Sufrí de ensoñación severa
Tengo 31 años. Desde que era adolescente sufrí de ensoñación inadaptada. En ese tiempo no sabía de lo que se trataba. Tampoco recuerdo en qué momento lo adquirí.
Era algo obsesivo que se desarrollaba siempre que estaba frente a un espejo, preferiblemente en mi habitación y la música hacía que mis fantasías fueran más divertidas y realistas.
Nunca nadie se enteró de lo que padecí, jamás hablé de eso con nadie hasta hoy. Creo que la violencia intrafamiliar, los gritos, los golpes, los maltratos que se presentaban entre mis padres desarrolló inseguridad, despersonalización, baja autoestima. Inconscientemente me desconectaba de mi realidad e imaginaba ser otra persona, en otro lugar y diferentes circunstancias para no enfrentar esa realidad tan dolorosa.
Estuve muchos años así. Mi vida se vio afectada porque actualmente se me dificulta tener conversaciones largas o amistades de larga duración, o reunirme en grupos grandes por mucho tiempo, siento que a nadie le interesan realmente mis cosas. Tengo una vida normal, pero no me gustan los compromisos, no tengo pareja ni tengo hijos.
Prefiero estar sola y el silencio. El caso es que de alguna manera cuando empecé a adquirir consciencia de esto me sentí muy avergonzada y lo hacía a escondidas y me encerraba porque era una adicción y hubo un tiempo en mi vida que luché por dejarlo, no fue fácil pero ver que estaba perdiendo la realidad me preocupó. Pensé que estaba enloqueciéndome. Lo primero que hice fue sacar los espejos de mi habitación, retirar el punto de despegue de las fantasías. Pero no fue fácil.
La buena noticia es que sí es posible dejar de hacerlo. Sí es posible. La cura está en nuestro interior y en la fuerza de voluntad y principalmente con la ayuda de Dios yo pude recuperar mi vida. Todavía trabajando en mejorar porque es un proceso.
A veces en el baño cuando me miro al espejo la fantasía me quiere dominar. Pero pienso que no es normal ese comportamiento y que yo quiero ser normal y dejo de mirarme y de fantasear. He logrado controlarlo y no que eso me controle a mí. No fue fácil, pero para todas las personas que estén pasando por lo mismo les puedo asegurar que sí se puede lograr enfrentarse a sus temores y vivir en la realidad. Debemos empezar por aceptar y perdonar lo que no podemos cambiar. Valen todos los esfuerzos internos y externos para rescatar la propia vida de este mal.