Compra compulsiva

El comprador compulsivo se diferencia del comprador ocasional de ofertas o del que se da un capricho en un mal día por la frecuencia exagerada y las cantidades desmedidas en las adquisiciones que acaban excediendo sus capacidades económicas. Así, las compras pueden pasar de ser por necesidad o un simple placer ocasional a un afán desmedido, incontrolado y recurrente por adquirir cosas.

En 1994, la psiquiatra Susan McElroy de la Universidad de Cincinnati señaló algunos criterios diagnósticos para determinar la "compra compulsiva":

- Actos o ansias de comprar de forma irracional, con impulsos irrefrenables y dominantes.

- Adquisición de más artículos de los que nos podemos permitir.

- Compras continuadas de productos inútiles durante prolongados periodos de tiempo: cantidades ingentes de zapatos y bolsos, aparatos electrónicos, utensilios de cocina, alimentos...El tipo de producto depende de las preferencias personales.

- Sufrimiento considerable a causa de la constante necesidad de comprar; alteración de las funciones sociales o laborales y aparición de problemas financieros (deudas o quiebra).

- Manifestación de excesos en las compras. A veces no son únicamente compras de consumo propio, en ocasiones estas personas disfrutan comprando para obsequiar a los demás.

Los afectados son conscientes de la inutilidad de sus actos, pero no pueden controlarlos. Es un "consumo sin control". Las consecuencias son sentimientos de miedo, vergüenza y depresión.

Según varios estudios (2005, Alemania; 2006, EE.UU), hasta un 6% de la población manifiesta síntomas de adicción a las compras manifestado en mayor medida en jóvenes y mujeres (80-95%). Existen pocos tratamientos concretos para este tipo de trastorno pero la Terapia Cognitivo-Conductual enfocada a "aprender a consumir" ha demostrado primeros resultados positivos.

¿Qué podemos hacer para evitar la compra compulsiva?

1. Planear nuestras compras: utilizando listas reflexionando sobre lo que realmente necesitamos y, a poder ser, habiendo comparado precios.

2. Evitar las compras cuando nos sintamos tristes o, si vamos al supermercado, evitar ir en los momentos en que tengamos hambre. Estos estados pueden modificar considerablemente la calidad y cantidad de nuestras compras.

3. Comprar en compañía nos puede ayudar a "reprimir" impulsos irrefrenables.

4. Tan importante como hacer una lista de lo que realmente necesitamos es calibrar lo que nos podemos permitir gastar sin que esto afecte severamente a nuestras finanzas.

5. Observa tu forma de consumir: detecta si tus compras desencadenan acumulamientos, desorden y deudas.

6. Los afectados no piden ayuda hasta que les "ahogan" las deudas o sus relaciones afectivas se ven afectadas. Si lo necesitas, pide ayuda profesional.

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