La terapia integración del ciclo vital

El niño/a interior sigue latente en nosotros aunque hayamos crecido. Nuestro/a niño/a interior es nuestro yo emocional.

Puede pasar que a nivel emocional sigamos comportándonos como ese/a niño/a que fuimos.

Debido a las circustancias que ese/a niño/a vivió en el pasado aprendió a interpretar las cosas y a comportarse de una manera determinada.

Puede ser que ese niño/a en el pasado fuera lastimado/a, no comprendido, maltratado, abusado... puede que aprendiera a no expresar sus emociones, a no valorarse, a no aceptarse... a no quererse, a no escucharse... a no cuidarse... Todas estas actitudes pueden estar latentes en el adulto en la forma de un niño/a interior herido/a que necesita ser escuchado e integrado. Mientras siga este niño/a herido/a, el adulto seguirá teniendo las mismas actitudes y comportamientos que tuvo de niño, ante hechos parecidos, perpetuando el malestar. Es como si se hubiera quedado a nivel emocional atascado.

La forma de comportarse defensiva fué la mejor forma de sobrevivir que encontró el niño/a en el pasado.

En el presente ante hechos parecidos la persona puede seguir comportándose como cuando era niño/a. Estos comportamientos defensivos causan malestar a la persona. 

En la terapia se trata de que el adulto escuche a ese niño/a, le atienda, le acepte, y le quiera para que se sienta seguro/a y con confianza. Al sentirse comprendido/a y amado/a encontrará formas más adecuadas de interpretar los hechos y comportarse sin seguir acumulando dolor.

Las formas defensivas de comportarse le ayudaron a sobrevivir a ese niño/a en el pasaso pero en el presente es necesario que se sienta seguro y con confianza para poder abandonar esas actitudes defensivas y así poder ser feliz y desarrollar su potencial 

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