Ya tienes una edad

Expectativas no cumplidas

A menudo llegado este momento hemos tenido una serie de expectativas, donde y como pensábamos que teníamos que llegar a este punto. El problema es que muchas de esas cosas no eran realistas, o no hicimos nada para lograrlas, y por otro lado algunas de ellas han sido de otros.

Laboralmente y en los estudios muchas veces pensamos que tenemos que tener un gran trabajo, casi nivel ejecutivo, pero en cambio tenemos un trabajo del montón. Este hecho no debe ser algo que nos hunda, sino que es el reflejo de una sociedad piramidal, en que muchos están abajo y cada vez menos arriba. En los estudios también hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene la capacidad para ello, y que a partir de los 25 años cada vez es más y más difícil estudiar.

"Me gusta la psicología y con la edad que tengo (36) no sé si vale la pena empezar esos estudios o tratar de reforzar los que ya tengo"

También nos dirán que deberíamos de tener pareja, e hijos, y un monovolumen para llevarlos a todos. Esto es solo una idea, una visión del mundo que no tiene porque ser nuestra. Quizás no hemos encontrado a la persona adecuada, quizás el trabajo no nos permite esa independencia o simplemente no hemos querido tener hijos aún.

Un futuro por construir

Dada la expectativa de vida que tenemos ahora mismo, nos queda más del 50% de nuestra vida por delante, y eso nos permitirá hacer muchas cosas. No nos enteramos de verdad de nuestra vida hasta la adolescencia, y eso representa que realmente solo hemos vivido 15 años de tomar decisiones.

Ahora toca plantearse de forma realidad donde uno esta y a donde le gustaría ir. Puede que sea más o menos lejos, pero estamos a tiempo de llegar a ello. Es importante, eso sí, hacerlo desde la calma, desde la serenidad y sin marcar plazos y fechas para ello.

Piensa cosas que querrías conseguir. Ahora plantéate que camino necesitas para llegar a ello y valora los recursos necesarios. Una vez tenemos claro el camino y el plan para ir hacia ello es cuando podemos empezar a caminar. Adelante, sin prisa, pero sin pausa.

Si en este proceso sientes que no tienes la capacidad o las herramientas para ello, es momento de buscar la ayuda de un buen psicólogo, a ser posible que sea también coach, por el tema, y podremos juntos buscar el modo de gestionar esta evolución. O quizás de poder asumir que estas bien donde estas y que pese a lo que digan los demás no tienes ni ganas, ni fuerzas, para cambiar tu mundo, siendo también una opción válida.

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