras bonitas que le hacían sentir bien.


Ella insistió con su petición y aquel amigo dejó de acariciar su cabeza y empezó a bajar por sus brazos. Ella continuaba con su cabeza hundida en el pecho de él sollozando, así que bajo hasta sus piernas y empezó a acariciarlas debajo de la tela de la falda. Entre sollozos, ella seguía pidiendo que la amase. Su amigo siguió introduciendo su mano debajo de su falda y acarició sus muslos y su entrepierna y acaricio su sexo.


Mi novia confesó que entonces, sosteniendo fuertemente al amigo de los hombros, le pidió con acento imperioso, ámame definitivamente. Su amigo entendió lo que ella le estaba pidiendo y le dijo, así no, así no.


Ella en un arranque de molestia, recordando las palabras de su novio, quien días atrás le había dicho que no, cuando ella, llamándole por teléfono, quiso darle explicaciones, le dijo que todo estaba terminado y que no volviese a llamarlo y que respetase su casa, empujó al amigo visitante, diciéndole, eso no era lo que yo quería, eso no era lo que yo quería.


El amigo, arrojado por el empujón que mi novia le propinó, trato de hablarle, diciéndole que así no, tu eres especial, eres una hermosa persona, pero mi novia, en esos momentos sentía el “no” en su cabeza y no queriendo escucharlo, lo despidió de su casa.


Ella se quedó sola, y dormida, amaneció al día siguiente preguntándose, como era posible que hubiese ocurrido, que se dejase manosear por un hombre y de estar a punto de permitirlo todo.


Mi novia (ahora mi esposa) me confesó esto, ocurrido hace muchos años atrás, diciendo originalmente que hubo contacto carnal, que fue penetrada pero sin ser desflorada, es decir, que cuando el joven llego a su himen, ella lo empujo, intentando poner la culpa en el muchacho y no en ella, haciendo ver que todo se había tratado del aprovechamiento del joven estando ella fuera de si.


Finalmente, asegura que la versión que acabo de narrarles al principio es la verdad de los hechos, y que si me había dicho inicialmente que el joven la había penetrado sin desflorarla, era para descargar la culpa en el joven, avergonzada, porque siente que fue ella quien alentó al joven, estando fuera de si, para que ocurriese lo que narré al principio.


Mi pregunta es esta: ¿Qué era lo que esperaba mi novia del muchacho?, cómo es posible que una joven noble, de buenos principios y virgen, le pidiese a un hombre que la amase, permitir que este la manosease hasta su sexo y estar dispuesta a permitirlo todo, con la posible consecuencia de un embarazo, perdida de todo lo que valoraba: la virginidad que guardaba para el matrimonio y la posibilidad de no volver a recuperar a su novio.


Se trató sólo de una mujer que fue seducida por las palabras dichas al oído y que en un arranque de pasión, deseaba sentir, como ella misma aseveró en la confesión, que necesitaba sentir el amor de un hombre, que quería sentirse bien, que sentía luto o un gran vacío.

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Mejor respuesta 5 JUL 2017

Lo que deberias de hacer primero de todo es hablar con ella, no darle vueltas tu solo para ver que quereis los dos, y a donde quereis o no ir juntos.

En todo caso lo primero es que tu este bien y en eso si te podemos ayudar.

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Dr. Jaume Guinot Psicólogo en Granollers

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